Entrevistas – Dosier


https://doi.org/10.34024/prometeica.2023.26.14888

 

 


UNA TARDE CON BORGES

CONVERSACIÓN CON DANIEL BALDERSTON


AN AFTERNOON WITH BORGES

Conversation with Daniel Balderston


UMA TARDE COM BORGES

Conversa com Daniel Balderston


Sol Martincic

(Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina)

solmartincic@gmail.com

 


Recibido: 01/03/2023

Aprobado: 01/03/2023

 

 

Daniel Balderston, director del Borges Center de la University of Pittsburgh y de la revista Variaciones Borges, ofreció una conferencia titulada “Una tarde con Borges” en la Villa Victoria Ocampo de la ciudad de Mar del Plata el 6 de julio de 2022. Luego de exponer su estudio sobre los manuscritos del escritor, el Dr. Balderston tuvo un intercambio con los especialistas e interesados en Borges allí presentes. El encuentro fue presentado y estuvo coordinado por Mariela Blanco y José María Gil, ambos investigadores de CONICET y docentes de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Esta transcripción recupera el intercambio posterior a la charla.


José María Gil: Seguimos con esta tarde con Borges. En esta instancia de la reunión que estamos teniendo acá tan gratamente, vamos a pasar a la parte de las preguntas.


 

Daniel Balderston: Pero primero, ustedes.


J.M.G: Sí, primero, para fortuna de ustedes, voy a hacer una única pregunta. Bueno, Daniel contestará, después también Mariela y luego pasaremos a las preguntas del público. Y mi pregunta sería la siguiente, si es posible: Mariela mencionaba la página del Centro Borges que es espectacular, y que se puede conocer muy fácilmente y que simplemente googleando van a encontrar la dirección (https://www.borges.pitt.edu/). Ahí, una de las cuestiones que se tiene en cuenta es la pregunta precisamente ¿por qué Borges? Bueno, una de las respuestas que da o una de las pistas que da es el argumento de los fundadores del Centro Borges, que decían, a mediados de la década del ’90, que lo que caracteriza a Borges es que es al mismo tiempo un filósofo de la poesía y un poeta de la filosofía. Y también señalan que, en todos sus textos, prácticamente, hay alguna clase de reflexión ontológica y que muchos de sus textos,

directamente, hasta se pueden interpretar como un tratado. La pregunta en relación con esto es si se puede dar algún ejemplo o alguna consideración acerca de porqué a Borges se lo puede considerar un filósofo de la poesía o un poeta de la filosofía o un poeta filosófico.


