Editorial – Dossier


https://doi.org/10.34024/prometeica.2023.26.14873

 

 


LOS OTROS BORGES

A MODO DE INTRODUCCIÓN, UN ESTADO DE LA CUESTIÓN DE LOS ESTUDIOS SOBRE BORGES


THE OTHER BORGES

By way of introduction, a state of the art of studies on Borges


OS OUTROS BORGES

A título de introdução, um estado da arte dos estudos sobre Borges


La literatura de Borges, felizmente, sigue siendo un objeto de indagación no solo para especialistas en el campo de las letras, sino también para filósofos, matemáticos, físicos, músicos, cineastas y teólogos, entre otros. Si importara preguntarse por las causa de esta vigencia y de esta amplitud, una de ellas, la más tangibles, tendría que ver con sus lecturas y preferencias, dado que Borges fue un curioso lector de todos los temas y a, al mismo tiempo, supo incorporar esas lecturas en su escritura, dejando rastros en algunas ocasiones, ocultándolos con astucia, en otros. Otras causas, sin duda, obedecen al orden del efecto de lo estético que se torna más difícil de explicar en pocas líneas. Este número de la revista Prometeica, que junto con José María Gil hemos tenido el gusto de editar, recopila trabajos de especialistas en la obra de Borges que aceptaron el desafío de abordar, desde diferentes ángulos, el siempre fructífero cruce entre filosofía y literatura en su escritura y en la conformación de su figura de escritor.


Si bien esta imbricación entre literatura y filosofía fue detectada y estudiada en Borges desde los inicios de su crítica (Barrenechea, Rest, Almeida, entre los más valiosos), atribuyéndosele incluso muchas veces la clasificación de escritor metafísico que contribuyó a que las nuevas generaciones lo leyeran como un escritor alejado de su contexto de producción y su entorno más inmediato, considero que en 2010, a partir de la publicación de Borges, libros y lecturas, de Laura Rosato y Germán Álvarez, se produce una bisagra. En efecto, recordemos que este libro recopila y encuadra muchas de las anotaciones que Borges realizara en sus libros de consulta que luego donaría a la Biblioteca Nacional y que hoy constituyen el acervo del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges de esa institución. A partir de ese momento, mucho de las aproximaciones a las fuentes utilizadas por Borges, que antes se basaban en especulaciones ˗valiosas, en muchos casos˗, comenzaron a tener una sólida base material. Rosato y Álvarez aciertan al describir el método de lectura de Borges, que se convertiría en método de trabajo en tanto un gran número de las citas recortadas y anotadas en las contraportadas y colofones de los propios libros, fueron y son pasibles de ser detectadas en muchos de sus escritos. De ese modo, esa retroalimentación entre lectura y escritura, ese lugar que ya desde la dedicatoria de Fervor de Buenos Aires otorga al lector un lugar de mayor privilegio que el del escritor, comienza a hacerse más tangible.


Cada vez estamos más cerca de poder describir el modo en que Borges produjo sus textos, es decir, de imaginarnos no solo el decorado y los elementos de su laboratorio, sino también el montaje de sus textos. En ese sentido, otro hito dentro de los estudios sobre Borges está dado por la monumental investigación emprendida también hacia 2010 por Daniel Balderston, director del Borges Center de la University of Pittsburgh, quien ya ha publicado varios libros que describen lo que dio en llamar El método Borges, en

donde expone los resultados de sus estudios sobre los manuscritos y otros materiales, desde una perspectiva en la que se advierte, más que en ninguna otra, sus años de trabajo y estudio de la obra de este autor y la lectura atenta y respetuosa de lo que hacen los críticos en todo el mundo.1 En ese sentido, la revista Variaciones Borges, fundada por Iván Almeida y Cristina Parodi en 1994 en Dinamarca y que Balderston dirige desde 2005, constituye un lugar de privilegio para propiciar y mantener viva la discusión.

Poco después, y a partir del propio evento en donde se dio a conocer públicamente el libro Borges, libros y lecturas en la Biblioteca Nacional en agosto de 2011, comienza a tomar forma la investigación sobre las conferencias de Borges, que hoy en día ya devino una reflexión sobre su oralidad en tanto incorpora otro tipo de discursos como las clases, los cursos y otro tipo de materiales. Voy a detenerme un poco más en este aspecto porque permite establecer conexiones con algunos de los trabajos incluidos en este número.

