PROMETEICA - Revista de Filosofia y Ciencias. 2025, v. 32
Artículos
https://doi.org/10.34024/prometeica.2025.32.18653
MULHERES NO PLANEJAMENTO TERRITORIAL RURAL NOS ANDES DE AYACUCHO (PERÚ)
COMO PARTICIPAM?
WOMEN IN RURAL TERRITORIAL PLANNING IN THE ANDES OF AYACUCHO (PERÚ)
How do they participate?
MUJERES EN LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL RURAL EN LOS ANDES DE AYACUCHO (PERÚ)
¿Cómo participan?
(Instituto de Investigación Geográfico Andino Rural, Perú)
(Instituto de Investigación Geográfico Andino Rural, Perú)
(Instituto de Investigación Geográfico Andino Rural, Perú)
(Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Perú)
(Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, Perú)
Recibido: 196/05/2024
Aprobado: 01/03/2025
RESUMO
O objetivo deste artigo é analisar a participação das mulheres no planejamento territorial rural nos Andes de Ayacucho (Peru). O estudo foi qualitativo e foram entrevistadas 11 mulheres (agricultoras) e 6 homens (com cargos administrativos). As mulheres desempenham um papel activo e significativo no planeamento territorial rural, superando desafios e promovendo a ajuda mútua através da organização comunitária. Existem barreiras ligadas aos papéis tradicionais de género que limitam a sua plena participação no
planeamento territorial rural. No entanto, a presença de mulheres nas reuniões de tomada de decisão aumentou significativamente, embora ainda existam desafios como dar prioridade à voz dos homens em grupos comunitários. Este avanço mina a necessidade de promover uma maior inclusão e equidade de género em funções de liderança no planeamento territorial rural.
Palavras-chave: planejamento territorial rural. papéis de género. participação das mulheres. igualdade de gênero.
ABSTRACT
The objective of this article is to analyze the participation of women in rural territorial planning in the Andes of Ayacucho (Peru). The study was qualitative and 11 women (farmers and ranchers) and 6 men (with positions in administration) were interviewed. Women play an active and significant role in rural territorial planning, overcoming challenges and promoting mutual aid through community organization. There are barriers linked to traditional gender roles that limit their full participation in rural territorial planning. However, the presence of women in decision-making meetings has increased significantly, although there are still challenges such as prioritizing the voice of men in communal assemblies. This advance underscores the need to promote greater inclusion and gender equity in leadership roles within rural territorial planning.
Keywords: rural territorial planning. gender roles. women's participation. gender equality
RESUMEN
El objetivo de este artículo es analizar la participación de las mujeres en la planificación territorial rural de los andes de Ayacucho (Perú). El estudio ha sido cualitativo y se ha entrevistado a 11 mujeres (campesinas y ganaderas) y 6 hombres (con cargos en la administración). Las mujeres juegan un papel activo y significativo en la planificación territorial rural, superando desafíos y promoviendo la ayuda mutua a través de la organización comunitaria. Existen barreras vinculadas a los roles de género tradicionales que limitan su participación plena en la planificación territorial rural. Sin embargo, la presencia de las mujeres en las reuniones de toma de decisiones ha aumentado notablemente, aunque todavía hay desafíos como la priorización de la voz de los hombres en las asambleas comunales. Este avance subraya la necesidad de promover una mayor inclusión y equidad de género en los roles de liderazgo dentro de la planificación territorial rural.
Palabras clave: planificación territorial rural. roles de género. participación de las mujeres. equidad de género.
Introducción
La planificación territorial es una disciplina científica orientada a dirigir el funcionamiento y desarrollo de los sistemas sociales, con el propósito de transformar la realidad actual hacia escenarios futuros que beneficien el bienestar colectivo y el desarrollo integral de una comunidad (Graffe, 2006). Comprende acciones administrativas que buscan distribuir equitativamente en la población las actividades socioeconómicas, proteger y renovar el territorio, y garantizar el acceso a servicios públicos, promoviendo la equidad, el desarrollo social y un crecimiento sostenible (Ocampo, 2017). Además, su objetivo incluye corregir los desequilibrios generados por la actividad humana, abordando desigualdades económicas, sociales, ambientales y culturales (Sandoval, 2016).
