https://doi.org/10.34024/prometeica.2024.30.16497

 


VÍNCULO DE UN GRUPO DE JÓVENES CON SU ESPACIO HABITADO DURANTE LA PANDEMIA


YOUNG PEOPLE'S CONNECTION TO THEIR LIVING SPACE DURING THE PANDEMIC


VÍNCULO DE UM GRUPO DE JOVENS COM SEU ESPAÇO DE VIDA DURANTE A PANDEMIA


Juan Camilo Cardona Castaño

(Universidad Autónoma de Guerrero, México)

21250487@uagro.mx

Recibido: 24/03/2024
Aprobado: 17/06/2024

 


RESUMO

A pandemia mundial proporcionou a oportunidade de refletir sobre o território e a existência humana. O propósito desta pesquisa foi explorar a relação com o espaço habitado a partir da perspectiva de jovens de 15 a 17 anos em situação de vulnerabilidade durante a pandemia. Para isso, foi utilizado um enfoque metodológico de pesquisa qualitativa com 26 jovens, precedido por imersão no campo, oficinas participativas e diálogos de saberes. Um mapa participativo foi utilizado como ferramenta adicional. Os resultados revelaram que o espaço habitado adquiriu importância para os jovens durante a pandemia, tornando-se um refúgio que lhes permitiu conectar-se com a natureza e experimentar novas sensações, como sons, apreciar a paisagem e desfrutar da natureza. Eles reconheceram que, antes da crise sanitária, este lugar carecia de valor para eles, mas a pandemia os levou a reconsiderá-lo como um local de proteção que os tornou menos vulneráveis. Embora o objetivo tenha sido alcançado parcialmente devido às incertezas da saúde pública global, os participantes transformaram sua percepção do espaço, gerando um novo significado que fortaleceu suas habilidades individuais para enfrentar a pandemia de COVID-19.

Palavras-chave: ambiente. quarentena. território. vulnerabilidade.


ABSTRACT

The global pandemic has provided an opportunity for contemplation regarding both territorial dynamics and human existence. The aim of this investigation was to delve into the relationship with inhabited spaces from the perspective of vulnerable youths aged 15 to 17 during the pandemic. To achieve this, a methodological approach rooted in qualitative research was employed, involving 26 young participants. This approach was preceded by immersive fieldwork, participatory workshops, and knowledge-sharing dialogues. Additionally, a participatory mapping tool was utilized. The findings unveiled a newfound significance of inhabited spaces for the youths amidst the pandemic, as they evolved into sanctuaries fostering connections with nature and facilitating novel sensory experiences. They acknowledged that prior to the health crisis, these spaces held little value, but the pandemic prompted a reevaluation, recasting them as protective havens that mitigated their vulnerabilities. While the research objective was only partially attained due to global public

health uncertainties, the participants' altered perception of space engendered a novel significance, bolstering their individual capacities to navigate the challenges posed by the COVID-19 pandemic.

Keywords: environment. quarantine. territory. vulnerability.


RESUMEN

La pandemia mundial brindó la oportunidad de reflexionar sobre el territorio y la existencia humana. El propósito de esta investigación fue explorar la relación con el espacio habitado desde la perspectiva de jóvenes de 15 a 17 años en situación de vulnerabilidad durante la pandemia. Para ello, se empleó un enfoque metodológico de investigación cualitativa con 26 jóvenes, precedido por una inmersión en campo, talleres participativos y diálogos de saberes. Se utilizó un mapa participativo como herramienta adicional. Los resultados revelaron que el espacio habitado adquirió importancia para los jóvenes durante la pandemia, al convertirse en un refugio que les permitió conectarse con la naturaleza y experimentar nuevas sensaciones, como sonidos, disfrutar del paisaje y disfrutar de la naturaleza. Reconocieron que, antes de la crisis sanitaria, este lugar carecía de valor para ellos, pero la pandemia los llevó a reconsiderarlo como un sitio de protección que los hizo sentir menos vulnerables. Aunque el objetivo se alcanzó parcialmente debido a las incertidumbres de la salud pública a nivel global, los participantes transformaron su percepción del espacio, generando un nuevo significado que fortaleció sus habilidades individuales para afrontar la pandemia de COVID-19.

Palabras clave: ambiente. cuarentena. territorio. Vulnerabilidad.


Introducción

La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo a nivel global, cambiando la forma en que vivimos, trabajamos y nos conectamos con otras personas e incluso con el espacio en el que interactuamos (Hernández, 2020). La pandemia llevó a las personas a revaluar su relación con la naturaleza y el territorio, y a reflexionar profundamente sobre el espacio vital. Algunos autores Oriolani, (2023) y Varela Jaramillo, (2024) consideran que la pandemia ha creado nuevos espacios habitados en los que los individuos pueden controlar la forma de convivir y sobrevivir en un ambiente cambiante y con dinámicas ambientales críticas, lo que ha llevado a una nueva mirada de análisis.

Sin embargo, existen posturas diversas como Aguilar-Gordón, (2020), sobre la cuarentena y el impacto del COVID-19 dentro del espacio habitado. Algunos argumentan que ha contribuido a una reconfiguración del espacio, en la que las personas se conectan digitalmente, pero de una forma aislada físicamente. Por otro lado, otros autores consideran(Cardona-Castaño et al., 2021; Trimano et al., (2022) que la pandemia ha llevado a reencontrarnos con el espacio repleto de recuerdos, emociones y aprecio por la naturaleza.

Partiendo de lo anterior, esta investigación se llevó a cabo con jóvenes entre 15 a 17 años, que en promedio llevan dos años viviendo en una institución que los protegía porque, antes de llegar a este lugar estaban en situación de vulnerabilidad y condiciones no favorables para el desarrollo humano. Entonces, los jóvenes estaban bajo la protección del estado colombiano y el cuidado de dicha institución el cual se protege su identidad por petición propia. De acuerdo a un convenio de cooperación interinstitucional entre la institución y una universidad de la ciudad de Armenia, Quindío en tiempos de la cuarentena se llevó a cabo esta investigación.

De tal manera, el objeto de estudio de esta investigación es el espacio habitado en tiempos de pandemia, centrándose en el fenómeno de cómo los jóvenes se han adaptado y han percibido este nuevo espacio y lo han reconfigurado. Esta investigación es importante porque es necesario comprender cómo los

individuos respondieron a la cuarentena producida por el COVID-19 y cómo fueron afectados en su relación con el espacio habitado.

Los resultados de la investigación revelaron que el grupo focal, fue creativo a la hora de adaptarse a un espacio que progresivamente fueron reivindicado durante la cuarentena. El espacio habitado se convirtió en un refugio y protección, un escudo contra el COVID-19, lo que les permitió a estas personas sobrevivir y mantenerse a flote gracias a su contacto continuo con la naturaleza. Aunque esto llevó a que se separaran de la conectividad del exterior, generando sus propios mecanismos de adaptación y resiliencia, también los llevó a situaciones de vulnerabilidad que fue disipada por la compresión que los participantes tuvieron del espacio y la cuarentena.