Es precisamente en un libro de filosofía donde Borges deja sentada la huella que dará inicio a esta investigación. Me refiero a las anotaciones que el escritor dejó en el libro Schopenhauers Leben de Wilhelm Gwinner:2



 

 

 

Esta nómina de 24 conferencias fue el punto de partida para una pesquisa que, al momento, lleva relevadas más de 300 charlas, entre cursos, conferencias y otras intervenciones orales, solamente en el período temporal recortado, dando cuenta de la importancia de la producción oral en el conjunto de la obra del autor. Dado que se trata de un objeto evanescente en tanto no hay registros audiovisuales de este período de las primeras charlas, el trabajo de investigación se propone como una reconstrucción que permite evocar la oralidad a partir de sus huellas encontradas en archivos.


A partir de este imbricado itinerario que Borges intercala con los extractos del libro que le interesa subrayar, en 2015 formalizamos una investigación que permitió demostrar que, entre 1949 y 1955, el ex-auxiliar de una biblioteca municipal se convirtió en un exitoso orador que recorrió las provincias argentinas y viajó asiduamente a Montevideo para dictar cursos y conferencias sobre los temas más diversos: literatura gauchesca, inglesa, norteamericana, alemana, budismo, pensadores místicos, literatura fantástica, entre otros. El período coincide con su etapa de polémica contra el peronismo y con su reflexión sobre el lugar del escritor en la sociedad. Los resultados de este

 

 

Anotaciones de Borges en Schopenhauers Leben de Wilhelm Gwinner (1949-1952)

1 Cfr. Balderston, D., (2018) How Borges wrote, University of Virginia Press: Charlottesville; traducido al español en 2021como El método Borges, Ampersand: Buenos Aires; y en 2022 su Lo marginal es lo más bello, EUDEBA: Buenos Aires.

2 En portadilla: firma de Jorge Luis Borges, 1949, Buenos Aires, y notas manuscritas. «257: Fast jeden Contact... || 118: Das Leben ist eine Sprache... || En 1949, he hablado en Buenos Aires, en el Rosario, en Córdoba, en el Azul, en Olavarría, en La Plata, en Montevideo, en Lomas de Zamora, en Santiago del Estero, en Tucumán y en Bahía Blanca. || En 1950, en Buenos Aires, en La Plata, en San Fernando, en Resistencia, en Posadas, en la Universidad de Montevideo. || 277: “Buddha, Eckhart und ich...” || 216 ... happen to dwell together in this grey one of mine...|| 387: die Natur ist dämonisch, nicht göttlich. || 393: ein reines intellectualles Gewissen. || 344 ... den isoterischen Namen Âtma... || 119: Pantheismus. Cf. P. und P., II, 104. || 251

... in alten Briefen und Notenheften... || 246: ein gelehrter Einsiedler, kein Asket, geschweige denn ein Heiliger. || 267: Wenn er zu Zeiten sich unglücklich gefühlt... || 27: Selbstmord des Vaters. || 397: Je voudrais savoir ce quíl pense de nous autres...

|| 82: Bonaparte ist nur ein gewaltiger Spiegel des Willens zum Leben. || 102 ... nein, Sie wären nicht da... (Goethe) || 103 ... dass auch dieser Saiten hatte, die Keinen Ton gaben. || 63: das Sophisma mentiens. || 102: cogitor ergo cogito (Baader). || 332

... in diesem von Jugend auf melancholischen Thiere... || En 1951, en Buenos Aires, en Montevideo, en La Plata, en Castelar, en Chivilcoy. || En 1952, en Buenos Aires, en Córdoba, en Paraná, en Nogoyá, en Gualeguay, en Gualeguaychú, en Montevideo, en San Antonio de Areco.» (Rosato y Álvarez 2017, p.173-174, subrayado mío).