La planificación rural basada en la autosuficiencia de los hogares pobres puede, en el mejor de los casos, contribuir a estabilizar la pobreza, pero rara vez a superarla. Dadas las deficiencias de las políticas,
programas y proyectos de desarrollo rural para lograr impactos significativos en los ingresos y el empleo y, por ende, en la reducción de la pobreza rural, se hace evidente la necesidad de implementar una nueva estrategia de desarrollo para los territorios rurales. Esta nueva estrategia se basa en un enfoque territorial, multisectorial y participativo. Su objetivo es empoderar a las poblaciones rurales en la toma de decisiones, fomentando esfuerzos coordinados entre los sectores privado y público (Kuan, 2010).
El proceso de planificación territorial requiere la implicación activa de la sociedad civil y el fortalecimiento de habilidades para la administración efectiva y la consecución de metas compartidas. Es esencial comprender cómo se pueden sincronizar los intereses y metas de diversos actores en un territorio para satisfacer las necesidades sociales. Esto conlleva la inclusión de actores representativos y líderes territoriales, asegurando que los actores no representativos tengan la oportunidad de contribuir legítimamente con sus ideas y que sus sugerencias sean valiosas para el proceso de planificación (Leiva, 2017).
En América Latina, los avances en la promoción de la igualdad de género dentro de la planificación territorial, particularmente en los sectores de educación y salud, se deben a políticas públicas enfocadas en ampliar el acceso a la educación, mejorar los servicios de salud y promover la inclusión de mujeres en estos ámbitos. Estas iniciativas han sido posibles a un creciente reconocimiento del impacto positivo que la equidad de género tiene en el desarrollo social y al esfuerzo por reducir desigualdades estructurales históricas. Sin embargo, en el ámbito económico, los avances han sido limitados debido a la persistencia de estructuras económicas desiguales y la insuficiencia de políticas que garanticen una inclusión plena de las mujeres en el mercado laboral. La equidad económica exige no solo cambios estructurales profundos, como la redistribución de roles y oportunidades laborales, sino también políticas específicas que fomenten la participación activa de las mujeres. Además, algunas políticas diseñadas para cerrar brechas han tenido efectos no deseados, dificultando en ocasiones avances significativos en igualdad de género (Arora et al., 2023). En este contexto, el empoderamiento de las mujeres es clave para garantizar su participación efectiva, especialmente en áreas como la organización rural, donde las desigualdades son más evidentes (Baylina y Salamaña, 2006).
Las mujeres rurales son fundamentales para el desarrollo y la sostenibilidad de los territorios rurales, aportando valiosos conocimientos sobre prácticas agrícolas y conservación de la biodiversidad. A pesar de su importante contribución, a menudo se subestima su papel. En el mercado laboral, enfrentan desafíos significativos, incluyendo condiciones desiguales y la dificultad de equilibrar el trabajo y la vida familiar. Es esencial reconocer y abordar estos desafíos para garantizar su inclusión y participación efectiva en el proceso de planificación territorial rural (García et al., 2020; Vásquez et al., 2019; Díaz y Sabaté, 2003).
En las áreas rurales de los Andes se evidencia escasez relativa de mujeres jóvenes, esto representa una amenaza para su sostenibilidad social pero también para la participación en la planificación territorial. Se atribuye la emigración de mujeres a factores como las oportunidades laborales y educativas en las ciudades capitales. Además, se destaca la feminización de las migraciones rurales como un reflejo de la desigualdad social, territorial y de género. Para entender el desarraigo femenino, es crucial considerar las estructuras simbólicas de dominación y la supremacía urbana (Pérez, 2013). Otro aspecto que afecta en la toma de decisiones en la planificación territorial rural es la minoritaria representación de las mujeres en cargos públicos y políticos (Ortega y Parra, 2019).
La participación de las mujeres en la planificación territorial rural es un tema complejo con varias dimensiones donde destacan la importancia de la participación de las mujeres en los programas de desarrollo con impacto en la autoestima y la autonomía económica (Mora et al, 2019). Además, el papel de las mujeres en la planificación para el desarrollo rural se basa en garantizar la seguridad alimentaria a través de la incorporación al mercado laboral sin o con remuneración (Gómez y Rico, 2024).
