“SON FILÓSOFOS QUIENES NO LE TEMEN A LOS TEMAS NI A LOS CAMBIOS”
Por Lucas E. Misseri
Doctora en Filosofía por la Universidad de Barcelona, Espaa. Previamente graduada en la misma disciplina por la Universidad de Morn, Argentina. Ha ejercido la docencia universitaria desde 1976 en las universidades de Morn, Buenos Aires, Lomas de Zamora y Mar del Plata. Ha dictado seminarios y conferencias en universidades de Argentina, México, Eslovaquia, Inglaterra y Espa. Ha participado en diversos grupos de investigacin interesada por temáticas de la Filosofía Medieval, la Psicología y la intervencin filosfica en empresas, entre otros tantos intereses manifestados a lo largo de sus escritos nacionales e internacionales.
1. Una buena forma de comenzar a ahondar en tus ideas filosficas es consultarte ¿cmo entiendes a la filosofía? ¿Qué significa para ti la filosofía como concepto y como praxis?
En estos momentos entiendo a la filosofía como un cuestionamiento continuo que no se puede limitar. En varios espacios académicos, nacionales y extranjeros, he presenciado algunas controversias sobre el tema: si quien se dedica a la historia de la filosofía puede alguna vez llegar a filsofo, si el cuidado de sí es filosfico, si dedicarse a la lgica es también hacer filosofía, o ésta es una ciencia aparte y cuestiones por el estilo… y me parece que todos esos cuestionamientos son una pérdida de tiempo y un desvío para no involucrarse en la accin filosfica. Sería interesante, tal vez, considerar a la filosofía como un verbo, una accin que se ejecuta desde mltiples cuestionamientos ya que, si bien es cierto que no todos los problemas son filosficos, sí podemos decir que todos los problemas tienen un trasfondo filosfico. No podemos filosofar negando el enfoque histrico, por ejemplo, pero tampoco podemos hacerlo slo desde él. Por ejemplo algunos filsofos analíticos desprecian todo aquello que salga de sus fronteras y, por oposicin «los contrarios» desprecian a los analíticos… un sinsentido porque ambos poseen provisorias certezas. El cuestionamiento, la carencia de verdad, la finitud, la bsqueda de una ausencia, genera angustia y asombro. Es un sentimiento que se apodera del ser humano sin que éste se pueda escabullir hasta tanto no halle una respuesta que le permita alcanzar cierto estado de tranquilidad. La angustia combinada con el acaso, el asombro y la duda siguen siendo situaciones límite que nos enfrentan a la condicin humana generando una pregunta ética acerca de ¿qué depende de mí y qué no para superar las crisis? ¿podemos hacer lo que queremos? ¿hay límites a nuestra voluntad y deseo? Y todo esto ha de ser dicho, y se utilizan signos, y secuencias semánticas para expresarlo y también se secundan los postulados de las ciencias. Todo esto y mucho más hacen de la filosofía una praxis. A veces encuentro que algunos estudiosos de la filosofía, que no filsofos, han hecho todo lo posible por ponerle límites al darnos la «respuesta» correcta o la «definicin» o «interpretacin» justa. Considero que muchos deseosos de ser filsofos se limitan a sí mismos al no poder abrirse al acontecimiento del pensar cuestionador que, de alguna manera, se privan, se escamotean la riqueza reflexiva ante el desplazamiento de su propio centro para escuchar al otro. En lo personal no concibo una verdad con carácter de absoluta, como muchos pensadores, no slo Nietzsche, se me ocurre pensarla en tanto nomádica¸ para no morirme de angustia. Claro que no niego la «verdad» en que una intervencin quirrgica puede salvarme la vida… pero no es una práctica que se mantenga en el devenir temporal, porque ella también se ha ido modificando desde el inicio de esa práctica. (Y ya me fui de tema…) regresando a la cuestin de la praxis o pragmática filosfica, puedo decir, recordando conversaciones con quienes considero «mis maestros» (Valentín Cricco, Francis Kennedy, Francesc Fortuny, Miguel Candel…