trabajo, que exceden ampliamente el trazado de un itinerario e involucran el armado de redes intratextuales, intelectuales, ideológicas, así como abren infinitas posibilidades de análisis que ojalá sean aprovechadas por otros investigadores, se encuentran exhibidos y son constantemente actualizados en el sitio del Centro de Documentación Jorge Luis Borges: http://centroborges.bn.gob.ar/. Además, forma parte de la vasta información que recopila el Borges Center de la Universidad de Pittsburgh en su página web: https://www.borges.pitt.edu/talks-borges

Este trabajo nos revela una nueva faceta del escritor que lo humaniza en muchos aspectos, en tanto muestra que trabajaba intensa y sistemáticamente para ganarse la vida, viajando a distintos rincones del país (Gualeguay, Nogoyá, Resistencia, Santiago del Estero, Tucumán, Bahía Blanca, Azul, Olavarría, dentro de la extensa lista). Por otro lado, permite poner en relación los textos que Borges estaba escribiendo al mismo tiempo, a partir de lecturas que realizaba en los trenes y que utilizaría tanto para preparar charlas, escribir cuentos, ensayos y sus colaboraciones para diarios y revistas. Por último, muestra la fuerza polémica de su oralidad, que se convirtió en un modo de intervenir políticamente contra el peronismo gracias a la red de instituciones que patrocinaron sus visitas y el público asistente que lo recibía de manera entusiasta.


A medida que siguen apareciendo conferencias y materiales que permiten reconstruirlas, como es el caso del archivo del Colegio de Estudios Superiores que hemos localizado de manera reciente, resulta cada vez más evidente la necesidad de posar nuestra atención en ellos para considerar la obra “completa” de Borges. Basta pensar, por un lado, en la vasta cantidad de textos que nacerían como conferencias y que luego de varias modificaciones, se convertirían en artículos para diarios o revistas y, eventualmente, pasarían a integrar libros (el caso de Otras inquisiciones es uno de los más emblemáticos); también los que se convertirían en libros, tales como Borges, oral (1979) y Siete noches (1980); o las conferencias dadas en universidades norteamericanas. Además, textos como Antiguas literaturas germánicas o Qué es budismo tuvieron su origen en cursos ofrecidos en este período.


La riqueza de los materiales y las líneas de investigación que se han desarrollado en la última década deja entrever un panorama más que promisorio. Durante los primeros días de julio, el equipo de investigación que dirijo en la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina), integrado por investigadores y becarios del CONICET y denominado “Escritura e invención”, se reunió con Daniel Balderston durante tres intensas jornadas de trabajo con el objetivo de dar cuenta del estado de nuestras investigaciones, revisar y discutir ideas e interrogantes surgidos a la luz de estos avances y delinear algunas proyecciones futuras para el estudio de la obra de Borges. El trabajo conjunto permitió detectar los aspectos sobre los que hay que avanzar durante los próximos años, tales como: identificación de los manuscritos que corresponden a clases o a conferencias, armado de series textuales que incluyan notas de trabajo, presentaciones orales, transcripciones y versiones publicadas. El trabajo realizado durante estos días, que será continuado ahora en los primeros días de abril en la University of Pittsburgh, muestra el germen de lo que creemos podrá ser el futuro de los estudios sobre Borges: “colaborativos, multidimensionales y de base digital” (Lizalde y Fitzgerald 2022, p. 14).


Si bien hasta el momento el equipo logró reconstruir mucho del habla de Borges a partir de los diarios que cubrieron, en numerosas ocasiones, la mayoría de estos eventos, resulta interesante señalar otro hito en la historia de esta investigación, como es la reciente donación de cuadernos de Borges en la Michigan State University que pertenecían al profesor Donald Yates. Ese material contiene muchas de las notas que Borges utilizó a modo de partitura para sus conferencias. Una primera aproximación a estos nuevos materiales fue realizada en los trabajos de Variaciones Borges en sus números 52 y 54, por un equipo internacional de trabajo dirigido por Daniel Balderston, integrado por investigadores especializados en los distintos aspectos que Borges abordó en sus charlas. Dada la gran cantidad de notas marginales que contienen estos cuadernos de notas, es posible comenzar a concretar el objetivo de reconstruir la biblioteca consultada por el escritor para la realización de esta obra oral y de muchos de sus escritos. De ese modo, el método obligadamente especulativo que se manejaba hasta ahora para estudiar las fuentes de Borges, comienza a cambiar a partir de esta evidencia material que ofrece un nuevo desafío metodológico que arrojará resultados más concretos. Estos son algunos de los últimos movimientos del campo que lo mantienen, afortunadamente, muy activo y con grandes posibilidades de introducir

resultados tangibles y de impacto. Aunque más adelante me referiré en detalle a los trabajos incluidos en este número, quiero señalar ahora que los artículos de Daniel Fitzgerald y Marina Martín se inscriben dentro de esta perspectiva.