En las estructuras de poder Según Harcourt y Escobar (2007), la participación de las mujeres tiene un impacto significativo en el territorio en el que viven, ya que luchan por condiciones de vida dignas y equidad de género. Sin embargo, a pesar de su participación, las mujeres rurales a menudo se quedan
atrás en términos de derechos de propiedad, con las compras de tierras y la redistribución de las herencias favoreciendo a los hombres. Como señala León (2003), es crucial que las políticas de redistribución permitan a las mujeres, tanto rurales como urbanas, convertirse en propietarias y tener control directo sobre sus bienes y recursos. Esto no solo reduciría su vulnerabilidad ante la viudez, la separación, el desempleo y la invalidez, sino que también fortalecería su capacidad de negociación dentro del hogar y la comunidad, reforzando su identidad individual y colectiva.
El problema de investigación se centra en la participación de las mujeres en la planificación territorial rural en los Andes de Ayacucho (Perú), un tema clave para el desarrollo sostenible de estos territorios. A pesar de su rol fundamental en la conservación de la biodiversidad, las prácticas agrícolas y el sostenimiento de las comunidades rurales, la participación de las mujeres en la toma de decisiones dentro de este proceso sigue siendo limitada. Así, surge la pregunta central: ¿Cómo participan las mujeres en la planificación territorial rural y cuáles son los factores que condicionan su inclusión?
Metodología
Este estudio se llevó a cabo desde un enfoque cualitativo, utilizando técnicas interpretativas que se centran en describir, descodificar, traducir y sintetizar el significado de los eventos que ocurren en un territorio (Ruiz, 2012). Las técnicas empleadas en esta investigación incluyeron entrevistas semiestructuradas, observación participante y fotografía. Las entrevistas semiestructuradas proporcionaron información detallada sobre las percepciones, experiencias y barreras enfrentadas por las mujeres, mientras que la observación participante permitió comprender sus roles y dinámicas en tiempo real dentro de los espacios rurales. La fotografía, por su parte, fue clave para capturar visualmente los contextos sociales, territoriales y culturales, aportando un enfoque complementario que reflejó las condiciones de vida, los eventos cotidianos y los escenarios donde se desenvuelven. Estas técnicas revelaron eventos significativos como la toma de decisiones comunitarias, actividades productivas y desafíos específicos de género, destacando la interacción de las mujeres con su entorno. La combinación de estas técnicas fue esencial para construir un panorama integral, vinculando lo narrado en las entrevistas con lo observado y documentado visualmente, y así profundizar en la comprensión de su participación en la planificación territorial.
La selección de las personas entrevistadas se dividió en dos grupos: los informantes clave, que son personas que ocupan un cargo de responsabilidad, y las mujeres de los cuatro centros poblados andinos del distrito de Los Morochucos en el departamento de Ayacucho. Se utilizaron dos tipos de muestreo para seleccionar a los grupos de entrevistados. En primer lugar, la selección de los informantes clave (las autoridades de los centros poblados), caracterizada por identificar a las personas con conocimiento general (Bernard, 2011). En segundo lugar, el grupo de mujeres se seleccionó mediante la técnica de cadena de referencia o bola de nieve. Esta técnica permite que, a partir de un informante clave, se identifiquen posibles candidatos para la entrevista, teniendo en cuenta su conocimiento sobre la temática abordada en la comunidad. Es decir, este proceso comienza con un participante que puede llevar a otros (Morse, 1991; Solana, 2015).
La entrevista es una técnica fundamental en la investigación cualitativa, cuyo objetivo es recopilar información a través de un guion de entrevista preestablecido. La interacción entre el entrevistador y el entrevistado permite capturar la descripción de la vida cotidiana, interpretar su significado y comprender el papel de las mujeres en la planificación territorial rural. Esta técnica se centra en interactuar con los entrevistados sobre aspectos específicos de interés, lo que permite obtener información relevante para la investigación (Kvale, 1983).
Se entrevistó a un total de 17 personas: 6 autoridades y 11 mujeres. Las edades de los participantes oscilan entre los 30 y los 80 años, y la mayoría se dedica a la ganadería, agricultura y comercio. Las entrevistas se llevaron a cabo en diferentes lugares: 4 en Chanquil, 4 en Huallchancca, 4 en Juscaymarca y 5 en Satica (Figura 1).