o tal vez sea mejor no poner nombres para no ser injustos en el recuerdo), que tal vez hoy preguntarnos si es posible una pragmática de la filosofía produce cierto vértigo, como hablar de epimeleia o de asesoramiento filosfico, porque se nos puede confundir con la mal llamada terapia de autoayuda, pero en los siglos de Grecia, Roma y el imperio Carolingio, no pasaba esto porque se sabía perfectamente que la Filosofía era algo práctico y vívido. A partir del ao mil, la filosofía se va haciendo cada vez más mística y se la deja de considerar til y práctica. En la modernidad encontramos pocas expresiones de este tipo, por ejemplo en Pascal o en Hume. A partir del siglo XIX, a quienes se animan a ello, se los trata de «irracionales» un concepto para analizar ¿pueden ser Schopenhauer o Nietzsche irracionales? ¿O más bien utilizan una forma racional diferente a la deseable por quienes quieren ser dueos del discurso? Y es así que la Filosofía participa cada vez más de esa consideracin despectiva y cada vez se «separa» más de la realidad cotidiana y del pragmatismo. Para una inteligencia cientificista, los aportes filosficos son muy parciales mientras que la razn desde su paradigma ideal cientificista, es considerada como lo verdaderamente pragmático para la vida cotidiana en este mundo humano, garantizando el mejoramiento de las condiciones de vida. Quiero aclarar que no voy contra el cientificismo sino contra el «fundamentalismo» o «religiosidad» cientificista. Por esto y más, es imprescindible un ejercicio filosfico, un aprendizaje que armonice las reflexiones, que proporcione operatorias que no sean meramente eruditas sino que aporten la capacidad de poder «abrir» las cuestiones y modificarlas o dejarlas pero «sospechando» algo de lo que ocultan. Y acabo de tocar un tema en el que me gustaría detenerme: el ámbito erudito, muchos estudiantes y estudiosos se instalan en él y no toman la «erudicin» como un momento de la filosofía sino que reducen a la filosofía a filología. El filsofo entiende «de todo» (con esto quiero decir que sus ámbitos de trabajo son mltiples y no que puede hablar de «cualquier cosa»), una muestra de filsofo la tenemos en Foucault: Filsofo, socilogo, psiclogo, historiador, u otros pensadores que se involucran en más de un área disciplinar. Desde mi perspectiva, son filsofos, precisamente, quienes no le temen a los temas ni a los cambios, los que no se cierran en «su» discurso sino que realizan lo que podemos entender un «descentramiento», porque muchos hablan de muchas cosas pero ninguna la practican. Hablan de Foucault, pero son incapaces de escuchar, de descentrarse y tratan de universalizar su punto de vista muy poco reflexivo, detestan la metafísica y hablan como si la ousía existiera muy contante y sonante; utilizan las cinco voces universales en su discurso como si todas fueran ante rem, idea sustancial platnica existente antes de la creacin y, encima, son creacionistas cuando niegan serlo, hablan… hablan… o peor an: solo balbucean. Son detalles que a todos se nos escapan pero a los que, considero, tendríamos que atender.
2. Sabemos que tienes una particular perspectiva de la Filosofía Medieval, ¿podrías compartirla con nosotros? ¿Qué significa el concepto de Filosofía Medieval? ¿Por qué algunos hablan de pensamiento del Medioevo y no de filosofía?
Para esta cuestin comenzaré por el final: ¿Por qué algunos hablan de pensamiento del Medioevo y no de filosofía? Por mucho de lo que dije antes, porque denigran, ignoran, el motivo es el mismo que se aplica al «pensamiento oriental», «senegalés», «guaraní», etc. Es un modo despectivo de dirigirse a otras formas de intelectualidad, manteniendo aquello de que la filosofía nace en Grecia y tiene que ver con un modo de preguntar específico, el famoso ti estin, que puede permitir pensarlo de alguna manera cientificista, pero a esa forma de preguntar también la puedo pensar como: qué es esto de vivir, qué es esto de estar en crisis¸ qué es esto de angustiarme, sin embargo se lo piensa desde uno de los grados de saber enunciado por Aristteles, el de la episteme, generando una sobrevaloracin del saber «científico». En el ámbito cotidiano, que es el que a mí me permite considerar «cmo estamos», la inteligencia se nota en la resolucin de problemáticas y me pregunto ¿Sirve para algo la educacin institucionalizada cuando no permite que las personas resuelvan desde sí? Aquí habría que entrar en cuestiones acerca de lo que entendemos por ciencia, por conocimiento, por auto-resolucin, cmo se la consideraba antes y cmo se la considera ahora. De acuerdo con las definiciones «correctas» pareciera que el medioevo no nos ha brindado ese tipo de saberes, cosa que es muy errada ya que, en primer lugar es un período amplísimo de pensamiento, de cuestionamiento, tal vez haya sido uno de los mayores periodos cuestionadores, donde prácticamente toda situacin se la tomaba como quaestio para ser disputada. Se trabajmucho en herboristería, se comenzcon los primeros estudios sobre ptica, de