Por ello, la pandemia de COVID-19 ha llevado a una revalorización del espacio vital y a una mayor conciencia sobre la necesidad de reconfigurar el entorno en el que vivimos. Los resultados de esta investigación muestran cómo las personas se han adaptado y han percibido este nuevo espacio, y cómo el espacio habitado se ha convertido en un refugio y protección en tiempos de crisis.

Por lo tanto, el objetivo de esta investigación fue, explorar la conexión con el espacio habitado desde la perspectiva de un grupo de jóvenes entre los 15 a 17 años en situación de vulnerabilidad, en tiempos de pandemia.


Fundamentación teórica

La concepción de espacio habitado: El espacio habitado se convierte en una construcción que atiende a las necesidades humanas y representa una adaptación de la naturaleza para nuestro bienestar (Cucurachi y Ramírez, 2021). Al abordar la epistemología del habitar el espacio, se nos invita a adoptar una visión filosófica que se centra en el conocimiento y la experiencia de cada individuo respecto al lugar que habita. Esta perspectiva nos lleva más allá de considerar el espacio como un entorno físico construido por el hombre (Marichelar y Uranga De Simone, 2021); nos sumerge en una comprensión más profunda, intrínseca y ligada a nuestras emociones, sensaciones y percepciones.

Con lo antes dicho, al encontrar una relación de vivencia con nuestro espacio, a través de emociones y experiencias; implica una revisión de las interacciones desde una perspectiva compleja, ya que el individuo está inmerso en el ambiente y se entrelaza con las historias de vida y el paso del tiempo (Barabas, 2020); esto nos lleva a reflexionar sobre cuánto nos sentimos parte del lugar que habitamos y cómo interactuamos con los elementos que lo componen, tanto naturales como modificados por nuestras necesidades humanas. Reconocer el habitar del espacio conduce a comprender su dinámica y subjetividad.

Con lo antes planteado, el espacio es cambiante, y nuestra percepción de él está influenciada por nuestras ideaciones, sentimientos y arraigos(Segura y Caggiano, 2021). Es un lugar que alberga la identidad y brinda una estructura cognitiva de aprendizaje inherente al individuo y que lo conecta con su vida diaria (Aparicio, 2021). Asimismo, nos permite organizar nuestras prácticas y gestionar nuestras realizaciones humanas (Magliano et al., 2023). Esta cuestionamiento sobre el entorno y la compresión de nuestra relación con la naturaleza y cómo nuestras emociones influyen en un sentimiento de apropiación (Mardones et al., 2021).

Desde esta base, podemos abordar varios aspectos fundamentales del habitar el espacio: comprender nuestra propia percepción y experiencia, planificar entornos adaptados a nuestras necesidades, promover la inclusión de diversas vivencias, explorar la interacción con la naturaleza y desarrollar una conciencia ambiental. Entonces, surge una concepción epistemológica del habitar el espacio que nos invita a dialogar con él, reconociendo su complejidad y subjetividad (Espinosa, 2023). De otra forma, nos permite explorar cómo el espacio moldea nuestras experiencias y percepciones, y cómo, a su vez, nosotros moldeamos el espacio con nuestras acciones y emociones. Es a través de esta comprensión promovemos entornos más habitables, inclusivos y sostenibles.

La pandemia como un suceso global que nos interconectó: bajo la premisa teórica expuesta, abordamos la pandemia como un suceso global que interconectó a la humanidad. Durante más de dos años, la atención se centró en una crisis que afloró y que aún hoy puede mantener un impacto en la psique del individuo(Gil-Fortoul, 2021). En este contexto, el espacio habitado cobra una nueva dimensión, interconectándose con la experiencia individual. La cuarentena producto de la pandemia de COVID-19 conllevó al encerramiento de la humanidad. Esta situación generó un cambio en la noción de espacio y tiempo(Oyague et al., 2020). Habitar un espacio que no siempre diseñamos, planificamos o ideamos, se convirtió en una experiencia que nos conectó con el exterior de nuevas maneras.

Las personas encontraron en sus espacios nuevas formas de vivir y sentirlo. Adaptaron sus hogares para que la cuarentena fuese más llevadera, permitiendo una mejor conexión entre el interior y el exterior(Cardona-Castaño et al., 2021). El espacio habitado experimentó restricciones en cuanto a las visitas, se implementaron protocolos de sanidad para su ingreso, y se vio reducido en términos de posibilidades de interacción social. Durante la pandemia del COVID-19, el espacio habitado se convirtió en el referente en el que nos movimos y movilizamos(Verney y Coello, 2021).

La cuarentena abrió una ventana para comprender las relaciones humanas “otredad”, incluyendo la naturaleza. Algunas personas valoraron aún más la experiencia de estar en un medio natural después del encierro(Seco- González, 2020), lo que nos lleva a reflexionar sobre la noción de lo que no poseemos dentro de nuestro espacio habitado. No obstante, esta reflexión nos centra en una interacción de la pandemia y el entorno como un suceso emergente, para el cual no estábamos adaptados; la crisis producida por la pandemia reformuló nuestra percepción del espacio habitado y la necesidad de crear entornos que respondan a nuestras necesidad físicas y psicológicas.

La juventud y la reconfiguración del espacio habitado después de la pandemia: la cuarentena provocada por la pandemia llevó a una limitación del espacio habitado para la juventud, lo que resultó en una resistencia a la transición de lo presencial a lo virtual y del encierro a la libertad libertad (Pérez, 2020; Cardona-Castaño et al., 2021). La libertad, conceptualizada como una construcción social, se desvirtuó durante la pandemia, pero regresa en la postpandemia como un factor cohesionador que, sin embargo, ha dejado secuelas. (Vidal, 2021;Ayala-Colqui, 2022).

En este contexto, surgen preguntas importantes: ¿cómo la noción de libertad de los jóvenes puede contribuir a una reconfiguración del espacio habitado en la postpandemia y cómo podemos mantener una relación estable y equilibrada con la naturaleza? Un tema crucial es el equilibrio del ser humano con el ambiente el cual puede ser abordado desde una perspectiva planetaria (Melo-Letelier et al., 2022). La juventud actual tiene la responsabilidad de generar medidas de sostenibilidad y de cambiar y examinar el paradigma de consumo y del espacio que habita a nivel de postpandemia (Hernández-Quirama et al., 2023).

Por ello, es fundamental entender el planeta como un sistema que cohabitamos, a pesar de que no podamos abarcarlo en su totalidad. La experiencia de la pandemia nos ha dado un recorte de la realidad del planeta en el lugar donde estamos, lo que nos hace sensibles a la posibilidad de reconstruir y reconfigurar el espacio habitado. La juventud, después de este evento global, se confinó a su espacio doméstico y tuvo la responsabilidad de analizar y proponer nuevas formas de habitar el planeta (virtualmente) de manera sostenible y en equilibrio con la naturaleza (Rodríguez, 2021).