Ya contamos entonces con un vasto itinerario que nos permitieron reconstruir los archivos de periódicos e instituciones patrocinantes de las charlas. También tenemos acceso a muchos manuscritos que contienen el esqueleto de esas charlas. Si bien desde los orígenes de esta investigación sabíamos que sería sumamente difícil encontrar transcripciones de esas conferencias (recordemos que, como ha demostrado Balderston, Borges no escribía a máquina), luego de estos años sondeando distintos archivos, hemos encontrado algunas que nos permitirán constatar muchas de las hipótesis esbozadas hasta el momento. Se trata de cursos dictados entre 1950 y 1951, así como de las clases que Borges dictara en Mar del Plata en 1966, en su rol de profesor en la Universidad Católica a cargo de la cátedra de literatura inglesa y norteamericana. Gracias a la generosidad del grupo de estudiantes que tuvo el privilegio de asistir a ese curso y a la meticulosidad de Celia Pérez Mathiasen, quien atesoró durante todos estos años las transcripciones realizadas por el grupo de estudiantes, contamos ahora con una de las valiosas piezas del rompecabezas que contribuyen a completar y caracterizar cada vez mejor el panorama de la oralidad de Borges.


Y luego de este paneo, me permito volver a los trabajos de este número para poder así analizarlos en este marco y dar cuenta de sus más valiosos aportes.

Este número especial de Prometeica está integrado por nueve artículos, dos reseñas y un diálogo de una tarde de invierno en la Villa Victoria de Mar del Plata con Daniel Balderston, cuya desgrabación estuvo a cargo de Sol Martincic.


Los trabajos dan cuenta de una amplia variedad de metodologías y perspectivas. Así, el primer trabajo, “Esa mudez de los libros”, de Dardo Scavino, propone, desde una mirada semiótica, un vínculo novedoso en tanto rastrea afinidades de la obra de Borges con Heidegger y Levi Strauss. Partiendo de la tesis del nominalismo del autor, que toma de Jaime Rest, Scavino traza un inteligente recorrido que abarca centros nodales de la poética de Borges, como la teoría de la metáfora, y consigue caracterizar la “orientación hermenéutica y semiótica” particular que Borges le imprime a su proyecto y que lo acerca a dos autores contemporáneos con los que no es tan frecuente relacionarlo. El autor indaga, además, los modos de apropiación de ideas ajenas, así como su reverso, es decir, el uso de textos de otros para exponer ideas propias. De este modo, demuestra que, a partir de estos diálogos, Borges expone sus diferencias y afinidades con varios filósofos o teólogos contemporáneos, aun sin que hayan sido citados de manera directa. Este trabajo ofrece un recorrido profundo y, al mismo tiempo, completo de los diálogos y las omisiones del autor con las principales corrientes filosóficas con una atinada matización de acuerdo con los períodos de producción y sus diferentes etapas de escritura.


Una perspectiva similar se observa en el artículo de Iván Almeida, que cierra el número, “La ilustre incertidumbre” es un capítulo del flamante libro homónimo publicado por el Borges Center de la University of Pittsburgh, cuyo autor y editores nos permitieron reproducir. En este trabajo, el “ilustre” filósofo aborda de manera cabal los vínculos entre literatura y filosofía y los modos en los que Borges se apropia de los discursos de la filosofía, llegando incluso a sistematizar sus procedimientos de escritura. Su análisis de los modos en los que Borges utiliza la enumeración caótica y el estilo adversativo constituyen el hallazgo de conceptualizar una sintaxis de la cita que contribuye a cimentar el “estilo” Borges (me gusta mucho que no rehúya esa noción). En el marco de esas apropiaciones y usos discursivos, la concepción no enunciativa de la filosofía es el punto que le permite emparentarlo con Wittgenstein, iluminando así otro vínculo que no había sido tan explorado por la crítica.