hecho los anteojos –cristales con aumento– pertenecen a este período, comenza utilizarse una pieza de metal, generalmente plata u oro, como bien de cambio: la famosa moneda; se desarrollaron ciencias de dominio sobre la naturaleza; comenzel surgimiento de la burguesía, la industria –sobre todo de la cerveza– y, en medio de todo esto, el pensar acerca de cmo decir Dios dio un impulso sumamente productivo e importante para lo que hoy comprendemos como filosofía del lenguaje pero esto de que haya surgido de un problema teolgico hace que se le desprecie y que se inventen distinciones con las teorías desarrolladas en la contemporaneidad. Lo digo a nivel de comentaristas que no de estudiosos. Por ejemplo, la definicin de signo realizada por Agustín de Hipona en su diálogo De magistro transforma al diálogo, junto al desarrollo de la suppositio, y el metalenguaje de suma actualidad y fue tratado por Boecio, Tomás de Aquino, Ockham, Erasmo, Lluís Vives, Lutero, Malebranche, Locke, Pascal, Unamuno, Peirce, María Zambrano, Ortega y Gasset, de Saussure, Wittgenstein, Kierkegaard, Morris, Eco, Deleuze, Ricœur, Foucault, Lacan… y es por esto que trato de abordarla desde una perspectiva diferente, tampoco soy demasiado novedosa al relacionar con autores contemporáneos. La mal llamada edad media fue muy amplia y abarcvarias formas politeístas y monoteístas, los aportes del mundo musulmán han sido, tanto en medicina como en matemáticas, olvidados. La distincin entre Alta y Baja Edad Media procede de un equívoco entre la lengua alemana y la castellana: Baja no significa «decadente» sino «reciente»; en oposicin a Alta que significa «antigua», «lejana»: Alt: viejo, antiguo. Cierto que es un periodo signado por la inquisicin, pero vergonzosamente la muerte «ideolgica» –que abarca a la religiosa–, en todas sus formas y en las del genocidio están a la orden del día, por no ir más lejos podemos ver cmo la modernidad inicia con un gran genocidio provocado por la ambicin en el descubrimiento de un nuevo mundo, anteriormente era la ambicin religiosa de pretender unificar una creencia y hacer que el mundo respondiera al deseo de «algunos» que –diríamos– detentaban el centro de poder. Una forma que en la actualidad tampoco nos es ajena al buscar la homogeneidad de creencias, criterios y deseos, el consumismo político, estético, jurídico, cuando la riqueza –considero–, está en la heterogeneidad, pero es más complicada… Entiendo que la homogeneidad se repliega sobre sí misma y requiere el sometimiento de todas las mentes en una verdad que se considera la nica posible. La heterogeneidad, en cambio, acepta la diversidad de pensamientos, los mltiples caminos en bsqueda de la verdad. El concepto Medieval tuvo que ver con que se consideraba a este periodo, de más de quince siglos, ubicado en el medio de dos «glorias», Grecia y la naciente y gigante racionalidad todopoderosa que pondría al hombre por encima de toda la naturaleza creada y de su creador; en esto estamos más cerca del medioevo que de los utpicos deseos modernos. Los medievales no se veían así mismos en el medio de nada y muchos admiraban a los pensadores griegos y romanos (aclaro que utilizo indistintamente, pensador o filsofo) por eso como enunciara Bernardo Silvestre (o de Chartres, neoplatnico del siglo XII), somos como enanos subidos en hombros de gigantes y por eso vemos más lejos. Mi modo de acercarme a la filosofía de los siglos –III al XV, fue sin querer. Nunca había imaginado antes de 1984, que este periodo encerrara tanta riqueza y que se lo tratara de oscuro por incapacidad comprensiva. Estoy bastante convencida que si se hicieran las tesis de maestría o doctorado analizando con mayor profundidad el status quaestionis
o se hicieran las recensiones sin basarse en bibliografía secundaria, comenzarían a visualizarse estos antecedentes. Cada vez encuentro más temas que se han analizado en este periodo de una manera bastante similar a la actual. Nos vemos sumidos en un inevitable anacronismo desde el momento que no podemos historiar apartándonos del lugar en el que estamos analizando el pasado, vemos «coincidencias» que nos hacen pensar en un continuum, en relaciones causales, sin tener en cuenta que también es importante que seamos Pierre Menard, el personaje del cuento de J. L. Borges que reescribe el Quijote transformándolo en su escritura repetitiva y plagiada, en otro texto. Cada momento del desarrollo del pensamiento resuelve sus