El aporte epistemológico en términos de la investigación: con base en lo explicado, el espacio habitado se convierte en un tema crucial en la crisis actual. La pandemia ha generado una necesidad de reconfigurar y reconstruir el imaginario del lugar donde vivismo, lo que está estrechamente relacionado con la crisis existencial del sujeto producto de la pandemia (Blustein y Guarino, 2020). En este sentido, es fundamental llevar la teoría del espacio habitado a la metodología, ya que los postulados teóricos nos permiten comprender cómo el entorno se transformó en un momento de crisis, en un punto coyuntural para entender la realidad(Agoglia et al., 2024).

La pandemia nos sorprendió sin estar preparados ni adaptados, y el confinamiento cambió la forma en que vivimos y nos relacionamos con el espacio (Langa et al., 2022). Algunos entornos se volvieron estrechos, mientras que otros se ampliaron, pero todos estuvieron bajo un ejercicio de poder. Metodológicamente, es necesario la comprensión de cómo la juventud, especialmente los adolescentes, se vieron afectados por la pandemia, no solo en términos de infección, sino también en su percepción de la realidad y sus lugares de vivencia.

Teóricamente, la comprensión epistemológica del suceso global de la crisis pandémica cruza con los mecanismos de adaptación del individuo y cómo reconfigura la sensación de espacio y encierro (Júnior et al., 2022). El diálogo se constituye como una forma liberadora y catártica de entender cómo podemos convivir con la naturaleza, que se vio afectada y transformada por la pandemia(Campos et al., 2022). En este sentido, la pandemia reivindica la naturaleza como un mecanismo liberador, y nos invita a reflexionar sobre cómo podemos habitar el planeta de manera sostenible y equilibrada; metodológicamente esto se comprende a través de la narrativa, la expresión gráfica de la realidad y el diálogo.


Metodología

Tipo de investigación: la investigación se llevó a cabo mediante un estudio cualitativo de investigación acción, con el objetivo de comprender la experiencia de un grupo de jóvenes durante la cuarentena ocasionada por el COVID-19. Este estudio también abordó la barrera de la comprensión que se debe superar en relación con el espacio habitado. Área de estudio: El marco de la investigación fue en el contexto de cooperación durante la pandemia de COVID-19 en 2020. Una universidad del departamento del Quindío (Colombia), brindó apoyo en actividades sociales y de gestión a una institución que ofrece rehabilitación a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad y restitución de derechos. Esta población vulnerable residía en las afueras de la ciudad de Armenia, Quindío, en un entorno rural, bajo el amparo de la institución y del Estado colombiano. La investigación se realizó como parte de las contraprestaciones que asume la academia en su responsabilidad social. Inmersión en campo: la inversión en el campo consistió en cinco visitas, principalmente en las mañanas y en las tardes, dentro de las restricciones impuestas por la cuarentena. Este proceso comenzó con una inmersión en campo en medio de la cuarentena, decretada en abril por el presidente Iván Duque como medida de contingencia por la pandemia del COVID-19. Durante esta inmersión, seguimos rigurosos protocolos de bioseguridad y contamos con los permisos establecidos por la institución que nos recibió, en colaboración con la universidad que nos envió. De acuerdo con estos requisitos, nos movimos a pie hasta el lugar, lo que nos tomó aproximadamente una hora desde el punto de partida hasta la institución. Durante estas cinco visitas, logramos establecer contacto con los jóvenes y el personal administrativo, lo que nos permitió establecer relaciones y comenzar a planear el proceso de intervención. Grupo focal: estuvo constituido por 26 adolescentes de 15 a 17 años, de los cuales había 20 (77%) hombres y 6 (23%) mujeres quienes participaron de manera libre e informada, con el consentimiento de la institución que los protege. Se codificó a cada participante con un número para proteger su identidad. Esta población lleva un promedio de dos años viviendo en dicho lugar, dada su situación de vulnerabilidad. Participación de los jóvenes: hubo tres talleres; el primero, una mesa redonda; segundo, un recorrido por el lugar. Mapa participativo: esta actividad constituyó una base fundamental para interpretar profundamente las percepciones de los jóvenes que optaron por participar en el proceso de investigación. Es importante aclarar que el mapa participativo es una representación del espacio donde se plasman sensaciones, emociones y experiencias vividas, permitiendo así profundizar en la percepción y la perspectiva de un territorio o sitio.

Diálogo de saberes: se llevó a cabo un diálogo de saberes a través de tres talleres de participación y unas mesas redondas para el debate, centrados en la percepción del espacio habitado. Estos talleres se realizaron en concordancia con el tema principal y se complementaron con recorridos por los alrededores del lugar de residencia, permitiendo un diálogo con el entorno natural que debía ser explorado durante la pandemia. Los recorridos se realizaron por senderos cercanos a la institución, donde los participantes

pudieron observar aves, plantas y escuchar los sonidos del río y el viento. Posteriormente, se realizó un taller de mapa participativo, en el cual los adolescentes dibujaron el espacio en el que viven y expresaron cómo lo conciben, lo que facilitó un diálogo de interacción entre ellos y su entorno. Se llevó a cabo un análisis desde una perspectiva teórica sobre el habitar el espacio, permitiendo que los jóvenes expresaran cómo vivían durante la cuarentena. Esto, junto con los recorridos y debates realizados, simplificó el proceso de conceptuación de habitar el espacio por parte del grupo focal.

Planeación de la intervención: antes de todo este proceso, se realizó una planeación de intervención (Figura 1), que incluyó una inmersión durante una semana que fue reducida por la pandemia en el lugar de residencia de los jóvenes. Durante esta inmersión, se planearon cinco actividades: un debate sobre el espacio habitado y su relación con la cuarentena, un diálogo sobre el ambiente del territorio, un recorrido por el entorno para explorar nuevas sensaciones y percepciones producto del silencio de la cuarentena, un taller de cartografía social y un cierre con reflexiones finales. Posterior, a la inmersión en campo fue el proceso de intervención; esto facilitó la realización de diálogos preparatorios. Durante estos diálogos, los participantes tuvieron conocimiento previo de los investigadores. En este punto, logramos obtener la aceptación de los jóvenes, lo que nos permitió avanzar hacia las fases de intervención.

Primera fase consistió en la planificación, durante la cual se diseñaron y aplicaron talleres con el objetivo de garantizar su efectividad y optimizar el tiempo disponible, teniendo en cuenta las restricciones impuestas por la pandemia. La segunda fase fue la fase de cierre, en la cual nos retiramos progresivamente después de completar los talleres. En tres ocasiones adicionales, regresamos a la institución para presentar los resultados y llevar a cabo un cierre integral. Durante este proceso, los participantes tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre el proceso y evaluarlo.