Figura 1. Mapa de ámbitos de entrevistas realizadas
Fuente. Elaboración propia
Estas comunidades se caracterizan por su entorno rural andino, rodeado de paisajes montañosos y una fuerte conexión con la naturaleza. Su población es predominantemente quechua-hablante, lo que refleja una rica herencia cultural y una identidad profundamente arraigada en las tradiciones de los Andes. Las actividades económicas principales incluyen la agricultura y la ganadería, siendo pilares fundamentales para su subsistencia. Desde el punto de vista sociodemográfico, Los Morochucos enfrenta desafíos como el acceso limitado a servicios básicos, la emigración de jóvenes hacia las ciudades y la desigualdad de género, especialmente en términos de participación política y económica.
Resultados y discusión
La participación de las mujeres en la planificación territorial rural es un aspecto que requiere especial atención. En este proceso, las mujeres a menudo se involucran en actividades domésticas que suelen ser invisibilizadas, mientras que los hombres se dedican a trabajos remunerados en diversas áreas, como la agricultura o proyectos municipales, como la construcción de infraestructuras.
Tanto hombres como mujeres participan en las reuniones de toma de decisiones en las comunidades. Sin embargo, la presencia de mujeres es notablemente mayor, ya que los hombres suelen estar ocupados con trabajos remunerados y no tienen tiempo para asistir y son reemplazados por sus esposas o hijas. Este aumento en la participación femenina también se debe a la existencia de una penalización por inasistencia por parte de las autoridades, lo que hace obligatoria la presencia de al menos un miembro de la familia.
La ganadería juega un papel transversal en su vida de las mujeres y hombres, ya que esta actividad no solo proporciona ingresos económicos a través de la venta de productos como el queso, sino que también contribuye a la educación de sus hijos. Las mujeres rurales entrevistadas, sin excepción, aspiran a que sus hijos se conviertan en profesionales en lugar de seguir la tradición ganadera y agricultura tradicional. Para lograr este objetivo, hacen el sacrificio diario de cuidar sus animales, asegurando así un futuro mejor para sus hijos. La planificación territorial rural está estrechamente vinculada a la gestión de su ganado. Este aspecto no solo representa una fuente de ingresos económicos, sino que también provee sustento para su familia a través de productos derivados como la leche, el queso y la carne. Por lo tanto,
su contribución a la planificación territorial es esencial, ya que incorpora una perspectiva única y práctica basada en su experiencia diaria y sus responsabilidades económicas y nutricionales.
Las mujeres asisten a las reuniones comunitarias con el propósito de involucrarse en la toma de decisiones. Estas reuniones, que suelen llevarse a cabo tres veces al año, son organizadas por las autoridades locales. Los encuentros se realizan en el local comunal, al cual las participantes llegan a pie, en motocicleta o utilizando acémilas como medio de transporte.
En estas reuniones, expresan sus opiniones sobre diversos procesos relacionados con la planificación, incidiendo especialmente en la relación entre la ganadería y el territorio, así como en el cultivo de alimentos. Además, las mujeres abogan por propuestas que promueven la igualdad de derechos. Estos hallazgos coinciden con Zaragocin (2007) donde menciona que la participación de las mujeres en las reuniones debe ser escuchadas por los actores locales como el que presiden la autoridad, pero también las organizaciones que trabajan en temas de género.
A pesar de la resistencia de algunas autoridades locales, que consideran que las reuniones de planificación territorial no son un lugar para las mujeres, la participación de las mujeres en la planificación territorial rural es crucial. Las autoridades comunales sobre todo integrantes jóvenes reconocen la necesidad de mejorar la equidad de género y la igualdad de oportunidades a través de la educación para combatir el machismo predominante en las áreas rurales. Aunque él mismo es consciente de que forma parte de una sociedad machista, entiende que la sociedad debe cambiar, mejorando la educación y promoviendo la igualdad entre hombres y mujeres. Los hallazgos de Revesz (2006) señalan que el proceso de toma de decisiones en la planificación territorial del desarrollo rural implica la participación de mujeres y hombres, lo que genera nuevas posibilidades y oportunidades para la implementación de una gobernanza territorial.