D.B.: Eso fue sin duda la afirmación de Iván Almeida, que es filósofo y semiótico. Vive en Francia ahora, se jubiló, se jubilaron de Dinamarca, él y Cristina Parodi. Y hay mucho escrito sobre la filosofía de Borges o las ideas filosóficas de Borges. Yo creo que estoy un poco en el otro bando ahí y que pienso que Borges utilizó todas las cosas que iba leyendo y de una variedad asombrosa, lecturas de muchísimas cosas desde la cultura popular y las noticias, hasta tratados en alemán de filosofía y religión, etc. Gran parte de las lecturas académicas, digamos, de Borges las hace en alemán. Eso lo hemos podido comprobar últimamente con estos cuadernos (referidos en la conferencia). Entonces, antes se pensaba que esas lecturas eran en inglés, pero muchísima lectura de filosofía, antropología, teología, etc., era en alemán. Lo que sí yo diría es que Borges tenía, bueno, esa habilidad para transformar ideas en relatos. Piensen en la relación, por ejemplo, entre “La biblioteca total”, que es un ensayo que publica en el ‘39 en El Hogar sobre la idea de una biblioteca total por combinación de letras aleatoria, y el cuento que escribe un par de años después, donde narra la experiencia de esa biblioteca desde un bibliotecario que está ahí preso, ha vivido y va a morir en un hexágono o en un pozo de esa biblioteca.1 Es decir, toma una idea de Kurd Lasswitz de una biblioteca total y lo convierte en relato. Y en este ensayo “Del culto de los libros”, yo creo que lo notable es también cómo va trazando ideas sobre los libros desde la Biblia hebrea, el Corán, los griegos, hasta nuestros días, hasta Carlyle, Léon Bloy y Mallarmé. Pero sabe dramatizar en medio de eso la importancia de la lectura a través de su breve resumen del incidente de Ambrosio de San Agustín. Es decir, la idea de hacer, trabajar, de convertir ideas en relato, tal vez también el ejemplo más difícil y más importante es “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, donde está trabajando con grandes ideas de la filosofía, pero desde la angustia de alguien que ha ayudado a destruir un mundo muy perverso de una conspiración de letrados que están transformando el mundo en una pesadilla en la postada del ´47 en el texto del ´40, Hacer eso con esas tradiciones filosóficas es muy diferente de lo que haría un filósofo de practicar en un tratado sistemático esa idea de la relación entre la percepción y la realidad, todo eso que venía de parte de Hume en ese cuento. Pero en el relato está contado desde la soledad y la angustia, y sabiendo que el mundo de su infancia se está echando a perder y que él, Borges, tiene parte de la culpa de eso porque con Bioy habían descubierto ese artículo sobre Uqbar y después, con ayuda de varios amigos, habían ido descubriendo el resto de la enciclopedia de Tlön. Y cuando eso pasa a la cultura popular a través de los diarios y la radio, el mundo se convierte en algo espantosísimo. Está escribiendo eso en el ‘40, el mundo era un espanto, proyectando eso siete años hacia el futuro, donde el espanto del ‘40 se ha triplicado, se ha vuelto absolutamente invivible. Entonces, creo que sí, las lecturas de todo tipo, no solo de filosofía. Cervantes dice que leía los pedacitos de papel en la calle; Borges era un poco así, si uno comienza a mirar la cantidad de referencias a cuestiones de la inmediatez del momento y cosas que obviamente venían de sus lecturas de los periódicos y de su atención. En el final de “El milagro secreto” hay fechas muy precisas, “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”: los dos chicos, Unwin y Dunraven, cansados de una vida sin aventuras han venido a un lugar de Cornwall la tercera o la última semana del verano de 1914. Deja al lector recordar que el asesinato del archiduque fue una semana después. Ese tipo de precisión lo hace con sus lecturas filosóficas, con sus lecturas teológicas, pero también con sus lecturas del diario. Y por eso yo creo que es interesante pensar “Del culto de los libros” como su respuesta a tal eslogan, al panorama que se tiene en frente.


Mariela Blanco: Para cerrar esta etapa de preguntas que teníamos planeadas con José María, antes de darle el micrófono al público, tengo dos que tienen que ver con volver con lo que dijiste en tu comentario y que planteaste en forma de pregunta. Dijiste algo así como “no sé si Borges tenía un método”, me gustaría que volvieras sobre ese tema. Luego de tu exposición tan minuciosa en donde lográs sistematizar varios procedimientos a partir de sus manuscritos, parecería que sí. Entonces, la pregunta sería por esa respuesta en interrogación sobre el método, y la segunda es por qué pensás que anotaba tanto como se ve ahí prolíficamente en el manuscrito que mostraste.


1 Se refiere a “La biblioteca de Babel”.

D.B.: Ok. Bueno, comienzo con la segunda parte. Las anotaciones comienzan a aparecer a veces en los años ’30, muy de vez en cuando, pero la proliferación de las fichas bibliográficas en los manuscritos comienza en el ‘49 y termina en el ‘55 cuando deja de poder leer. En esos años sabía que estaba perdiendo la vista y su madre ya comienza a servir de amanuense. En algunos de los cuadernos que hemos visto hay páginas donde Borges comienza a escribir y después la letra se va agrandando y haciendo un poco más borrosa y después sigue la mamá. Es decir, que hay una necesidad de fijar las referencias, las lecturas, porque sabía que iba a perder la vista, porque sabía que iba a necesitar de otros para seguir su labor. En el caso del manuscrito que le regala a Alicia Jurado sobre el budismo, eso lo escribe él. Los apuntes son letra de él en el ‘51, pero a base de eso, veinte años después, con ella escribe Qué es el budismo, uno de esos manuales, es decir, que ella usó el manuscrito del ‘51 para convertirlo después en un libro de coautoría con él, donde ella puso la parte del budismo zen y algunos de sus otros entusiasmos que no había mencionado Borges en las conferencias del ‘51. Es decir, que hay una necesidad de fijar en papel la investigación porque sabía y también dicen siempre que antes del ‘49 no se atrevía a hablar en público. La conferencia que da en Montevideo en el ‘45 “Aspectos de la literatura gauchesca” la escribe, pero le pide a José Pedro Díaz que la lea.