 

Figura 1. Ruta del proceso de intervención. Fuente: elaboración propia


Conceptos operativos (categoría de análisis), triangulación y categorías emergentes:

En la presente investigación se desarrollaron categorías analíticas o conceptos que contribuyeron a operar el análisis de la información que se utilizaron como conceptos operativos para realizar el análisis inductivo. Este análisis inductivo parte de la exploración de los datos de manera prioritaria, abriendo

categorías durante la pandemia para entender la interacción del individuo con el espacio en el que vive. Las categorías se definen de la siguiente manera:

  1. Interacción del individuo con el espacio: esta categoría explora cómo la pandemia ha afectado la relación de las personas con su entorno, resaltando el sentido de apropiación del espacio antes y durante la pandemia.

  2. Significado del espacio habitado: aquí se analiza lo que significa para los participantes vivir en un espacio que ya estaban habitando, entendiendo este como un proceso de realización social.


  3. Relación del individuo consigo mismo y con el espacio habitado: esta categoría se enfoca en cómo las personas conservan lo que tienen dentro del espacio habitado, haciendo énfasis en el proceso de adaptación y conservación. La crisis puede moldear estos lazos.

  4. Diálogo sobre la relación humano -ambiente: se abordan las consideraciones de los participantes sobre la limitación del espacio, las necesidades humanas, el acceso a los recursos naturales, y la reflexión sobre el ser humano como explotador del ambiente.

  5. Perspectiva de los participantes sobre el espacio vital: esta categoría analiza la capacidad de reflexión de los participantes sobre el aprendizaje durante la pandemia, su subjetividad en relación con la salud pública, y cómo esto modifica su interpretación del entorno.

  6. Planificación de intervenciones: se establece la necesidad de intervenir desde una visión más crítica de los participantes, promoviendo el diálogo y la reflexión sobre la relación entre la crisis de salud pública y el espacio a través de talleres.

Una vez se ha sistematizado la información y los resultados, se llevó a cabo un proceso de triangulación que consideró las categorías de análisis. Posteriormente, surgieron categorías emergentes que fueron objeto de discusión y que requirieron un mayor ejercicio de profundización mediante la investigación teórica y empírica. Estas categorías de análisis sirvieron como una herramienta para explorar la profundidad de la información recolectada, revelando la capacidad de adaptación de las personas en tiempos de crisis y una nueva percepción del espacio, destacando la importancia de reconsiderar y reconfigurar el entorno durante la pandemia.

Análisis de la información: se realizó mediante análisis del discurso, donde surgieron categorías discursivas como la exploración de la conexión hombre-naturaleza, el significado del espacio habitado, la relación del individuo consigo mismo y con el entorno, y la perspectiva de los participantes sobre el espacio habitado. Se realizó un análisis inductivo de estas categorías discursivas.


Resultados: planeación de la intervención con el grupo focal

En la planeación para la intervención con el grupo focal y lograr develar el concepto de habitar el espacio, se desarrolló como parte del proceso de intervención que progresivamente fue ajustado a lo largo del avance de la cuarentena y adaptado al trabajo de campo (Tabla 1,2 y3). Dicha planeación se basó en la planificación investigativa, lo que buscaba era lograr llevar al grupo focal a una reflexión profunda sobre el espacio en el que ya vivían, ahora en tiempos de cuarentena por la crisis de salud pública a nivel global. La planificación estuvo constituida por los talleres y el diálogo que se centró en la posibilidad de ir articulando cada elemento y hallazgo. Este proceso de planeación de intervención con el grupo focal tenía como objetivo lograr llevarlos a una reflexión profunda sobre el espacio en el que ya vivían, que de por sí era aislado.

Esta propuesta de cuerpo teórico también a la vez de sistematizar esa experiencia que surge con los jóvenes como elemento rector para comprender la categoría de evitar el espacio desde una forma

colectiva con la naturaleza. En tanto, la planeación para la intervención con el grupo focal y lograr develar el concepto de habitar el espacio se desarrolló a través de la planificación investigativa, los talleres y el diálogo. Este proceso buscaba llevar al grupo focal a una reflexión profunda sobre el espacio en el que ya vivían, ahora en tiempos de cuarentena por la crisis de salud pública a nivel global. La propuesta de cuerpo teórico también sistematizaba esa experiencia que surge con los jóvenes como elemento rector para comprender la categoría de evitar el espacio desde una forma colectiva con la naturaleza.

Tabla 1. Taller sobre el espacio habitado


Tema de la actividad I: espacio habitado

Título de actividad: “hablemos del espacio habitado”

Objetivo de la actividad: conocer la postura sobre el espacio habitado en tiempos de pandemia desde la perspectiva de los participantes para una compresión del concepto.

Herramientas o técnicas para la actividad: debate y mesa redonda

Resultados: en esta fase resultó importante porque los jóvenes tienen conocimientos previos sobre el espacio habitado. Aunque algunos parecían tímidos al principio y no querían responder, el grupo de 26 participantes, en su mayoría, mostró empatía y fue muy ameno hablar sobre este tema. Al principio, algunos tenían dificultades para comprenderlo, pero progresivamente fueron soltando la información, como si simplemente hicieran clic o establecieran un contacto. Los jóvenes hablaron sobre su percepción del espacio durante la cuarentena y, sobre todo, ayudaron a revelar que existe una relación directa con esos tiempos de crisis.

Conclusiones: se concluye que la actividad fue positiva, ya que hubo participación y progresivamente el concepto de habitar el espacio se fue desarrollando al ritmo de los participantes.

Aportes de nuevo conocimiento: aproximación conceptual de la categoría “habitar el espacio”.

Recomendaciones: seguir debatiendo y discutiendo sobre dicha categoría de análisis.

Fuente: elaboración propia


Tabla 2. Taller de reconocimiento del espacio habitado


Tema de la actividad: Reconocimiento del espacio habitado

Título de actividad: “caminemos por nuestro del espacio habitado”

Objetivo de la actividad: realizar un reconocimiento del espacio habitados para hallar nuevas cosas desde la percepción de los participantes.

Herramientas o técnicas para la actividad: caminata de media hora por el espacio

Resultados: esta caminata, encontramos una exploración de ese espacio, que consta de aproximadamente una hectárea. Según los participantes, se experimentaba un profundo silencio, interrumpido solo por el caudal del río que podía escucharse a varios metros de distancia. Aproximadamente a 500 metros del lugar, llegamos al río Quindío, donde nos detuvimos para observar algunas aves que algunos participantes mencionaron no haber visto antes. Durante la caminata descalzos por el pasto, los participantes expresaron que, aunque les causaba un poco de miedo, experimentaban una gran sensación de libertad. Decidimos quitarnos los tapabocas y los participantes, al ver sus rostros y sonreír, notaron la importancia de este gesto. Además, detectaron la presencia de mucha basura en el espacio y expresaron su compromiso futuro para limpiarlo.