La participación de las mujeres en la planificación territorial rural se manifiesta en diversas formas, aunque se ve limitada por roles de género tradicionales. En actividades planificadas, como la limpieza del canal de riego, la mejora de la carretera, la plantación de pinos y la construcción de ambientes comunitarios, la asistencia de las mujeres se reduce a un 20%, ya que estas tareas requieren un esfuerzo físico considerable y han sido tradicionalmente realizadas por hombres. Sin embargo, las mujeres que asisten desempeñan un papel crucial en la preparación de alimentos para el almuerzo, un rol que también ha sido tradicionalmente asumido por ellas.
A las reuniones asisten tanto mujeres y hombres, pero casi siempre van un poco más mujeres, pero opinan más los hombres, las mujeres no hablan mucho, solo escuchan (Genoveva, pobladora Juscaymarca).
En las áreas rurales, aunque las mujeres asisten en gran número a las asambleas, pocas de ellas expresan sus opiniones. Esta situación intensifica el desafío de la toma de decisiones para la planificación estratégica. La participación de las mujeres no se limita a la toma de decisiones, sino que también abarca actividades de trabajo físico, como la realización de obras comunitarias. Estas actividades, que involucran a mujeres, hombres, niños y jóvenes, tienen como objetivo mejorar la comunidad a través del trabajo conjunto y en equipo. En las reuniones, las opiniones de todos los participantes son consideradas y registradas en el libro de actas, lo que refleja la participación de las mujeres en este proceso. Sin embargo, a pesar de que las mujeres asisten en mayor número a estas reuniones, aún son pocas las que expresan sus opiniones.
Es así como la participación de las mujeres en la planificación territorial rural es una lucha constante por hacer valer sus opiniones. Los hallazgos de Farah (2008) coinciden con los resultados que, en los últimos años, el estatus social y familiar de las mujeres en algunas zonas rurales ha cambiado rápidamente, otorgándoles mayor libertad y autonomía en la toma de decisiones. Este cambio también se refleja en la capacidad de las mujeres, especialmente las más jóvenes, para generar sus propios ingresos. En cuanto a los hombres, aunque una gran parte de su estatus sigue estando fuertemente vinculado al ámbito productivo y a la paternidad, la idea de que deben ser los únicos proveedores económicos del hogar también está cambiando.
Fotografía 1. Mujer en una asamblea haciéndose respetar su opinión
Fuente: Archivo propio, enero 2022.
Aunque la opinión de las mujeres en las reuniones de planificación territorial rurales a menudo no se considera, su asistencia en la toma de decisiones ha aumentado en los últimos años. Sin embargo, las desigualdades de género en la participación política aún persisten y afectan el desarrollo de la sociedad. Los hallazgos de Christensen et al. (2023) señalan que si las mujeres no asumen roles de autoridad, seguirán estando en desventaja frente a los hombres y su participación se limitará a la opinión y no a la toma de decisiones. Además, si las mujeres no se empoderan en sus derechos para participar, la igualdad económica remunerativa y la posibilidad de lograr una formación profesional seguirán siendo metas lejanas. Tal como señala Deere y León (2001), a pesar de un reconocimiento simbólico importante para las mujeres en varios sistemas culturales, todavía existe discriminación y exclusión hacia ellas. Este reconocimiento aún no se traduce en una mayor participación en los espacios de toma de decisiones en la política comunal
En las estructuras de poder, la junta directiva está conformada tanto por hombres como por mujeres. Sin embargo, a menudo se relega a las mujeres a ocupar cargos de menor influencia, como vocal o tesorera, lo que limita su poder de decisión en temas trascendentales como la planificación territorial de su comunidad. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de promover una mayor inclusión y equidad de género en los roles de liderazgo dentro de la planificación territorial rural.
Fotografía 2. Junta presidencial en Juscaymarca encabezada por presidente y una mujer como vocal
Fuente: Archivo propio, enero 2022.