problemáticas de modo ingenioso y algo diferente a las épocas anteriores. De acuerdo a lo que venimos diciendo, algunos pensadores realizan acciones que se pueden analogar a lo realizado por la cultura medieval cristiana, por ejemplo, en el medioevo se trataron de negar los antecedentes griegos y judíos y del mismo modo en nuestro tiempo algunos incautos tratan de negar los antecedentes medievales. Insisto en sealar que no todo fue autoritario, rígido y oscuro, si bien muchos de estos filsofos han sido monjes, aplicaron la duda, uno de los principios fundamentales de la filosofía, a los fundamentos impuestos desde el principio de autoridad. El mundo medieval se caracteriza por poseer muy pocos «ilustrados», sin embargo se luchpor la educacin en la lectoescritura comprensiva de los hombres en el monasterio, para que pudieran interpretar por sí mismos la multiplicidad de signos con que hablan las Escrituras y poder debatir con los peritii sobre ellas. En algunos casos llegaron a entrever la verdad como producto de la «apariencia», entendiendo este ltimo término como el aparecerse, mostrarse de algo cuya comprensin absoluta les era negada. Hoy pienso que es un universo que mezcla los niveles de visible/invisible y esa situacin les provoca sueos, que intentan ser controlados desde los ámbitos religiosos usando para su interpretacin y estudio a especialistas. No slo la Iglesia fue, y sigue siendo, una estructura simblica, pero también lo es nuestra cotidiana realidad, como modificErnst Cassirer la definicin de hombre dada por Aristteles por «Hombre animal simblico» y hoy también hablamos de «sujeto conceptual». Ese universo simblico colabora en la generacin de visiones que les provocaron a esos hombres, angustias y temores por la posible pérdida del más allá, de la inmortalidad del alma y del mundo paradisíaco. Este tema lo trabajé en el inicio de la cursada de este ao y también lo presenté en la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires porque el tema de las «visiones» no es privativo de ese entorno dado que hoy muchas sociedades las manifiestan de manera diversa. Los medios de comunicacin masiva las favorecen incrementando la ilusin de ser o poseer lo imposible, así como también lo hace el consumo de drogas alucingenas que colaboran en encontrar aquello que los medievales tanto deseaban. En los aos de 1960-1970 y los posteriores, se las considercomo una «puerta» de entrada al «más allá». Un más allá de la simple percepcin –The Doors, las puertas, cuyo nombre posiblemente inspirado en Aldous Huxley y su obra Las puertas de la percepcin que inicia con un epígrafe del poeta del siglo XVIII William Blake «Si las puertas de la percepcin quedaran depuradas, todo se habría de mostrar al hombre tal cual es: infinito»–. También hoy, 2013, las epistemologías y gnoseologías contemporáneas nos sealan que el mundo no existe como nuestra percepcin lo concibe y buscamos anteojos 3D para ver más allá y la física nos muestra la posibilidad de que sea, el mundo, un holograma, al estilo del Mito de la caverna de Platn, un mundo de sombras donde aquello que lo refleja se escabulle infinitamente porque viene «filtrado» por los sentidos, muy mentirosos porque no nos brindan la totalidad de lo percibido al inventar, eliminar y agregar, sin nuestro consciente permiso, elementos a nuestras sensaciones. Como les acontecía a aquellos hombres a quienes se les aparecía el demonio de varias maneras y estaban absolutamente convencidos de que era así, se nos presenta a nosotros un mundo del que no siempre desconfiamos. Su representacin gnoseolgica se realiza a través de la relacin que el hombre establece entre sí mismo y su forma de «imaginar» el mundo. Una «imagen» que se constituye en la relacin con los otros desde las normas familiares y sociales, «imágenes» afectadas desde un texto, en el caso medieval, el bíblico; toda una serie de vínculos relacionales que condenan al hombre a una eterna mediacin de sentido «imaginario» de lo que entiende que es la realidad. La filosofía rene las preguntas por el origen, por el bien y el mal, por la belleza y la fealdad, por el ser y el no ser, por la sensibilidad y por la inteligencia, por la pasin y la razn, cuando se critica al medioevo por un real exceso de religiosidad, sus pensadores ¿preguntan o solo responden? Si preguntan y cuestionan, si dudan y se angustian, si se sorprenden, entonces podemos decir que están en la bsqueda de esas verdades y esas explicaciones, y