Siguiendo con los vínculos intertextuales, la contribución de Leonardo Pitlevnik, “Acerca de la función de argumentar y juzgar a partir de ‘Los teólogos’”, se inscribe en el fructífero campo de cruce entre discurso literario y jurídico. A partir nuevamente del despliegue de una perspectiva semiótica, en este trabajo se analiza el cuento como un discurso inscripto dentro de los discursos sociales. En tal sentido, se pone el foco en las afinidades con el discurso judicial en tanto comparten la condición de relatos que

encaran modos de abordar y resolver conflictos sociales. Esa indagación de Borges por el modo en que se cimenta el orden social es deudora, sin dudas, de la pionera definición de política que ofrece Sarlo en sus clases recopiladas en Borges, un escritor en las orillas (1993). La actualización que realiza Pitlevnik demuestra que esta dimensión discursiva de su obra sigue dando lugar a debates que interpelan a la sociedad actual.


Otro lugar desde el cual pensar la literatura como discurso social es el que proponen José María Gil y Jonás Bergonzi en su “Lectura en voz alta y comentada para enseñar (a disfrutar) a Borges”. Los autores narran aquí su experiencia en el aula y proponen, a partir del estudio de un caso, una manera de compartir lecturas con los estudiantes de escuela secundaria trazando un puente comunicativo por medio de la voz. Además de los medulosos aportes del trabajo de campo, un plus de este trabajo está dado precisamente por la riqueza de la oralidad, de la cual, tal como comenté más arriba, Borges fue un gran estudioso y cultor. El arte de la oralidad no le fue dado a Borges de manera natural, tal como atestiguan sus allegados cuando recuerdan sus primeros pasos como conferencista. Quizás por eso se convertirá en una de sus labores más queridas por el autor con el correr del tiempo. El rol de profesor será para él como una especie de consagración, además de una actividad que le proporcionó mucho placer. Y es en este sentido que encuentro una afinidad muy fuerte entre el modo de acercar los textos que proponen aquí los autores y el modo muy personal desplegado por Borges en sus clases para compartir lo que Barthes llamaría el placer del texto con sus estudiantes. Así, cuando Gil y Bergonzi hablan de leer en voz alta, evocan indirectamente los célebres momentos en los que Borges recitaba poemas o pasajes enteros de sus textos favoritos y compartía sus lecturas con ese tono conjetural tan propio con diferentes audiencias. En ese sentido, la figura del “orador-trovador” que los autores encuentran para caracterizar la experiencia de enseñanza es asimilable también a la labor del Borges profesor.


Y si de ahondar en la oralidad se trata, el aporte de Daniel Fitzgerald, “Return to the Voice”, resulta invaluable en tanto se aproxima al modo en el que Borges cimenta su relación con los oyentes a partir del concepto de “conversación”. Este trabajo se inscribe en el proyecto arriba comentado que se propone reconstruir la oralidad del autor. En este sentido, enfatiza que solo a partir de la oralidad se arma el rompecabezas de la obra de Borges, que es la hipótesis general de nuestra investigación. En este caso, a partir del estudio de los manuscritos inéditos de las clases sobre Oscar Wilde, Fitzgerald arma una porción del rompecabezas mostrando que el ensayo “El culto de los libros” es una síntesis de retazos desplegados en clases ofrecidas en el Colegio Libre de Estudios Superiores en 1950, una de las principales instituciones que le darían cobijo luego del conflicto que lo dejó cesante de su cargo de bibliotecario auxiliar en la Biblioteca Miguel Cané. La riqueza de este trabajo se advierte también en que el autor no solo reconstruye el itinerario de sus lecturas a partir de las referencias marginales en sus manuscritos, sino que explora el camino de sus ideas, de cómo procesó y sintetizó esas lecturas, incorporándolas en su discurso.