Durante la caminata, encontramos algunos insectos que los participantes pudieron apreciar. La actividad fue una experiencia de conexión con la naturaleza y el espacio habitado.

Conclusiones: Durante la actividad, se observó una apertura hacia la conexión con el medio natural. Los participantes identificaron problemas ambientales, quizás presentes desde antes de su llegada al lugar, lo que denota una sensibilidad hacia el entorno. Además, se percibió una sensación de tranquilidad por parte de los jóvenes, lo que sugiere que el ambiente rural les proporciona un espacio para encontrar calma y bienestar.

Aportes de nuevo conocimiento: gestionar los residuos sólidos.

Recomendaciones: generar un plan estratégico para la gestión de residuos sólidos y hacer caminatas ecológicas con los jóvenes.

Fuente: elaboración propia


Tabla 3. Taller de cartografía de mi espacio habitado


Tema de la actividad: cartografía de mi espacio habitado

Título de actividad: dibujemos nuestro espacio

Objetivo de la actividad: mapear el espacio donde vivimos desde el conocimiento de los jóvenes

Herramientas o técnicas para la actividad: mapa participativo

Resultados: en esta actividad, los jóvenes compartieron su perspectiva sobre el lugar donde viven y cómo están interactuando con la pandemia. A pesar de todo, parece que describieron el lugar como si lo hubieran observado desde el aire, como una panorámica que no ha sido afectada por el COVID- 19 y los embates de la cuarentena. Así lo manifestaron ellos, y se percibe que la configuración del paisaje se mantiene sin cambios.

Conclusiones: una experiencia basada en la percepción del espacio de los jóvenes.

Aportes de nuevo conocimiento: el espacio habitado desde a fuera. El espacio no afectado.

Recomendaciones: seguir indagando sobre esa relación del espacio habitado desde afuera.

Fuente: elaboración propia


Espacio durante la cuarentena

Al abordar la pregunta planteada al grupo focal sobre cómo perciben el espacio debido a los efectos del aislamiento, los participantes expresaron que esta situación ha intensificado su vivencia del entorno, haciéndolo significativo. Estos jóvenes, resguardados bajo la custodia de una institución que vela por su protección, ya estaban habituados a vivir allí, por lo que la cuarenta se vio como un elemento externo a su forma de vida. Aunque aparentemente están encerrados, el lugar se sitúa en el campo, brindándoles interacción con el río y el bosque. A pesar de tener cierta libertad de movimiento, una barrera física delimita su área, determinada por sus circunstancias o historias de vida. Para ellos, el espacio se ha convertido en un refugio, un lugar libre de COVID-19, peligros y vulnerabilidades.

La situación actual ha llevado a los participantes a integrarse nuevamente con el medio natural que los rodea, percibiendo los cambios en el entorno de manera positiva y desarrollando una conexión más profunda con los componentes naturales. A pesar de estar confinados por la crisis de salud pública, consideraron que el lugar que habitaban era un beneficio, sintiéndose parte del sistema ambiental. Esto generó respuestas y visiones críticas que antes podrían haber sido poco probables, como percibir el

silencio y ver nuevos animales. En términos de dinámicas sociales y personales con el espacio habitado, los participantes percibieron el ambiente como un benefactor de equilibrio y bienestar para el ser humano (Tabla 4).

Esta emergencia ha llevado a una mayor valoración de los recursos naturales y su conexión con la naturaleza. Los jóvenes mencionaron que, durante el aislamiento, era necesario sentir el aire, el agua, la lluvia y todo aquello que les hiciera sentir tranquilos. Esto condujo a una reflexión sobre la recuperación del ambiente, mostrando patrones de comportamiento favorables por parte de los participantes.

Tabla 4. Como ha sido mi experiencia en el lugar donde vivo

Pregunta

Participante 9

Participante 15

Participante 20

Participante 26

¿Cómo ha sido su experiencia en el lugar donde vive durante la cuarentena?

“La verdad, me siento muy bien. Hablé con mi mamá ayer y me dijo que era privilegiado por vivir rodeado de naturaleza. Ella está en Bogotá, en la localidad de Kennedy, y me comentó que el encierro la pone nerviosa. Personalmente, creo que la naturaleza de este lugar me tranquiliza”.

“Me siento tranquila, hay mucho silencio aquí. Duermo bien, ¿sabes? No me preocupa la pandemia porque creo que estar en contacto con la naturaleza me tranquiliza. Este lugar es muy bonito”.

“Antes, no valoraba el espacio, pero después de la pandemia, lo hago. Mi familia está lejos de mí, en Cali, en un apartamento, encerrados. Son dos espacios distintos y eso me preocupa por ellos”.

“Esta cuarentena me lleva a valorar más este espacio donde he vivido desde hace un año y dos meses. No sé nada de mis padres, ojalá estuvieran en un lugar como este para vivir esta cuarentena”.

Fuente: elaboración propia con datos de los participantes (Taller 2 de mayo de 2020).


El significado del espacio habitado


Para los participantes del estudio, el espacio habitado no era solo un lugar físico, sino una entidad viva y compleja que formaba parte integral del medio natural. La cuarentena, lejos de ser un periodo de encierro y limitaciones, se convirtió en una oportunidad para contemplar, admirar y comprender este entorno como un sistema complejo e indispensable.


Antes de la pandemia, el espacio habitado era percibido como algo insignificante, pero la cuarentena lo transformó en un refugio de bienestar. Los participantes experimentaron una transición de considerar su entorno como algo irrelevante a otorgarle un valor significativo. Se gestó así un entendimiento conceptual y sinérgico del espacio, posiblemente potenciado por la conexión con la naturaleza durante el confinamiento (Tabla 5).


El espacio habitado se convirtió en un reflejo de las relaciones inadecuadas que la sociedad ha establecido con el medio ambiente. Los participantes expresaron que la pandemia les permitió abrirse hacia una nueva realidad: la comprensión del lugar donde viven y disfrutan, incluyendo el bosque, los animales y el río. Esta comprensión del entorno, intensificada por el confinamiento, les brindó la capacidad de reflexionar no solo desde su propia perspectiva, sino también desde la otredad de quienes no tienen el privilegio de interactuar con la naturaleza. La conciencia de la situación de otros, como sus familias y vecinos, durante la cuarentena, les generó un fuerte impacto emocional, ya que se sintieron protegidos y seguros a pesar de las restricciones impuestas.

En definitiva, la cuarentena transformó la percepción del espacio habitado en los participantes del estudio. Lo que antes era un lugar insignificante se convirtió en un refugio de bienestar y un reflejo de la relación con el medio ambiente, impulsando una reflexión crítica sobre la necesidad de establecer relaciones más sostenibles con la naturaleza.


Tabla 5. Repuestas sobre el significado de habitar el espacio


Pregunta

Participante 1

Participante 2

Participante 3

Participante 4


¿Qué significa para usted habitar el espacio?


