RESEÑAS

Prometeica. Revista de Filosofía y Ciencias, año IV, N. 10, verano 2015



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COULOMBRE, Maxime. La petite philosophie du zombie. Paris, Presses universitaires de France. 2012. ISBN: 978-2-13-058940-2.


EMILIANO ADELGANI


(UNMDP, Argentina)


En el marco de la crisis de las representaciones sociales tradicionales que se presenta en la actualidad, diferentes ficciones y discursos surgen como formas alternativas de captar el sentido de las prácticas en las que los individuos se incorporan socialmente. La situación actual en la que grandes grupos sociales son finalmente desplazados de la esfera pública a la pasividad, la alienación y el consumismo en su vida privada, conlleva un vaciamiento de sentido, un agotamiento del significado social de diversas prácticas e instituciones. Esta privatización de la esfera individual que la filosofía crítica francesa denuncia desde mediados del siglo XX, deja a los espacios tradicionales de interacción social, y a su significado, suspendidos sobre una frágil inercia. Algo que podría quebrarse en cualquier momento y dejar que se liberen los impulsos más primitivos que la socialización y la civilización ocultan.

Le petite philosphie du zombie, se presenta como un intento de captar los elementos semánticos que posee la figura del zombi, como la representación metafórica de tal ruptura. La violencia desatada de una epidemia deshumanizante, que muestra el fantasma de una emancipación del hombre de todo el marco normativo-simbólico-institucional en el que su vida se halla contenida. La emergencia de la epidemia es presentada aquí como un retorno al estado de naturaleza, donde los impulsos primarios pueden liberarse finalmente


de toda clase de coerción legal, moral o de cualquier tipo de tabú o inhibición social.

Como el autor anticipa en la introducción del ensayo, la finalidad de comprender la carga semántica que porta la figura del zombi apunta centralmente a comprender el paralelo que se establece entre los rasgos particulares que posee la temática zombi, y las características de la sociedad occidental contemporánea.


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El propósito de este libro es simple: hacer del zombi un Virgilio, un guía para observar nuestra sociedad occidental. Un guía singular, cierto. Diremos que este Virgilio a diferencia del de Dante, no nos hace ver más que el infierno de nuestro tiempo y nuestros defectos más oscuros: el zombi señala las angustias y miedos de nuestra sociedad, antes que sus esperanzas y sus sueños. (Coulombe: 2012,

p. 12) [La T. es mía]


Sin embargo, la carga semántica que posee el zombi en el imaginario social no puede ser comprendida unívocamente, sino a partir de la distinción de diferentes enfoques y configuraciones que ha tomado la figura del zombi en diferentes ámbitos de representación. Por lo que Coulombe establece un recorrido inicial desde la mitología que acompaña al zombi haitiano, y los mitos africanos sobre la zombificación, hasta los últimos fenómenos populares como Walking dead, o Resident evil. Ciertamente, las características que los distintos géneros y autores han otorgado al zombi son muy diversas, pero parecen mostrar más bien una evolución a lo largo del siglo XX, y el autor se propone explícitamente mostrar en el curso de tales modificaciones como la figura del zombi comienza a sedimentar una carga semántica cada vez más densa, que permite repensarse como un reflejo de la sociedad que la está generando.

En efecto, Coulombe muestra como la figura mítica del zombi está estrechamente asociada a la esclavitud, en la medida que es un hombre quien droga al zombi y le da órdenes, y al imaginario de la emancipación, pues el zombi puede volver a su humanidad si se interrumpe el suministro del químico que lo mantiene en ese estado. Mientras que el zombi romeriano se caracteriza por su falta de meta, por estar efectivamente muerto, y por la irreversibilidad de


su estado. Las ideas de canibalismo y contagio, sólo se incorporan al zombi en la cultura americana, y con ello surge una tercera figura que se asociara de manera permanente al zombi: el apocalipsis. El hábitat que el zombi genera y en el que se despliega es necesariamente la destrucción total de la cultura occidental y del conjunto de sus instituciones sociales.

Sin embargo, el ensayo se concentra sobre un aspecto del zombi que deja entrever el potencial crítico que posee la representación de esta devastación de la sociedad occidental, y es la debilidad que el zombi presenta en la mayoría de sus representaciones. Este elemento muestra la incapacidad de la sociedad occidental para organizarse en torno a un peligro más allá de sus instituciones. El individualismo de los personajes siempre termina por volverse un flanco vulnerable que permite a la horda de zombis avanzar más y más sobre la humanidad. El fracaso humano es quizá menos el hecho del zombi en sí mismo, sino del hombre, de la humanidad que no sabe organizarse ni unirse para ganar. (Coulombe: 2012, p. 34) [La T. es mía]

De este modo el autor propone reflexionar sobre la figura del zombi tomando tres temas como eje: en primer lugar, la alteridad que representa el zombi y su presencia como un doble deformado de la humanidad. En segundo lugar, el fenómeno zombi como un retorno de lo reprimido, tanto por la corporalidad grotesca que viene a confrontar el culto que la sociedad actual hace del cuerpo y de la belleza, como por el retorno al estado de naturaleza que se observa en la horda de zombis que se emancipa de todo marco o restricción social. Y en tercer lugar, la figura del zombi como una representación del apocalipsis, una manifestación de la cultura contemporánea que encuentra alivio en la proyección del fin de la humanidad, de las ruinas de la sociedad y de lo humano.