En el ‘45 estaba aterrado de hablar en público. Lo mismo sucedió con “El desagravio a Borges” y la cena de la SADE. Él no leyó sus textos. A partir del ‘49 comienza a hablar en público y obviamente nunca paró de hablar si pensamos en la cantidad de conferencias y entrevistas del Borges ciego. Pero este período es muy importante porque de repente podemos documentar sus lecturas, cómo utilizo esas lecturas, ahora… método, yo diría que hay como métodos idiosincrásicos diversos que discuto bastante en el libro de Ampersand,2 pero que yo no lo podría reducir a un método. Por ejemplo, un ejemplo muy estúpido, pero usa a veces la X mayúscula en el margen izquierdo para inserción, a veces para tachadura y otras veces, para tachadura o inserción. La misma letra significa las dos cosas contrarias y hay una en los manuscritos importantes del período central del ‘39 al ‘53. Hay una proliferación de posibilidades, a veces hasta quince para escoger una palabra, a veces cinco o seis versiones de una cláusula, y no necesariamente escoge la última. Es decir que vierte sobre la página todo lo que se le ocurre. Una especie de asociación de ideas, pero sólo podemos vislumbrar el texto publicado en las segundas versiones. En las primeras versiones, en un par de casos he contado palabras y de las primeras versiones pasa un 10 o un 15% de las palabras a las versiones finales. Las segundas versiones pasan de repente a un 90 o 95%. Es decir, que el proceso de poner muchísimas posibilidades y después ir escogiendo forma parte de su, digamos, método de trabajo. Pero nadie lo reconocería como método. Por eso me molesto un poco con el hecho de que los cartesianos hayan insistido en que haya un método, cuando yo no estoy nada convencido de que es un método coherente. Yo creo que es, hay prácticas que desde los textos de los manuscritos de la indeterminación de los ‘20 hasta la ceguera, él dice en todas las entrevistas: “Después de la ceguera comencé a escribir en versificación regular y en rima porque era más fácil componer y dictar de una vez”. Ustedes van a ver que la pobre de Leonor Acevedo de Borges tuvo que anotar muchas versiones de ese poema antes de que hubiera un poema pulido. Es decir, que hay mucha mentira en eso de tener un método claro de ciego sabio. Otra pregunta…


M.B.: Sí, estaba la pregunta de Ángel (Chiatti).


Ángel: Sí, vuelvo un poco atrás, lo que decías respecto de ideas filosóficas que mencionaba José María, con eso producía relato, es decir, literatura. Y a mí siempre me asombró la cantidad de lectores implícitos que generó Borges. Y yo creo que justamente es porque a partir de distintos discursos y distintas disciplinas, ha producido literatura con eso. Si uno sabe este discurso y lo importante es eso, como el caso de Heisenberg en el ‘27 enuncia el principio de indeterminación y Borges ya lo glosa y lo cita en el ‘29, dos años después. Una curiosidad increíble. O “Nueva Refutación del tiempo”, ahí está el nuevo concepto de espacio-tiempo.


D.B.: Sí, dos ejemplos más. Alberto Rojo ha venido trabajando y tiene un libro, Borges y la física cuántica,3 con el hecho de que “El jardín de senderos que se bifurcan” del ‘41 anticipa por dieciséis años


2 Balderston, 2021.

3 Rojo, 2013.

la hipótesis Everett de la física cuántica de los multiversos, y Everett y sus compañeros se enteran unos años después. Hay una tesis de mediados de los ‘60, donde ya ponen epígrafes de Borges de “Senderos” para fortalecer la tradición. Pero Borges había anticipado esto en “La lotería en Babilonia” y tengo un artículo sobre esto. Hay una frase que dice “Nadie hasta ahora ha esbozado, una teoría general de los juegos”. Eso es año ‘41. Theory of games and Economic Behavior es del ‘44. Es posible que esté lanzando ideas que sabemos que llegan a ser ideas importantes en los campos más diversos. Pero no en forma sistemática. Yo creo que son como pequeñas digresiones y ramas que resultan ser importantes para los grandes pensadores de la física cuántica, de la teoría de los juegos. Obviamente, ahora para la informática y los multiversos y etc., etc., pero yo creo que esas intrusiones no necesariamente se desarrollan o no se desarrollan de forma sistemática en la obra de Borges; son destellos que otra gente se encarga de desarrollar con o sin un conocimiento de lo que es Borges.