“Para mí, habitar el espacio significa estar en armonía con la naturaleza”.

“Para mí, habitar el espacio implica encontrar felicidad en el lugar donde vivo y valorar las cosas que poseo”.

“Para mí, habitar el espacio significa aprovechar cada aspecto de la naturaleza y de la creación divina”.

“Para mí, vivir en medio de la cuarentena significa estar encerrados, pero al mismo tiempo estar en contacto con la naturaleza”.

Fuente: elaboración propia con datos de los participantes (Taller 2 de mayo de 2020).


La relación de sí mismo con el espacio que habito

En esta etapa de la investigación, los participantes mostraron interés y enfatizaron lo que les llamaba la atención del espacio que comenzaron a habitar y a reconocer como resultado de la pandemia. Destacaron la importancia de seguir viviendo y conservar el lugar que permitía una interacción continua con el ambiente. Lamentaron que la pandemia haya sido el momento que llevó al ser humano, especialmente a ellos, a reconocerse como parte del ambiente y a disfrutar, correr, divertirse y vivir en él.

Esta generación de conocimiento otorgó un significado trascendente no solo a la investigación, sino al concepto de habitar de la categoría de análisis. Inicialmente, el espacio que parecía negativo, ya que estaban allí debido a una protección de derechos impuesta por el Estado colombiano al ser menores, resultó ser un aspecto positivo. Les permitió reaccionar de manera adaptativa y resolutiva ante una crisis global. La disponibilidad de recursos naturales en un entorno rural y la adaptación que lograron durante el tiempo que han estado allí jugó un papel crucial en esta adaptabilidad. Los lazos familiares también desempeñaron un papel importante en su capacidad para adaptarse al espacio en tiempos de pandemia.

Un aspecto relevante que surgió es la percepción del individuo sobre lo que da por hecho. Estos jóvenes cuestionaron cómo habitamos, cómo interactuamos con nuestro cuerpo, con el espacio, el agua, el viento y el suelo. Además, los cambios en el comportamiento de estos jóvenes reflejaron otra forma de ver su propia vida diaria; como una mejora en el consumo de agua y la búsqueda de formas adecuadas de separar los residuos sólidos.

Asimismo, el grupo reflexionó sobre la interacción entre el ser humano y la naturaleza; señalaron que esta interacción ha estado fallando debido al consumo inconsciente de los recursos naturales impuesto por el sistema económico. Reconocieron que estar en un espacio, interactuar con él y habitarlo es una necesidad humana. La pandemia les otorgó un nivel de sensibilidad y reflexión que va más allá de una situación de crisis, llevándolos a un reconocimiento profundo tanto de forma colectiva como de sí mismos.


Diálogo para comprender la relación humano- ambiente


Los participantes del estudio entablaron un diálogo profundo y reflexivo sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza, subrayando su importancia fundamental para el bienestar social. Enfatizaron en que la interacción del individuo con su entorno natural es esencial para comprender los aspectos ambientales que nos rodean.

Esta perspectiva los llevó a reconsiderar el espacio habitado como un entorno adaptado a las necesidades humanas, mientras que el ambiente se percibe como un sistema dinámico y resiliente. El diálogo entre el ser humano y la naturaleza ha sido vital para nuestra supervivencia, se ve amenazado no solo por la pandemia, sino por una economía que promueve la sobreexplotación de recursos naturales, dificultando la convivencia en un espacio habitado que es el resultado de nuestras experiencias compartidas.


En este contexto, nuestro análisis derivado del diálogo con los jóvenes sobre la relación entre el ser humano y su ambiente se enfocó en la necesidad de adaptar el espacio para que sea resistente tanto a la pandemia como a las acciones humanas. Los participantes desafiaron el concepto previamente establecido sobre el espacio habitado, describiéndolo como un conjunto de circunstancias en las que no eligieron estar. Sin embargo, destacaron la importancia de respetar el ambiente y utilizar de manera adecuada los recursos naturales, como el agua, el paisaje, la fauna, la flora y el suelo, los cuales han sido presionados por las condiciones económicas de Colombia y la región.


Cuando creíamos haber alcanzado el límite de la discusión, los jóvenes abordaron el papel de la sociedad como causante del daño ambiental, destacando la pandemia de COVID-19 como un ejemplo claro de ello. Desde su perspectiva, el sistema social y económico actual no fomenta un cambio ambiental significativo ni un diálogo efectivo sobre cómo mejorar las condiciones del espacio habitado. Los participantes revelaron que las soluciones no emanan del sistema económico, sino de la complejidad humana, y recalcaron la necesidad de que cada individuo asuma su responsabilidad ambiental.


Perspectiva de los participantes sobre el espacio habitado

Los participantes destacaron la capacidad humana para reflexionar sobre el espacio habitado y su influencia en el aprendizaje y comportamiento. Enriquecieron su experiencia (Figura 2, 3 y 4), evidenciando una subjetividad marcada al percibir el ambiente como inseparable del individuo. Las imágenes hablan de un ambiente ideal, donde se fusiona un proceso de conservación con una relación positiva entre la naturaleza y el entorno; dado que el cuidado de la naturaleza es imperante.

Lo anterior muestra que, durante la cuarentena, enfrentaron nuevas realidades en el uso y conservación de recursos, ampliando su visión del espacio a pesar de los desafíos de la crisis de salud pública. Este escenario suscitó varias reflexiones. Los participantes vivieron una realidad palpable y significativa durante la cuarentena, incrementando su capacidad para observar más elementos en el entorno. Aunque inmersos en un lugar que, por sus vidas e historias personales, permitió una mirada distinta del espacio durante la pandemia. Buscaron significado mediante la experiencia y la exploración de lo presente pero no siempre visible o explicable. Además, expresaron preocupación por la saturación del sistema actual, que dificulta la reflexión sobre su propio lugar como sujetos analíticos. Esta situación los llevó a detenerse y reflexionar sobre las nuevas dinámicas emergentes en su contexto.

Figura 2. Sobre el lugar donde vivo en la cuarentena. Participante 11. Fuente: elaboración propia con datos de los participantes (Taller 10 de mayo de 2020).

 

En esta categoría de análisis, los dibujos plantean una perspectiva del espacio vital, como la necesidad de tener buenas relaciones con el ambiente, floreciendo como un concepto en donde es necesario empezar a revelar cómo se siente el individuo en el que vive. La imagen 2 habla de un espacio ideal para la conservación, planteando cómo la generación de residuos sólidos debe ser gestionada como una forma de relacionarse con el medio natural. La cuarentena contiene propiedades que llevan a una reflexión profunda del espacio.


Figura 3. Sobre el lugar donde vivo en la cuarentena. Participante 1. Fuente: elaboración propia con datos de los participantes (Taller 10 de mayo de 2020).

