https://doi.org/10.34024/prometeica.2022.25.14277


EN EL POLVO DE ESTE PLANETA

RESEÑA DEL LIBRO: THACKER, E. (2018). SOBRE EL POLVO DE ESTE PLANETA. MATERIA OSCURA. MADRID. ISBN: 9788494394508


Karla Castillo Villapudua

(Universidad Autónoma de Baja California, México)

castillo.karla@uabc.edu.mx


Recibido: 02/09/2022

Aprobado: 08/09/2022

En el Polvo de este Planeta (El horror de la filosofía vol.1) publicado por la editorial española Materia Oscura, es parte de la trilogía conformada por Rutilante Cadáver Especulativo (vol.2) y Tentáculos más largos que la noche (vol. 3) a cargo de Eugene Thacker, un profesor joven de filosofía, experto en filosofía nihilista y pesimista, quien cuenta con un aspecto dark, sobrio y elegante. Esta entrega se trata de un libro que, desde sus primeras páginas, exhala una atmósfera de extrañamiento y asombro. Pronto el lector navegará por nubes de desconocimiento -título del prefacio- para adentrarse en una aventura intelectual poco convencional.


El objetivo de Thacker es claro desde el inicio: desea explorar un mundo aparentemente impensable a través de la extravagante relación entre la filosofía y el horror. Para ello, Eugene nos invita a apreciar el mundo desde el género de horror como un modo de

aproximarse a lo impensable: “El libro intentará mostrar cómo es en los géneros del terror sobrenatural y la ciencia ficción donde encontramos más frecuentemente intentos de pensar y enfrentarse al difícil pensamiento de un mundo sin nosotros” (p.16).


La obra se organiza bajo una estructura de inspiración escolástica, dividida respectivamente en quaestio, lectio, disputatios, y otro apartado, a modo de apéndice, provocativamente titulado: “El murmullo subarmónico de los negros vacíos tentaculares”. Los primeros capítulos de la obra están conformados por tres questio, que abordan de manera mínima algunos aspectos conceptuales sobre demonología, el estudio de los demonios y lo demoniaco. A continuación, realizaré un análisis breve de cada una de las secciones invitándolos implícitamente esta extraña aventura intelectual.


Quaestio 1 (Sobre el significado de la palabra “black” en el black metal.

Este capítulo es una meditación sobre la demonología a través del prisma de un subgénero del metal extremo conocido como “black metal”. Uno de los aciertos de esta primera exploración es señalar como la cultura moderna ya no cree en los demonios, a diferencia de los tiempos medievales. Sin embargo, pese a este escepticismo, siguen existiendo, negándolos sobre todo en el campo del arte. A partir de esta observación, Thacker profundiza en la especificidad del significado de lo negro en el sintagma black metal, arguyendo que este estilo musical guarda una relación subversiva con el tema de lo demoniaco, resguardándolo en zonas periféricas que resisten a su negación: “En cierta manera, no existe un mejor punto de partida para el “horror de la filosofía” que el black metal” (p.25).

Al final de esta arqueología, el profesor norteamericano trazará algunos puntos de fuga de lo que será su visión pesimista del cosmos, al que no duda en catalogar, como: “un extraño misticismo del mundo sin nosotros, un hermetismo del abismo, un ocultismo noumenal” (p.33). Finalmente, Thacker concluye que lo negro no sólo se asocia con la trillada relación del satanismo y paganismo, por el contrario, desde esta perspectiva cósmica toma sentido al vincularlo con una metafísica pesimista que celebra la nada y lo no humano.


Sobre si hay demonios, y de cómo llegar a conocerlos Quastio II


Este apartado podría iniciar con la ya trillada afirmación escéptica de la inexistencia de los demonios. No obstante, la fina curiosidad de Thacker se enfoca en visibilizar todos aquellos aspectos no científicos donde los demonios siguen existiendo a pesar de sus retractores. La acepción antropológica -demonio en relación a lo humano- permite realizar un recorrido histórico que va desde el demonio clásico -el demonio está junto a mi-, el demonio medieval -los demonios me rodean- hasta llegar al demonio moderno -soy un demonio para mí mismo-.