Aunque hay evidencias de mejoras en la participación de las mujeres en la planificación territorial rural, estas son excepcionales y con frecuencia se enfrentan a críticas y discriminación. Un ejemplo de esto es la comunidad de Cusibamba, donde una mujer logró ocupar el cargo de presidenta. Sin embargo, fue
objeto de críticas por parte de los hombres, quienes cuestionaron sus opiniones y utilizaron términos discriminatorios y marginadores. Esta discriminación no se limita a las mujeres que ocupan cargos, sino que también se extiende a las que asisten a reuniones o participan en faenas comunales. Las autoridades actuales sostienen que solo los hombres deben participar en estas actividades, limitando así el derecho de las mujeres a participar en su comunidad debido a su género.
Los hombres menosprecian a las mujeres, porque cuando van las mujeres dicen por qué vienen las mujeres que vengan sus maridos, cuando hay faena también no quieren que vayan mujeres (Vilma, pobladores de Cusibamba).
A pesar de que en los últimos años las mujeres han ocupado cargos de presidencia en dos centros poblados, ninguna ha asumido el cargo de alcaldesa en ningún centro poblado, lo que representa un desafío para los próximos años.
Tabla 1. Mujeres que ocuparon cargos de autoridad en centros poblados rurales
Centros poblados | Presidente | Alcalde | Integrante de la junta |
Chanquil | Nunca | Nunca | Sí (vocal, tesorera) |
Juscaymarca | Nunca | Nunca | Sí (vocal, tesorera) |
Huallchancca | Una vez (2018) | Nunca | Sí (vocal, tesorera) |
Satica | Una vez (2019) | Nunca | Sí (vocal, tesorera) |
Fuente: Elaboración propia con datos de entrevista a autoridades.
A pesar de que las autoridades comunales reconocen la necesidad de la participación de las mujeres en cargos decisorios, como alcaldesa o presidenta, los esfuerzos para lograrlo son limitados. Actualmente, las mujeres ocupan cargos de regidora, tesorera o vocal, y aunque existen mujeres líderes, su participación en cargos de autoridad es mínima o nula. Esto se justifica por la falta de disponibilidad de tiempo, ya que ocupar el cargo de presidencia implica realizar diversas acciones durante dos años sin remuneración o reconocimiento, lo que algunas mujeres consideran una "pérdida de tiempo".
La escasez de mujeres en estos cargos se atribuye tanto a su limitado conocimiento en áreas de gestión y acceso a capacitación para ser autoridad, como a la carencia de propuestas dirigidas a ellas para asumir dichos roles. En el momento de las elecciones, las propuestas suelen ser de hombres para hombres, o de mujeres para hombres, pero raramente de hombres para mujeres o de mujeres para mujeres. A pesar de que hay mujeres dispuestas a asumir estos cargos, no se les propone durante las elecciones en las asambleas generales.
Hasta ahora han ocupado cargo solo los hombres, porque se proponen entre ellos mismos y a las mujeres nadie propone; dicen que las mujeres no podemos porque tenemos animales y otras cosas que hacer, por eso no quieren, siempre hay cosas que hacer cuando eres autoridad (Leduvina, pobladora Satica).
Hay mujeres dispuestas a asumir roles de autoridad, pero enfatizan la necesidad de capacitación o actualización previa para adquirir un mayor conocimiento. Aunque en el pasado las mujeres no tenían acceso a la educación, hoy en día la mayoría ha completado su formación académica y está dispuesta a asumir cargos de responsabilidad.
Es innegable que existe una brecha de género en las áreas rurales. A pesar de los avances logrados en los últimos años para reducir esta brecha en dimensiones sociales, ambientales, económicas e institucionales, aún persisten desafíos significativos. Tal como señala Ikechukwu y Okola (2023) la participación de las mujeres en la gestión local es crucial para cerrar las brechas de género en los puestos de autoridad. Para lograr esto, es esencial la participación de las instituciones públicas y privadas. En algunos casos, estas instituciones tienen la obligación de ayudar a resolver problemas de interés público, incorporando la perspectiva de género en las políticas y planes de acción, con el objetivo de disminuir las desigualdades sociales y de género
La participación de las mujeres en la planificación territorial rural implica la revalorización del territorio como un espacio de relaciones y transformaciones, vinculando la cultura con el desarrollo. Se promueve la participación ciudadana y se visibiliza a las mujeres como actores clave en la gestión del territorio (CELATS, 2020). En este contexto, se propone un modelo de desarrollo territorial que enfatiza la participación protagónica de los actores sociales del territorio, priorizando la solidaridad sobre la competencia, lo comunitario sobre el individualismo, y la sociedad antes que el mercado (Sabogal, 2020).