La figura 3 plantea la necesidad de ver el momento de la pandemia como un medio integral del cual somos parte, en el que no podemos aislarnos. Es decir, la pandemia no solo fue producto de una crisis pública, sino que también nos lleva a una reflexión sobre darnos cuenta de que somos parte del ambiente (todo), en el cual hemos querido segregar.


Figura 4. Sobre el lugar donde vivo en la cuarentena. Participante 7. Fuente: elaboración propia con datos de los participantes (Taller 10 de mayo de 2020).


La figura 4 plantea la necesidad de generar estrategias para mejorar el ambiente. El autor de la figura habla del reciclado y de la importancia de cuidar el agua para vivir. Esto origina un medio estratégico para reflexionar sobre las acciones que debemos tomar en la post pandemia.

Para el conocimiento que se recabó, la tabla 6 recoge el sentido del lugar donde los jóvenes afrontaron la crisis provocada por la pandemia. Aquí se demuestra que, a pesar del encierro, no hay vulnerabilidad, pero se evidencia una incertidumbre en todo este proceso. Disfrutar del ambiente a pesar de la crisis brinda tranquilidad y una sensación de seguridad. Es decir, la perspectiva en el lugar, inicialmente no pensado para ellos, les permite expresar cómo se sienten a través del encierro y cómo perciben el mundo. Ahora ven desde su espacio una forma de interpretar la realidad que una forma espacial, es decir, una mira microscópica del ambiente y el espacio con relación a una crisis macroscópica.

Tabla 6. Percepción del espacio


Pregunta

Participante 14

Participante 18

Participante 21

Participante 23


¿Siente que percibe el espacio donde vive de la

misma manera que antes de la pandemia?


“No, antes no quería estar aquí. Me aburría estar lejos de todo y me sentía triste. Sin embargo, con la llegada de la pandemia, agradezco estar aquí porque no nos hemos infectado de COVID-19. Me

siento segura y disfrutamos distrayéndonos al aire libre. Por lo tanto, este espacio ya no es igual que antes”.


“Antes, este espacio era más bien para estar encerrados.

Cuando comenzó la cuarentena y nos encerraron, me daba igual estar encerrado porque ya lo estábamos de por sí, no podíamos salir de aquí. Pero la situación ha cambiado; ahora, durante la

cuarentena, este espacio nos brinda seguridad y lo vivo de manera más tranquila porque me siento

protegido, y,

además, el ambiente rural es mejor”.

“Aquí nos

encerraron debido a que estamos en una situación de vulnerabilidad, y cuando llegó la pandemia, encerraron a todo el mundo, por lo que ahora todos estamos en riesgo de contagiarnos. Antes, no veía con buenos ojos estar aquí en este

espacio. Sin

embargo, ahora

agradezco estar aquí porque los profesores llegan y nos ofrecen talleres, los cuales

realizamos al aire libre. Estamos aislados de muchas cosas y creo que no todas las personas en el mundo tienen acceso a espacios como este”.


“Siempre hemos estado encerrados, llevamos aquí algunos meses antes de la pandemia. Ahora valoro la tranquilidad de este espacio y empecé a notar sus ventajas durante la

cuarentena”.

Fuente: elaboración propia con datos de los participantes (Taller 2 de mayo de 2020).


Triangulación teórica

El análisis que se presenta aquí (Tabla 7) involucra la contratación de datos a través de la triangulación, donde se contrastaron las observaciones del investigador, las posturas de los participantes y los aportes de los autores, dando lugar a emergencias conceptuales que se discutieron más adelante. Se evidenció cómo la percepción del espacio habitado por parte de los individuos estuvo influenciada por la pandemia. Se destacó la evolución de esta percepción, pasando de considerar el espacio como un lugar habitado pero desapercibido, a reconocer su importancia, especialmente durante la crisis global de salud pública, lo que condujo a una transformación hacia verlo como un refugio y una conexión con la naturaleza. Esta reconfiguración resalta cómo los participantes estuvieron creando un nuevo espacio para habitar. Los autores también abordan cómo se generan procesos de adaptación en los espacios urbanos y habitables,

lo cual se alinea con la mirada interdisciplinaria ofrecida por los jóvenes, desde una perspectiva de gestión propia en un momento crítico a nivel global.

Tabla 7. Triangulación de la información

Postura de los participantes

Observación del investigador

Autores

Emergencia conceptual

Los participantes notaron que el espacio que habitaban, inicialmente percibido con apatía y como un encierro no deseado, se convirtió en su refugio durante la pandemia. Este encierro, que antes les parecía antinatural, era una realidad previa a la crisis sanitaria. Reconocieron esta dinámica y reconfiguraron el espacio, convirtiéndolo en su escudo protector. La cuarentena se convirtió en una herramienta vital para navegar en su entorno natural, permitiéndoles adaptarse y encontrar seguridad en medio de la incertidumbre.

Desde el punto de vista de esta investigación, se evidenció un cambio progresivo en la percepción de los participantes respecto al espacio que habitaban. Inicialmente, este espacio era percibido como un lugar en el que se encontraban debido a su vulnerabilidad, sin tener una conexión significativa con él. Sin embargo, a medida que la investigación avanzaba, este espacio se transformó en un refugio que también los protegía, especialmente durante la pandemia, ofreciéndoles una distancia segura de, posibles infecciones. Esta nueva percepción del espacio estuvo marcada por una conexión más profunda con el medio natural, lo que les permitió enfrentar la situación con condiciones diferentes a las de muchas otras personas.

Los estudios de Vanegas y Bustos revelan cómo la percepción del espacio evoluciona de apatía a considerarlo un refugio seguro y protector. Por otro lado, los estudios de Quijano y colaboradores muestran cómo el espacio público se reconfigura durante la pandemia, convirtiéndose en un lugar que proporciona protección y libertad frente al encierro impuesto. Estas investigaciones resaltan la importancia de entender cómo las circunstancias, como la vulnerabilidad o una crisis sanitaria, pueden influir en la forma en que percibimos y utilizamos los espacios que habitamos.

  • Capacidad de adaptación de las personas en tiempos de crisis.
  • Nueva percepción del espacio habitado.
  • Volver habitar el espacio.
  • Reconfiguración del espacio en la pandemia.

Fuente: elaboración propia


Discusiones

La presente discusión se inicia y se tendrá en cuenta desde las cuatro categorías emergentes detectadas dentro de esta investigación (Tabla 8). Estas categorías son: la capacidad de adaptación de las personas

en tiempos de crisis, la nueva percepción del espacio habitado, la idea de volver a habitar el espacio y la reconfiguración del espacio en la pandemia. Estas categorías permitieron profundizar en el tema y hacer un aporte significativo hacia la epistemología del espacio y la naturaleza desde un enfoque interdisciplinario y crítico. En primer lugar, se presentan las posturas de los autores sobre estas categorías; en segundo lugar, se realiza una interpelación desde la investigación para enriquecer el diálogo y la comprensión del tema.