Thacker realiza un recorrido por algunos filmes que van desde Haxan: la brujería a través de los tiempos hasta El Exorcista, preguntando, sobre todo, en la paradoja que presupone querer conocer entidades no humanas desde un punto de vista humano. De Dionisio el Aeropagita a Dante, nuestro autor continúa navegando por las diversas acepciones que ha tenido la figura del demonio ya sea desde la filosofía, las escrituras sagradas o la literatura. El hecho es que las entidades demoniacas han estado presentes en el imaginario humano como una fuerza periférica y sobrenatural que resiste a cualquier postulado racionalista.


Seis Lectio sobre Filosofía Oculta

El punto central de este capítulo nos remite a una distinción clásica de la filosofía: aquella que nos recuerda separar el mundo aparente, del mundo como nos aparece, y aún más: de un posible mundo oculto que nunca termina por aparecer de manera completa. Ciertamente, uno de los grandes dolores de cabeza de los grandes filósofos, ha consistido en ese deseo impostergable de descubrir ese mundo oculto sin distorsionarlo y confundirlo con el nuestro. De ahí que, en los últimos años, regrese la pregunta por el mundo sin nosotros. Recurriendo a la figura de Agrippa, el filósofo neoyorkino, elabora un breve recorrido por sus principales tesis. Destaca, sobre todo, el eclecticismo de las tradiciones filosóficas y teológicas, esbozadas en la famosa teoría de los tres mundos: elemental, celestial e intelectual.


Básicamente, el hermetismo del mundo conlleva bastantes interrogantes, e intentos por querer revelarlo. No es de extrañar, entonces, que se evoque a figuras como el famoso circulo mágico, presente en varias tradiciones culturales a lo largo de la historia. Por ejemplo, en el cuento "From Beyond" de Lovecraft se desvela, que no existen límites finitos, dado que el mundo noumenal nos arropa todo el tiempo. También en el Fausto de Goethe aparece el círculo como una herramienta “que paradójicamente revela el hermetismo del mundo en sí”(p.73).


Nueve disputas sobre el horror de la teología


El horror de la filosofía se afinca en un terrorismo climático. Con el Antropoceno y sus vestigios, Thacker nos susurra una de las características primordiales de nuestro siglo XXI: la catástrofe climática. El punto central de este apartado es la extinción, como tema que aniquila al pensamiento, inclusive a la extinción de la extinción. De este modo, navegando por senderos oscuros vamos pasando de un laberintico aroma infernal a la variedad de desastres naturales que nos acompañan en el día a día. Ese espíritu biológico, que poco a poco se va diluyendo entre el egoísmo humano condenándolo sólo a una ficción subjetiva, regresa con furia pagana para avisarnos nuevamente que nuestra falta de respeto hacia lo vivo tiene quizá un castigo divino. En contraste, la narrativa de la extinción atraviesa la existencia

pseudo moderna atravesando nuestra psique con filmes que esbozan tibiamente el desastre que se avecina si no respetamos lo que nos ha sido asignado como un regalo celestial: “la extinción es empero una idea extraña: es simultáneamente la negación de las vidas particulares y la de una completa categoría de seres vivos (la especie). La extinción implica la muerte, pero una muerte de tipo particular: los individuos mueren, pero no se extinguen” (p.134). Esa vida como no ser parece sorprendernos, cuando quedamos mudos y atónitos ante un horizonte inalcanzable. Entonces se manifiesta su nada, y una vez que la diferencia ontológica entre la vida y lo viviente desaparece, la vida pierde toda posibilidad de una afirmación. Así, la pregunta sobre el no ser de la vida, sobre su nada sobre su negación, nos hace sentir el absurdo, arrinconándonos en un arrecife de interrogantes más absurdas aún, pues si nos atrevemos a decir que existe el no ser de la vida por tanto también hay criaturas no existentes: “Que es precisamente lo que el género sobrenatural hace” (p.141).


Como dije en lo anterior, el espíritu de la disputatio -disputas o discusiones- guía la indagación de este apartado. Siguiendo con la ruta del terror como eje de reflexión, Thacker invierte la sentencia común del horror a la muerte volcándolo hacia un horror hacia la vida: ¿y si el horror tiene menos que ver con el miedo a la muerte, y más con el miedo a la vida? A primera vista, este replanteamiento implica despegarse de la normalización que deviene al pensarnos como finitos e inmortales. Fracturar las consignas de la mortalidad para plegarnos hacia la afirmación de lo que existe, pues de la mano de Schopenhauer el profesor norteamericano evoca la persistencia de la infinitud a través de un efímero sueño de la vida.