Cada uno de estos ejes recupera diferentes tópicos del cine de horror, y las diferentes ficciones que conforman el universo del zombi, y los vincula con los aspectos de la sociedad contemporánea en los que pueden encontrar sus correlatos. Y a su vez, el autor incorpora al análisis diferentes conceptos de la filosofía y el psicoanálisis para especificar con mayor claridad el sentido en el que aborda el fenómeno social implicado en la temática.


Por consiguiente, el trabajo aborda inicialmente al zombi como un personaje conceptual que puede ser puesto en estrecha relación con el concepto de Umheimliche de Freud, y muestra como en los films de G. Romero se apropian de esta noción haciendo surgir lo extraño siempre desde el marco de la normalidad, y siempre como reflejo desfigurado de tal normalidad, como se observa el los films, las historietas e incluso en los video juegos de zombis, donde se parte en general de una situación que refleja el desarrollo normal de una estructura familiar o social que pronto será destruido por la emergencia de lo extraño. El zombi es en este contexto identificado con la emergencia de una alteridad radical, peligrosa y corrosiva para la identidad de la sociedad actual.

A su vez, Coulombe intenta establecer una aproximación a la fenomenología del zombi a partir de los afectos que lo movilizan, utilizando herramientas conceptuales de Gilles Deleuze, Von Uexküll y Georgio Agamben y aplicándolas sobre los estudios de la conducta de los muertos vivientes que se presentan en los films Dawn of the dead (1978) y Day of the dead (1985). Con los que intenta reconstruir el mundo interior del zombi, emparentándolo con el de un individuo irreversiblemente traumatizado. El zombi aparece así como un individuo que vive en ausencia de sí mismo, como un hombre golpeado por una situación dramática que lo limita a repetir vagamente algunos gestos de su vida pasada, evocando una condición rara y trágica, pero que es una condición posible del hombre.

A su vez Coulombe introduce las nociones de homo sacer de Agamben, la noción de abyecto en el sentido utilizado por Julia Kristeva, el concepto de grotesco en el sentido que le otorga Mijaíl Bajtín, y observa al zombi a partir de cada una de estas nociones extrayendo su sentido como personaje conceptual que viene a interpelar a la sociedad de consumo. En este sentido el ensayo busca interpretar la violencia del zombi como la emergencia de una animalidad pre- social que se esconde bajo las instituciones y la civilización.


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La ruptura de ciertos órdenes de identidad, que fractura el sistema simbólico, deja brotar esta parte animal y fatal del hombre que duerme bajo el barniz de nuestra civilización. Es por ello que lo abyecto es la roca contra la que todo el simbolismo viene a chocar.


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Él es el límite y muestra su fragilidad. (Coulombe: 2012, p. 83) [La

T. es mía]



La epidemia zombi se identifica con la manifestación de lo que la sociedad reprime, encarnado en la materialidad bruta del cuerpo del zombi, en la explicitación de la muerte, en el grotesco, la masificación, el zombi es la explicitación de las imágenes que la sociedad oculta, y como tal, es la caída del orden simbólico. La horda amenazante de zombis avanzando, incluso lenta y débilmente, se muestra como un peligro que el individualismo de la sociedad contemporánea no es capaz de superar. La consecuencia de ello es la creación del hábitat que finalmente construye la epidemia, y es la ruina total de la sociedad y la cultura occidental.

Por ésta razón, el último capítulo del ensayo estará dedicado al apocalipsis. En él se indagara la representación del apocalipsis que presentan films como 28 días después o Day of the dead, a partir de la concepción kantiana de lo sublime. En la exposición del concepto y de los motivos que conducen a Kant a formularlo el autor se aleja considerablemente del tema que se está tratando, hasta tomar la forma de un desvío. Sin embargo, el concepto es utilizado para comprender la fascinación de la sociedad actual con la concepción de un cambio radical que destierre finalmente a la humanidad. Esta temática no es exclusiva de la temática zombi, pero ciertamente es indisociable de ella. A diferencia de otros monstruos o géneros de horror, el zombi conduce irreversiblemente al apocalipsis. Y a su vez, este apocalipsis siempre tiene una connotación punitoria. Aun cuando se desconoce en la mayor parte de los casos las causas que generan la reanimación de los cuerpos, el zombi siempre se muestra como un castigo hacia los hombres, y en algunos casos, como una oportunidad de reestablecer sus vínculos sobre bases que no conduzcan nuevamente a un apocalipsis.

Finalmente, Coulombe identifica este deseo de punición, de ruptura del régimen actual, con un deseo de emancipación del sistema que debe ser castigado. La representación de las ruinas de la sociedad occidental presenta una posibilidad de los hombres de retomar el control de su destino. Incluso cuando el género no es optimista respecto de tal posibilidad.


Le petite philosphie du zombie, constituye de este modo una aproximación al estudio cultural de la temática zombi que prioriza en cierto sentido las representaciones cinematográficas del género, pero las pone en relación con los mitos originales sobre la zombificación, y busca a través del cambio de enfoque que muestra la figura del zombi, recuperar el sentido actual y su potencial como reflejo que permite reflexionar sobre algunos rasgos particulares de la sociedad occidental. Los conceptos filosóficos abordados son explicados en el mismo texto, aunque ello deviene en ocasiones en interrupciones del hilo conductor que el ensayo desarrolla. El libro constituye un buen material bibliográfico para introducirse en la temática, como para reflexionar sobre el significado del género, y su potencial como crítica de la sociedad actual. image