El mismo método le imprime solidez a la lectura de Marina Martín, titulada “Borges en diálogo con la Ilustración”, en tanto esta estudiosa ha indagado los manuscritos vinculados con el tema que aborda: el diálogo de la obra de Borges con los filósofos de la Ilustración (Berkeley, Hume, Jonathan Swift, Kant y Leibniz). En la misma línea de Scavino y Almeida, que develan ricos vínculos intertextuales con la filosofía, Martín explora cruces con algunas de las principales corrientes de las teorías del conocimiento que subyacen a textos vertebrantes como “Postulación de la realidad”, “Nueva refutación del tiempo” y “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, entre otros.


La pregunta sobre si Borges fue un filósofo o si vampirizó el discurso filosófico para sus ficciones es retomada en la contribución de Mercedes Giuffre en su “El Oriente en Jorge Luis Borges”, en donde ofrece un paneo del complejo vínculo de atracción de la literatura del autor con Oriente. Y en ese recorrido, subyace su particular mirada que opta por la segunda alternativa opción, es decir, que elige leer el intertexto con el pensamiento oriental como una fuente de su imaginación. El trabajo ofrece valiosos datos sobre el modo en el que Borges llega a estas fuentes, así como reflexiones sobre la manera en que éstas incidieron en su experimentación genérica. El análisis parte de cuentos y antologías y permite extraer inferencias sobre la intervención de Borges en la construcción de un nuevo canon literario.

Por último, me centraré en dos contribuciones que se centran en los modos en que es o puede ser leída la obra de Borges. En primer término, el trabajo de Miguel Ángel Petrecca, “Ningún lugar es un lugar. Borges en la poesía china contemporánea”, aborda el estudio de la recepción de la producción del escritor argentino en un grupo de poetas chinos contemporáneos que pertenecen a la llamada “tercera generación”. El diálogo resulta fructífero porque se trata de un grupo cuyos inicios coinciden en gran medida con los comienzos del proceso de apertura en China y, concretamente, con la introducción de Borges en el país asiático en los noventa. Estos poetas protagonizaron debates sobre el vínculo de la poesía china y la poesía occidental, la tradición y el lugar de la poesía china en sistema de la poesía mundial, cuestiones que, como sabemos, ocuparon un lugar central en las disquisiciones de Borges. Este enfoque se centra en la recepción de su obra y su figura, en tanto en los poemas analizados se advierte tanto la intertextualidad cuanto el afán de representar aspectos vinculados con la mítica figura del escritor. El trabajo llama a la lectura no solo por el interés que genera el objeto recortado, sino por la sensible lectura de los poemas y por la meticulosidad de su escritura.


El aporte de Rogelio Laguna y Martín Iraizos López, “Borges y el pos/trans humanismo”, destaca por la novedad del enfoque. En efecto, si bien ˗como reconocen los autores˗ ya hay trabajos dedicados esta la relación, éste se centra en revisar viejos temas desde una nueva mirada. Me refiero a volver a discutir el “humanismo” de Borges no solo desde este siglo, sino desde esta nueva mirada que vuelve a interrogar sobre los límites del concepto de lo humano en diálogo con lo que no lo es. Y resuena así ese lugar desde el que casi ninguna lectura sobre Borges puede liberarse, que es la de asignarle el lugar de precursor. Para demostrar esta hipótesis del Borges precursor del trans/pos humanismo, los autores analizan el famoso tema del doble, pero imbricado con la noción de cuerpo, de lo que emerge una nueva manera de leer tópicos transitados como la ceguera, a la que el propio Borges le imprime sentidos inexplorados hasta el momento en su escritura.


Agradezco profundamente a José María Gil por la invitación a colaborar en este número monográfico y por su compañerismo generoso. También a Daniel Balderston, quien, además de permitirnos publicar su charla en la Villa Victoria con los editores de este número, nos sugirió muchos de los nombres de sus colaboradores. Por último, a ellos por confiar en nosotros, por su profesionalismo y por los diálogos enriquecedores.


Referencias


Lizalde, O. y Fitzgerald, D., (2022). “De clases, conferencias y manuscritos. Proyecciones para estudiar a Borges”, Variaciones Borges, No 54, pp. 3-18.


Rosato, L. y Álvarez, G., (2017). Borges, libros y lecturas, Biblioteca Nacional: Buenos Aires.

 


Mariela Blanco

(Universidad Nacional de Mar del Plata - CONICET, Argentina)

marielacblanco@yahoo.com.ar