M.B.: ¿Alguna otra pregunta, comentario? ¿Martín (Pérez Calarco)?

Martín: Estaba viendo las anotaciones y demás y me vino esta idea, esta cosa que ya quedó como una especie de lugar común de decir “Borges no era un erudito” y la falsificación y demás ¿no? Y, sin embargo, el tipo de trayectoria que es como lector ¿no?, las fuentes con las que trabaja, por ahí hay como otra alternativa a la idea de erudito, no una forma armónica ni estable de erudición, pero sí hay una trayectoria muy singular, yo veo como una especie de erudición, podemos pensar, ecléctica y acaso irreverente.

D.B.: Sí, yo hace muchos años ya que escribí y publiqué mi tesis en relación al cambio en el ‘85.4 En el ‘86 publiqué un índice a la obra de Borges que es la base del Finder ´s Guide actual en el sitio de Borges (https://www.borges.pitt.edu/finders-guide). Ya en el ‘86 había llegado a la conclusión de que el lugar común de decir que había muchos libros y autores y títulos apócrifos era porque la gente no sabía investigar. No sabía encontrar que había fuentes. Ahora, esa intuición mía, yo no tenía necesariamente la base para decir la edición tal, tal y tal página, segundo párrafo, esto. Eso lo hemos podido hacer en los últimos dos o tres años gracias a estos cuadernos. Antes de eso, había de vez en cuando, alguien descubría alguna cita invisible. Silvia Molloy en Las letras de Borges5 dice que cuando estaba traduciendo algo de H.L. Mencken en sus años mozos, se topó con una cita en Mencken de Pilgrim's Progress, de John Bunyan que aparece algo de la sangre que se corre entre los dedos o algo así que aparece en “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”.


Yo estudié el manuscrito de “El hombre en el umbral” que comienza con una cita equivocada de Juvenal y con la declaración de que no va a haber interpolaciones de Kipling. Y en el manuscrito, en el margen, está la cita de Juvenal bien y se está burlando del inglés que tiene pretensiones de latinista y él sabe mejor latín que el interlocutor inglés y sabe, esconde un verso de Kipling en la descripción del loco que ejecuta al oficial británico corrupto. Es decir que los manuscritos nos dan pistas, pero ya sabíamos que había muchísimas citas escondidas. Mi ejemplo favorito, porque fue supongo que el primero que descubrí, es el final de “El inmortal” eso de “palabras, palabras, palabras desplazadas, palabras de otros”, es decir, la idea de que el manuscrito de Cartaphilus fue un plagio es a la vez un plagio por parte de Borges de Joseph Conrad de un prólogo muy famoso. Está traduciendo un texto de Conrad y poniéndolo como defensa de plagio. Es decir que esa cuestión de la erudición, bueno, ninguno de nosotros es suficientemente erudito para manejar todos estos campos del saber, pero sí podemos comenzar a entender los mecanismos y eso tal vez lo que hemos hecho con Mariela y con Emron Esplin y con otros es descubrir a alguien que sabe de filosofía, del pensamiento sufí y quienes podrían trabajar con la investigación en Borges de las sagas islandesas y la poesía escandinava, etc., etc. Eso no puede ser un trabajo individual. En el libro de ensayos que hice circular entre el público, María Celeste Marín, de la Sorbona Nueva, y yo hicimos una edición crítica de un manuscrito inédito de seis clases del ’52, tendría que ser una edición crítica de Borges, ¿no?6 Y si miran las páginas de texto que hay y la cantidad de notas, más quince páginas de manuscrito, pasan a ochenta y cinco páginas en la versión publicada. Ese