Tabla 8. Discusión teórica


Categoría emergente

Discusión desde los autores


Capacidad de adaptación de las personas en tiempos de crisis.

Se hace referencia a la capacidad de los seres humanos para individualizarse y adaptarse ante las crisis. Además, se aborda desde una perspectiva filosófica que sostiene que tanto lo biológico como lo psicológico influyen en nuestras interacciones con el entorno (Builes-Roldán et al., 2017). El autor plantea Vargas-Tamez (2015) cómo las crisis redefinen la toma de decisiones individuales y moldean el imaginario global en el que operamos.


Nueva percepción del espacio habitado.

Los autores Sassen & Kourtit, (2021) propone una reinvención del espacio, nótese una ausencia en la crítica de ese mismo espacio que se está refinando y reconfigurando debido a los efectos de la pandemia. Propone, Fernández-Villalobos, (2021), un nuevo significado del espacio como resultado de la pandemia, en el cual el individuo debe asumir responsabilidades y buscar nuevas experiencias en la etapa posterior a la pandemia.


Volver habitar el espacio.

Los autores (Martínez & Carrillo, 2022) plantea la habitabilidad, que surge como respuesta a los tiempos de crisis. De acuerdo con Spíndola-Zago, (2016) estructuras de poder que crean fronteras simbólicas con cierto grado de permeabilidad, pero que al mismo tiempo influyen en la determinación del individuo.


Reconfiguración del espacio en la pandemia.

Para reconfigurar el espacio habitado hay que resguardarse en él precisamente eso con nota un significado de protección de política de poder y de Nueva producción del espacio (Pérez-Negrete, 2014).

Fuente: elaboración propia


La postura de la investigación: esta investigación adopta la postura de los autores Vargas Tamez, (2015); Builes-Roldán et al., (2017), dado que la pandemia y la cuarentena representaron un momento crucial dentro de la política colombiana y la sanidad del país, plantearon decisiones individuales y moldearon la conducta de los individuos para adherirse a ella. Esto se debió a la percepción global del riesgo asociado al evento epidémico; una percepción que fue aceptada en el grupo focal. Sin embargo, se observó un proceso de individualización del riesgo cuando se examinó desde la perspectiva interna del confinamiento. Es importante recordar que los jóvenes ya estaban habitando un lugar durante un

período prolongado y tenían pocas oportunidades para salir del mismo. Precisamente, esta se ajusta a lo planteado por Fernández-Villalobos, (2021); Sassen y Kourtit, (2021) considerando el espacio que habitaban los jóvenes antes de la pandemia estaba intrínsecamente ligado a sus vidas personales y su historia personal. Durante ese tiempo, no lo aceptaban plenamente. Sin embargo, durante la pandemia, ese espacio se convirtió en un refugio y un lugar que los protegía de ser vulnerables. Esto los llevó a conceptualizar el espacio habitado desde una perspectiva diferente, como aquel lugar que se puede aprovechar y disfrutar aún más, especialmente en tiempos de crisis. En contraposición, nos encontramos con Martínez y Carrillo, (2022), quienes, si bien hablan de un proceso de estructuración del poder y de habitabilidad; en el presente estudio estaba presenta la habitabilidad fue clave para comprender qué nuevos procesos de habitar el espacio se podían lograr y qué nuevas formas de interacción con el mismo eran posibles. No obstante, nos acogemos al postulado de Spíndola-Zago, (2016), la existencia de fronteras simbólicas dentro del territorio; en esta investigación la pandemia, fue limite imaginario que confinó a cada individuo en su propio espacio, obligándolo a rehabitarlo. Desde el enfoque de Pérez- Negrete, (2014), esta investigación consideró que bajo esos límites imaginarios impuestos por la pandemia, reproduce un nuevo espacio habitado que permitió a los jóvenes identificar la necesidad de habitarlo con un significado asociado a la protección y el refugio. Es decir, si bien existe un ejercicio de política y poder global que confina al individuo y lo lleva a la cuarentena, parece que esto se tradujo más bien en una adaptación del individuo para definir ese espacio según sus propias necesidades y percepciones.


Conclusiones

Esta investigación logra su objetivo parcialmente. Debido a los inconvenientes de la pandemia del COVID-19, se vio obligada a acelerar el proceso metodológico y de intervención. La inmersión en el campo fue breve, a pesar de la necesidad de que fuese profunda en el área de estudio. Sin embargo, reveló elementos importantes sobre la relación entre la pandemia, el individuo y el espacio, aunque queda pendiente una investigación más exhaustiva. Los participantes experimentaron una conexión con el espacio, inicialmente percibido como refugio debido a sus historias de vida y luego como protección contra el COVID-19. Esto fortaleció su vínculo con la naturaleza, lo que se reflejó en sus testimonios y promovió una reflexión sobre la conexión humana con el ambiente y el equilibrio necesario. Estos resultados fueron necesarios para decir, que hubo una aproximación a comprender el espacio habitado.

A partir de lo anterior, los participantes empezaron a transformar la percepción del espacio habitado, generando un cambio significativo en el entorno aquellos que lo habitaban. Esta transformación adquirió un valor vital, ya que estaba estrechamente ligada al bienestar de los participantes. Esta nueva conciencia se manifestó en una apertura hacia una realidad diferente, la cual debían abrazar, y en un cambio de perspectiva de la situación; encontraron un lugar saturado de naturaleza que previamente habían pasado por alto.

La conexión entre los participantes y su entorno natural fue profunda que muchos expresaron que la experiencia del confinamiento despertó en ellos simpatía y compasión hacia aquellos que no tenían el privilegio de disfrutar de un entorno natural. Esta dinámica entre los participantes fue reflexiva; también, una visión sobre la necesidad de relacionar su experiencia con la resiliencia. Querían llamar la atención sobre la importancia de la conciencia y la conexión con los recursos naturales, así como un uso más moderado de los mismos. A través de este proceso, comprendieron la importancia de conservar los recursos naturales y recalcaron la necesidad de reflexionar sobre lo que tenían en su propio espacio.

Además, la perspectiva de los participantes sobre su entorno habitado cambió significativamente. Experimentaron nuevas sensaciones y vivencias cuando los caminaron a pie limpio, lo cual los llevó a reconsiderar su estado de vulnerabilidad. Pasaron de dicha condición por las circunstancias externas a otra donde, a pesar de estar en cuarentena, descubrieron que su lugar de residencia era adecuado para afrontar la crisis. Para lograr este proceso, fue fundamental la planificación de intervenciones grupales, lo cual demandó un tiempo considerable durante la pandemia. Estas actividades, sin embargo, fomentaron un diálogo profundo y una mejor comprensión del entorno, permitiendo al grupo plasmar

sus realidades a través del mapa participativo, tanto en papel como en la práctica, al caminar sobre el espacio que constituía una parte integral de su experiencia colectiva.


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