Los hallazgos de Ville et al. (2023) mencionan que la gestión de los recursos territoriales con una perspectiva de género contribuye a la sostenibilidad y a la democracia, especialmente en la política de desarrollo rural, donde la desigualdad de género se percibe como un problema técnico. Aunque se ha observado un aumento de mujeres en el sector de gestión de recursos, los cambios en el número de mujeres en puestos de toma de decisiones son escasos. Es esencial que las mujeres participen en la toma de decisiones en políticas de gestión territorial, como la forestal, para promover la inclusión de otros grupos sociales. No obstante, el éxito o fracaso de la igualdad de género está sujeto a los estereotipos de una región donde la norma social hacia la igualdad de género aún es débil (Kuhn y Wolter, 2023).
Desde la perspectiva de las mujeres, la planificación territorial rural implica la organización de la población para enfrentar dificultades, promoviendo la ayuda mutua entre vecinos y el apoyo en trabajos comunales. Se enfocan en mejorar la alimentación y el cuidado de los animales, y en incrementar la cantidad y calidad del ganado vacuno. Por otro lado, los hombres perciben la planificación como un esfuerzo físico en las tareas comunales. Así, se evidencian diferencias en la percepción de la planificación territorial entre mujeres y hombres, reflejando los roles que asumen en el hogar y en la comunidad.
Las mujeres participan activamente en los procesos de planificación territorial rural, aunque enfrentan ciertas desigualdades con los hombres, principalmente debido a los roles tradicionales asignados por su género. A pesar de que la asistencia de mujeres a las reuniones de toma de decisiones ha aumentado, esto se debe en gran medida a que los hombres, al optar por el trabajo remunerado, no disponen de tiempo para asistir a las reuniones, siendo reemplazados por sus esposas o hijas. En estas reuniones, las mujeres influyen en aspectos como la ganadería, el cultivo de alimentos y la igualdad de derechos. Aunque las mujeres han logrado empoderarse y obtener mayor independencia económica a través de su participación en las reuniones y la capacitación en diversos temas, aún existen barreras para asumir cargos de autoridad y representar a sus comunidades. Estas barreras están vinculadas a los roles tradicionales de género, como la responsabilidad de cuidar a los hijos y preparar alimentos, que limitan su participación en reuniones para asumir responsabilidades.
Reflexiones finales
Las mujeres desempeñan un papel activo en la planificación territorial rural, centrando sus esfuerzos en la organización comunitaria para superar desafíos. Promueven la ayuda mutua y el apoyo en trabajos comunitarios, y se dedican a mejorar la alimentación y el cuidado de los animales, así como a aumentar la cantidad y calidad del ganado vacuno. A pesar de que su asistencia a las reuniones de toma de decisiones ha experimentado un aumento, todavía existen obstáculos que les impiden asumir cargos de autoridad y representar a sus comunidades. Estas barreras, que están vinculadas a los roles tradicionales de género, como la responsabilidad de cuidar a los hijos y preparar alimentos, limitan su capacidad para participar plenamente en la planificación territorial rural.
Aunque están involucradas en actividades domésticas, su presencia en las reuniones de toma de decisiones es notablemente mayor que la de los hombres. Las mujeres rurales contribuyen significativamente a la planificación territorial a través de su trabajo en la ganadería y su aspiración de una educación profesional para sus hijos. A pesar de los desafíos, continúan desempeñando un papel activo en la planificación territorial rural, abogando por la igualdad de derechos y haciendo oír sus voces.
A pesar de los avances, las mujeres aún enfrentan desafíos significativos, como la tendencia a priorizar la voz de los hombres en las asambleas comunales y la asignación de roles domésticos específicos a las mujeres. Sin embargo, están ganando cada vez más espacios para ser escuchadas y tomadas en cuenta. Además, es necesario promover una mayor inclusión y equidad de género en los roles de liderazgo dentro de la planificación territorial rural.
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