que esto es filosofía. También es un mito considerar que estos filsofos no aceptaban el uso de la razn, la usaban y mucha lgica porque tenían que demostrar lo indemostrable. Los siglos a los que nos referimos son profundamente filosficos porque apuestan a la pregunta, al cuestionamiento y a la duda, y también al docto en duplicidades. En ellos encontramos actualidades como las dobles naturalezas, la actual cuestin del Doppelgänger, las fines del mundo, la esperanza en que todo acabe y acceder a una nueva arca de Noé, los cometas, incendios, tsunamis, vaticinando un futuro atroz, surgieron las consideraciones de oficios marginales y la inquisicin de la que no hemos podido desprendernos; la destruccin de nuestra privacidad, el principio de individuacin, el principio de identidad que descubre la ordenacin de lo real para crearnos la ilusin del mundo en el que estamos… Y hay dos formas de proceder filosficas que se las debemos a una muy criticada Escolástica: la quaestio y la disputatio. Al negar este proceder se borrsu uso facilitando que algunos filsofos se creyeran los dueos de una eterna verdad, la de sus enunciados y explicaciones y no la reflexin sobre los mismos. En el texto presentado en la Academia Nacional de Ciencias y en esas clases dije que «los medievales, esos raros que nos legaron nuestra normalidad, son quienes también nos permitirán dirigirnos hacia comprensiones nuevas en el reconocimiento de las formas de vida solapadas que an conservamos».
3. Tu tesis aborda la figura de Otloh de San Emeramo. ¿Qué fue lo que descubriste en ese pensador? ¿Cmo fue el proceso de descubrimiento que te lleva dar con sus escritos e incluso a traducirlos?
El proceso de «descubrimiento» tiene como sustento que, en el Proslogion escrito por Anselmo de Canterbury, hay una frase en la que el propio autor relata que se le acercaron los monjes del monasterio de Bec pidiéndole a él que era tan inteligente que elaborara una prueba sobre la existencia de Dios que no dejara la más mínima duda. Y sobrevino la simple y hasta tonta pregunta, si alguien pide pruebas es porque no está seguro de algo, en este caso, es porque no cree. Y ahí salí a buscar a «mi monje ateo» como relato al inicio de mi Tesis doctoral. Lo hablo con Francis Kennedy, escocés cura y profesor de Medieval y encuentra en un libro que estaba leyendo que no era sobre el tema en cuestin, posiblemente movido por mi curiosidad que le permitiprestar atencin a la cita, una frase de este desconocido Otloh –alemán del siglo XI–, en la que decía que «Dios no existe y no existe ninguna verdad en las Sagradas Escrituras». Me trajo traducida la cita, estaba en inglés, con todos los datos bibliográficos, con lo que puedo decir con profundo agradecimiento que ahí comenzmi tesis y mi bsqueda. En este pensador –casi contemporáneo de Anselmo, quien detestaba la duda y trataba de insensato a quien no creyera casi ciegamente en Dios–, descubrí el ateísmo medieval y que había alguien tal vez más importante que Anselmo, que no estaba traducido, que toda su obra dormía inquietamente en la Patrología Latina. También me permitiencontrar a otros nombres de la duda sobre la existencia de Dios que abundan en el devenir de los siglos XI y XII y de la aceptacin de la dialéctica –Filosofía–. Otloh, en su afán por alcanzar desde sí mismo «la luz de la razn» que le otorgaría un fundamento para la «luz de la fe», había decidido aprender a escribir a escondidas a la edad de siete aos aproximadamente, a los doce ya era un monje copista, contradijo los deseos paternos y se dedica dar lugar a aquello que el profundo deseo le perturbaba, desobedece el mandato tanto familiar como abacial y escriturario y lee y hace algunas cosas prohibidas. Logra superar sus hesitaciones y escribe la que se considera la primera autobiografía De suis tentationibus. Como dije, esta riquísima obra no estaba traducida, por ella a partir de finales del siglo XIX se lo trata de monje neurtico, y consideré la importancia de traducirla. A mí me corresponde el hallazgo del texto, la seleccin de otras obras, pero la excelente traduccin se la debemos al profesor, latinista, de la Universidad de Mar del Plata, Santiago Bazzano. Esta obra fue publicada dos veces, una en Espaa, otra en Alemania pero en castellano. Ella me permiti, no slo hacer una muy bien valorada Tesis doctoral –por el hallazgo–, sino también dar cantidad de conferencias y seminarios, tanto en psicología como en filosofía.