4 Balderston, 1985.

5 Molloy, 1999.

6 Balderston y Martín, 2019.

tipo de trabajo de estudiosos es lo que todavía nos espera y que no se puede hacer. No se puede hacer bien o de forma total, porque…hay momentos que envidio a mis compatriotas que trabajan sobre Whitman y Dickinson, por ejemplo, porque las obras están libres y uno desearía que el señor Borges hubiera muerto en 1880 en vez de 1986. Pero bueno, es como otro poder. Pero necesita ese tipo de aparato crítico. Recomiendo mucho un libro que publicamos en el centro Borges que se llama Borges Bioy en contexto, de Cristina Parodi, de nuevo, hay una versión PDF muy barata y también una versión en papel que hizo el aparato crítico de una edición que es imposible hacer, ¿no?7 Y ellos habían dicho, Iván Almeida y Cristina Parodi, en un ensayo en Variaciones Borges,8 que lo que realmente necesitaríamos hacer es una especie de aparato crítico así, donde las obras completas se pudieran poner en un hueco en el medio y tenerlo de referencia. Creo que es lo que estamos comenzando a vislumbrar ahora en 2022.


M.B.: Es como una especie de acompañamiento para leer una obra que se hace muy difícil, que es la de la de Borges y Bioy porque sale, digamos, del común de la obra que estamos acostumbrados quizás con Borges.


Oyente: ¿Borges aún guarda sorpresas para usted?


D.B.: Oh, sí, constantemente. No, por eso estoy …bueno…. comencé a frecuentar a Donald Yates, el coleccionista cuyos papeles están ahora en la Michigan State University como en el 2014. Yo iba una vez al año por varios días. Tenía la segunda versión del manuscrito de “El Inmortal”, etc. muchas cosas, pero yo estoy convencido ahora de que él pensaba vivir unos veinticinco o treinta años más, porque como siempre, me deparaba una sorpresa por visita. Había todavía programadas muchas visitas futuras que no se pudieron realizar porque murió, pero ahora en equipo estamos viendo eso. Es un rompecabezas maravilloso porque los manuscritos, cuadernos, las referencias cruzadas, el descubrimiento de las ediciones precisas que consultó que, en muchísimos casos, no son las mejores ediciones… muchísimas veces. Borges era un hombre sin demasiados recursos, entonces, si tenía un libro de William Blake, era una selección popular de la prosa y verso de William Blake, no eran las grandes ediciones de Blake, ni de Swift, ni de Flaubert, etc. Entonces, para comenzar a entrar en esa materia, estos papeles han resultado absolutamente claves. Bueno, también soy docente. Entonces, cada vez que vuelvo a enseñar, digamos, a ver, “Abenjacán el Bojaría, muerto en su laberinto” descubro algo más. Son textos donde hay capas y capas y capas y capas. Y a veces uno siente algo y se da cuenta seis meses después que es lo que le estaba dando cosquillas. Y a veces, por otra lectura que nada que ver, como dijo el señor Ángel ahí al fondo. A veces, la revelación de un pequeño secreto está en una lectura que uno está haciendo como Molloy, traduciendo a H. Mencken, que a su vez es muy difícil. Por eso también es muy importante el libro de Cristina Parodi, porque demuestra que tanto del lado de Bioy como del lado de Borges había un interés increíble en las nimiedades de la cultura popular. ¿Alguna? Todavía una pregunta más.


Oyente: -No sé si se puede...


D.B.: - Sí, adelante, por favor.

Oyente: Escuchándolo… digamos, también esta cuestión de no parecer que tuviera metodología y estos cambios que produce en las versiones, ¿tal vez no sería una forma de él mismo no saber dónde, de no saber cómo usarlo, que él mismo quería decir?


D.B.: Sí, yo dije eso hace muchos años en un análisis del ensayo “La muralla y los libros”. Comencé a anotar la cantidad de veces que decía, "tal vez", “acaso”, “puede ser”, "Estuve leyendo el otro día", todo como ocurrencias.

Oyente: Y los reportajes también.


7 Parodi, 2018.

8 Ivan Almeida & Cristina Parodi, 2000.

D.B.: - Sí, y yo creo que eso también tiene que ver con su fama posterior, radial, televisiva, entrevistas, etc., ese titubeo no es exactamente una costumbre nacional y no era exactamente el tipo de discurso que había en el ‘49, ‘50, ‘51, ‘52. Es decir que yo creo que el titubeo como ... como estrategia.


Oyente: - ¿Era un recurso?