Si el horror que provoca lo impensable atraviesa la intensidad de la vida, y los diversos límites de nuestro habitar en este mundo, entonces, el fantasma que nos aterra no es la muerte si no la vida. Por ello, Thacker, no deja de preguntarse ¿qué es la vida? A primera vista, resulta muy complicado llegar a una respuesta definitiva, pues para nuestro autor en ocasiones lo más inmediato puede ser lo más complicado. Además, Eugene apuesta por señalar el concepto de vida como un concepto menor ante otros de mayor reflexión como substancia, muerte, absoluto. Es entre estas cuestiones, que recurre a la figura de Dante para seguir meditando de la vida después de la muerte, y señalar que la Divina Comedia puede entenderse como una teología política que representa variaciones corporales en un infierno que escenifica precisamente lo que es vivir después de morir. Ante estos escenarios queda la pregunta abierta sobre la posibilidad de pensar la vida como una vida al final de la vida de manera liminal. Luego, al abordar el tema de la plaga ambiental, Thacker con espíritu hermético realiza una navegación por los senderos catastróficos de la modernidad ambiental. Ante la amenaza constante de un cataclismo climático, nos abismamos con tonos ansiolíticos hacia las pestilencias que emanan de esta falta de respeto por la naturaleza. “Una profunda ansiedad subyace en los conceptos que tenemos para expresar los desastres: que algunos desastres sean “naturales” implica una hipotética línea de separación entre lo puede ser prevenido (y por lo tanto controlado) y lo que no” (p.137). De esta forma, oscilamos entre el terror a la peste y a las enfermedades infecciosas, aterrados por la contingencia de estos escenarios pandémicos que revelan nuestra inminente fragilidad ante el gran poderío la vida inmanente.


La última parte de este polvo planetario, titulada “El murmullo subarmónico de los negros vacíos tentaculares” nos hace una invitación poética entre varios autores que han tenido una experiencia mística a través de la poesía. Comentarios sobre la noche, donde el lenguaje de la oscuridad aflora como un paisaje geológico evocan la repetición intermitente de la noche. De San Juan de la Cruz a Bataille la exploración de la oscuridad sin el sustrato maquiavélico nos conduce a una forma de acomodo para la experiencia mística “Para nosotros, sin embargo, viviendo en un mundo no-místico y cotidiano, esto no basta. Si hay una purga pasiva, ¿para qué se hace esta limpieza espiritual? Si hay un acomodo pasivo,

¿qué se está acomodando? (p.150).

Las páginas finales de este polvo planetario cierran la reflexión retomando preguntas que se esbozaron a lo largo de la obra: el misticismo de la oscuridad, un misticismo sin nosotros, y esa sensación de finitud de lo humano. Recordando al filósofo japonés Keiji Nishitani, el filósofo norteamericano va cerrando poco a poco sus meditaciones sobre la nada, y el vacío, sobre la paradoja que encierra superar el

nihilismo desde el nihilismo. Sin olvidar, su propuesta inicial: un misticismo no humano inspirando en una climatológica.


A manera de cierre


El título de este libro me recuerda a ciertas sentencias del Tao Te Ching. Por ejemplo, cuando se habla de la indiferencia del universo, el horror, lo desconocido, me remito a la frase “El universo no tiene sentimientos todas las cosas son para él perros de paja”. Ante el horror de esta indiferencia sensible, los humanos transitamos en ese vacío abismal, siempre en un melódico susurro del horror desconocido que nos repite una y otra vez lo limitados y frágiles que somos.


En esa sintonía, En el Polvo de este Planeta es una obra increíblemente ambiciosa, en el sentido de que literalmente trata de "pensar lo impensable" o de proponer una reconciliación filosófica entre el misticismo, lo literario, y algunos conceptos filosóficos sin el fundamento humano. Thacker simplemente desea esbozar las formas complejas en las que lo irreconocible se hace presente en el pensamiento, ya sea a través de la ficción de género contemporáneo o a través de los pasajes infernales de Dante Aligheri. Además, el autor experimenta con giros conceptuales convincentes y tratamientos inteligentes, por lo que sumergirse en estas líneas meditativas que integran el terror y la teoría no es una pérdida de tiempo. Al final, un sabor de boca gélido y un misterio por arrancar nos suscita este polvo planetario.