4. Antes mencionábamos la labor de traduccin que has hecho en tu tesis y en la cátedra en la que te desempeas. ¿Hasta qué punto consideras que se pueden traducir los textos? ¿Encontraste algo intraducible en Otloh?
Mmmm pregunta con vericuetos, una obra que se traduce se lleva de su entorno a otro entorno siempre diferente. Fue llamativo ver que algunas palabras que estaban en la obra que Otloh había escrito en latín, pero conservaban la base de un incipiente alemán, Santiago las tradujo de una manera, literal, pero significaban otra cosa, además cuando estaba en Regensburg, ciudad natal de Otloh, me di cuenta de cmo cambia nuestra imaginacin la geografía física y mental. Los tiempos y los espacios eran muy diferentes y más que cambiar la traduccin hube de cambiar mi forma de pensar la explicacin sobre la escritura del «viajero Otloh», venerabilis Otlohnus. La traduccin tiene muchas realizaciones, continuamente estamos traduciendo y creemos que, inclusive en nuestro entorno, las cosas son como las percibimos y trasladamos ese interior perceptual nuestro a todo ámbito hasta que nos damos cuenta de toda la carga que llevamos con la que no podemos hacer más que reconocerla y prevenirnos de nuestros artilugios. Me preguntas si encontré algo intraducible en Otloh y te diría que todo porque sigo sin saber si lo que digo de él pudo ser así, y nada porque ya fue transferido en la interpretacin siempre en modo condicional, nunca afirmativo.
5. Sabemos que no slo te has limitado a la historia de la filosofía sino que has hecho innumerables entrecruzamientos con la denominada filosofía práctica y la psicología. ¿Qué estás investigando actualmente y cuáles son tus proyectos académicos futuros?
Sí, a raíz de mi prolongada estadía en el exterior di con un grupo de maravillosas personas y amigos –regenteados por Rayda Guzmán y «soportados» por Miguel Candel Sanmartín, en ese entonces Director del Departamento de Filosofía de la Universidad de Barcelona, que no tarden ampliarse a los amigos de Holanda, Venezuela, Francia, Alemania, Argentina–, que estaban planeando abrir, en la Universidad de Barcelona, un máster sobre Asesoramiento filosfico y gestin social, comenzamos a conversar y les interesmi «oblicuidad» sobre el tema, algo que hacía sin saber demasiado que era «eso» lo que hacía, podría decirse, intuitivamente. Y surgitanto la aceptacin del máster por la Universidad como la de mi propuesta sobre: el tema de los modelos dialgicos, la filosofía práctica vista por Francesc Fortuny –un adelantado catalán en estas cuestiones y mi primer director de tesis–, y la cuestin del signo en Agustín y Ockham. Además pude aprovechar las conferencias brindadas por los colegas que formaban parte del staff. La experiencia fue sumamente productiva por el nivel que se dio y me permitiafianzarme en estas cuestiones que se estaban recuperando en la filosofía contemporánea –ya que se vuelve en la década de 1960 a esta práctica–, y ahora comienzo a dirigir una Tesis Doctoral sobre el tema. En cuanto a mi relacin con la psicología también tiene que ver, en parte con lo del máster, porque hubo que trabajar intelectualmente mostrando que no es lo mismo el asesoramiento que la terapia psicolgica y que, para algunas cuestiones de índole patolgico se obtendrían mejores y más prontos resultados con el trabajo en comn, incorporando, además, la medicina, el derecho, el arte y la sociología. Pero allí no termina mi historia con el ámbito de la psyché porque, como creo haber dicho antes, a Otloh lo trataron de «monje neurtico» y esto me permititrabajar con fuentes primarias y tratar de ahondar en los diferentes sentidos con que se aborda la neurosis, de este modo presento desde 2010 un seminario sobre filosofía y neurosis, sobre todo la aplicacin de este tratamiento en los monjes del siglo XI… u otros. De aquí también surgieron otras cuestiones y ahora, además de mis investigaciones de relacin entre Ockham y Nietzsche, o Duns Scoto y Foucault, o Leibniz, o la definicin de signo en Agustín y los lingistas contemporáneos –cuestiones que no abandono–, estoy