D.B.: - Como algo que tenía que ver con su manera de ser. También da una clave para entender por qué sus textos se abren a múltiples lecturas, a lecturas desde distintas disciplinas. Esa incertidumbre radical que se ve en las primeras versiones pasa todavía a las versiones publicadas y sigue revisando después de publicarlo, también. Hay un capítulo del libro sobre eso. Pero yo creo que lo que Molloy en su libro, Las letras de Borges, llama del vaivén, de una cierta cuestión como de algo borroso, que no se puede fijar. Es parte de lo que hace que la obra sea tan interesante y que sea susceptible a tanta lectura nueva. Todavía en 2022, digamos, hay una bibliografía crítica abundante y, sin embargo, yo creo que los del equipo de Mariela y yo, y algunos otros en el mundo, sentimos que estamos recién comenzando. No es que todo esté dicho, no está dicho casi nada de lo que se podrá decir.


Oyente: -Gracias.


J.M.G.: Muy bien. Tenemos tiempo para una pregunta más o algún comentario, si quieren.


M.B: A propósito de que se habló del libro de Cristina Parodi, quería un poco volver a esa relación con Bioy Casares, y me parece que es una buena oportunidad para emplazar a Borges en Mar de Plata.


D.B.: En esta casa, sí.


M.B.: Claro, eso, para saber, como para que pensemos, ya que estamos acá sentados, en el vínculo con quien los presentara, es decir, Victoria. Y algo creo que también de los tonos del ensayo, de los tonos del decir, me parece que también se puede pensar en relación con Victoria y no solamente para el ensayo.


D.B.: Y el contraste con Victoria.


M.B.: Claro.


D.B.: Uno de los grandes poemas iniciales, “Arrabal”, dice en la dedicatoria inicial “a Guillermo de Torre por contraste". Después borra eso, el “por contraste". Guillermo de Torre pasará a ser su cuñado. Pero yo creo que...


M.B.: Pero creo que, como en la vida misma, podríamos decir que esas relaciones complejas son las más ricas. Entonces, eso es lo que voy a comentar, no solamente el contraste, como estás diciendo, sino después este nuevo lugar que le hemos encontrado también a Victoria como la promotora de un Borges oral. Es decir, sabemos que por estos estudios de las conferencias que hemos venido impulsando, que Victoria además de haber ocupado el lugar que ocupó en Sur y haber albergado la escritura de Borges en el proyecto editorial de la revista, en la editorial en sí misma, Borges como traductor también, hizo mucho para que Borges comenzara a ser tanto profesor como conferencista.


D.B.: Y ganarse la vida con eso, porque entre el ‘49 y el ‘55 no tenía otra ocupación.


M.B.: Y son los años en que el contraste se diluye porque, digamos, muchas de las prédicas políticas las van a compartir con tonos distintos. Bueno, ¿te parece que falta hacer un estudio sobre Borges y Victoria?

Oyente: Te lo iba a proponer. Ameritaría que en Villa Victoria ustedes organizaran un encuentro Borges- Victoria.


M.B.: Bueno, creo que podemos tomarlo.


Oyente: Convocar a las musas… convocar a las musas.


D.B.: Muy bien. Y también sentir los rumores de lo que se decía aquí enfrente...9


J.M.G.: Creo que la hemos pasado magníficamente, despedimos a Daniel Balderston con este aplauso.


Referencias


Balderston, D. (1985). El precursor velado: R. L. Stevenson en la obra de Borges. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.


Balderston, D. y Martín, M. (2019). Ensayos. Jorge Luis Borges. Borges Center. Pittsburgh.

Ivan Almeida & Cristina Parodi (2000) "Editar a Borges". Borges Studies Online. On line. J. L. Borges Center for Studies & Documentation. Internet: 07/04/00 (http://www.borges.pitt.edu/bsol/eab.php).

Molloy, S. (1999). Las letras de Borges y otros ensayos. Beatriz Viterbo. Rosario. Parodi, C. (2018). Borges Bioy en contexto. Borges Center. Pittsburgh.

Rojo, A. (2013). Borges y la física cuántica. Siglo XXI. Buenos Aires.


9 En referencia a Villa Silvina, la casa de la hermana de Victoria, que compartió con su esposo, Adolfo Bioy Casares.