dedicándome a la cuestin de la identidad personal en autores como Agustín que en Confesiones realiza la distincin entre ¿qué somos? Y ¿quiénes somos? siendo esta segunda pregunta la que da lugar a la cuestin del «doble» y la identidad, junto a las miradas críticas de Hannah Arendt, Clément Rosset, Derek Parfit, David Hume y muchos pensadores más, incorporando filmes, pinturas y literatura. Todo esto gracias a uno de mis ayudantes en Psicología que trabajel tema en su tesis de grado, Ginés del Mar Masiá, con él estamos investigando el tema, y proyectando un seminario y conferencias al respecto. Esta cuestin es muy amplia, son muchas las aproximaciones tericas que se pueden hacer y podría permitirnos acceder a nuevos conceptos en algunas áreas de la filosofía, la psicología, la sociología, las letras, la ética, la antropología…
6. Hay quienes a diario cuestionan no slo la tarea de los estudiosos de la filosofía medieval sino de la filosofía como disciplina. ¿Cuáles consideras son los principales desafíos que enfrenta la filosofía en el siglo XXI y qué aportes puede brindar?
Presumo que mucho de lo que me preguntas aquí lo he respondido al inicio, respuestas mías muy extensas… Tal vez vendría bien una frase para aquellos que reniegan de la filosofía: afortunadamente hay disciplinas para todos los gustos, sería muy triste que todos quisiéramos hacer lo mismo, el problema lo veo, como decía arriba, en la denigracin, en la subestimacin, en quienes consideran que lo mejor es lo que ellos hacen, que por cierto lo es para cada uno de nosotros, pero se pierden de incursionar en otros ámbitos y se quedan reducidos a su propia y falaz seguridad. Hace muchos aos me autodefiní, en otra entrevista, como kamikaze porque huyo de los lugares seguros, yo, que sufro de vértigo, me gusta este vértigo, me aburre lo montono. Parafraseando a Guillermo de Ockham, podría decir que para quienes gustan de la filosofía posee determinadas cualidades que no se pueden demostrar ni imponer, y para quienes no, la filosofía no solo carece de esas cualidades sino del sujeto que las sustenta. «Todo depende del lugar en donde coloquemos los signos que, por otro lado, están vacíos de significante, nico». Para mí tampoco la filosofía es todo, es mucho pero no todo aunque haga pasar mucho de mi vida por ella. Considero que nos puede brindar variados acercamientos… sobre todo en el reconocimiento de la diferencia entre las personas y su valor residiendo precisamente en esa diferencia. Me gusta mucho, en lugar de decir «eso no es así», preguntar «¿por qué lo pensás de ese modo?» una pregunta que no se practica. Y me parece que esta forma de apertura y desplazamiento imposible para muchas personas es un aporte de la filosofía que siempre estuvo, como también estuvo su contraria, la dogmatizacin. ¿Qué buscamos? Como antao, buscamos la «verdad» en la propia imposibilidad de hallarla y tal vez lo que hallamos son más cuestiones que se asemejan a las que se plantearan en Grecia buscando un origen que nos sealuna invencin, una ficcin: ¿a qué vinimos a este mundo? ¿cuál es el origen? ¿y si no hubiera origen? ¿por qué todo es un caos, un desorden? ¿es necesario un orden? ¿por qué? Y creemos responder cuando utilizamos alegorías, lo «dicho de otro modo» allo agorein, lo que permite considerar y hasta aceptar la diferencia de significacin. Más allá de las arcaicas continuidades es el ejercicio de la filosofía el que por ahora nos sigue permitiendo «defendernos» ante cualquier embate del azar, porque hasta quienes combatían y combaten el uso de la Filosofía, la aplican en sus argumentaciones y en sus formas de presentar las querellas. Pero también hay quienes, estando en la filosofía se empean en ignorarla. En lo personal le doy mucha importancia a la argumentacin pero no en un sentido meramente lgico sino pasional, afectivo, intuitivo, que reniega del convencimiento por ella sino que busca la apertura dialgica, pero no siempre pude hacerme entender en este deseo y otros me han recriminado por creer que pretendía lo contrario… este es, también, el problema de la traduccin.