https://doi.org/10.34024/prometeica.2021.23.11419


¿ES POSIBLE MITIGAR SESGOS COGNITIVOS1?

UN ANÁLISIS CRÍTICO DE DIVERSAS PROPUESTAS PARA REDUCIR EL SESGO A MI FAVOR


IS IT POSSIBLE TO MITIGATE COGNITIVE BIASES?

A critical analysis of different proposals for reducing myside bias


É POSSÍVEL MITIGAR VIESES COGNITIVOS?

Uma análise crítica de diferentes propostas para reduzir o viés a meu favor

Alba Massolo
(Universidad Católica de Córdoba)
albamassolo@gmail.com


Mariel Traversi
(Universidad Católica de Córdoba)
mariel.traversi@gmail.com

Recibido: 19/11/2020
Aprobado: 01/06/2021


RESUMEN

En este artículo, realizamos una evaluación crítica de diferentes estrategias empleadas para reducir el sesgo a mi favor. Este sesgo cognitivo ha sido caracterizado como la tendencia a producir y evaluar argumentos de manera influenciada por las propias opiniones e ideologías. Proponemos una división en dos grandes conjuntos de estrategias: un primer conjunto, vinculado a las teorías de los procesos cognitivos duales, que apunta a mejorar las habilidades del razonamiento en solitario y un segundo conjunto, vinculado a las teorías evolucionistas sobre el pensamiento humano, que se basa en el intercambio de puntos de vista en contextos dialógicos de argumentación. Mostramos que estos dos conjuntos de estrategias están enfocados en activar el mismo tipo de procesos cognitivos, sólo que mientras que el primero intenta hacerlo mediante instrucciones directas para activar estos procesos en el razonamiento en solitario, el segundo lo hace mediante el intercambio argumentativo con pares. Asimismo, argumentamos que las estrategias pertenecientes al segundo conjunto pueden resultar más promisorias puesto que esta manera de razonar con pares podría replicarse con posterioridad en otras situaciones y contextos de producción y evaluación de argumentos. Finalmente, destacamos la importancia de seguir explorando estrategias destinadas a estimular las prácticas metacognitivas.

Palabras clave: racionalidad. razonamiento. sesgos cognitivos. argumentación. mitigar sesgos.


1 Este artículo fue elaborado en el marco del Proyecto de Investigación: “Lógica y razonamiento humano: un estudio sobre sesgos de razonamiento” radicado en la Unidad asociada a Conicet – Área de Ciencias Sociales y Humanidades de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Católica de Córdoba. Financiado por la Universidad Católica de Córdoba y el Conicet.

ABSTRACT

In this paper, we critically evaluate different strategies used to reduce myside bias. This cognitive bias has been characterized as the tendency to produce and evaluate arguments in a way that is influenced by one's own opinions and ideologies. We propose a division into two major sets of strategies: a first set, linked to dual processes theories, which aims to improve reasoning skills individually, and a second set, linked to evolutionary theories of human reasoning, which is based on the exchange of points of views in dialogical contexts of argumentation. We show that these two sets of strategies focus on activating the same cognitive processes, but while the first set tries to do it through direct instructions in solo reasoning, the second set does it through argumentative exchange with peers. Likewise, we argue that the strategies belonging to the second set may be more promising since this way of reasoning with peers could be replicated later in other situations and contexts of argument production and evaluation. Finally, we highlight the importance of continuing to explore strategies aimed at stimulating metacognitive practices.

Keywords: rationality. reasoning. cognitive biases. argumentation. bias mitigation.


RESUMO

Neste artigo, avaliamos criticamente diferentes estratégias usadas para reduzir o viés de confirmação. Este viés cognitivo tem sido caracterizado como a tendência de produzir e avaliar argumentos influenciados pelas próprias opiniões e ideologias. Propomos uma divisão em dois grandes conjuntos de estratégias: um primeiro conjunto, vinculado às teorias dos processos cognitivos duais, que visa melhorar as habilidades de raciocínio individual, e um segundo conjunto, vinculado às teorias evolucionistas sobre o pensamento humano, que se baseia na troca de pontos de vista em contextos dialógicos de argumentação. Mostramos que estes dois conjuntos de estratégias estão focados na ativação do mesmo tipo de processos cognitivos, apenas que, enquanto o primeiro tenta fazê-lo por meio de instruções diretas para ativar somente estes processos no raciocínio, o segundo o faz por meio de trocas argumentativas com pares. Da mesma forma, argumentamos que as estratégias pertencentes ao segundo conjunto podem ser mais promissoras, uma vez que esta forma de raciocínio com pares poderia ser replicada posteriormente em outras situações e contextos de produção e avaliação de argumentos. Finalmente, destacamos a importância de continuar explorando estratégias destinadas a estimular práticas metacognitivas.

Palavras-chave: racionalidade. raciocínio. vieses cognitivos. argumentação. vieses atenuantes.


Introducción

Los sesgos cognitivos constituyen una robusta y persistente tendencia de la cognición humana que está presente en una amplia variedad de situaciones y contextos. La discusión en torno a los sesgos cognitivos posee un lugar central en el debate actual acerca de la racionalidad. Durante los últimos cincuenta años, diversos estudios en el ámbito de la psicología cognitiva y la economía han dado cuenta de la presencia de este fenómeno en los procesos de toma de decisiones. Asimismo, se ha advertido acerca de los efectos perniciosos que tienen estos sesgos en ciertas decisiones de fundamental importancia, ya sea a nivel individual o social. Es por esto que una parte considerable de la investigación ha estado dirigida a estudiar de qué manera se pueden mitigar los sesgos cognitivos.

El denominado sesgo a mi favor2 (myside bias), de aquí en más SMF, ha sido caracterizado como la tendencia a considerar y ponderar de manera positiva aquellos argumentos consistentes con las propias opiniones, al mismo tiempo que se ignoran y se evalúan de manera negativa aquellos argumentos que contradicen estas opiniones y creencias previas (Perkins, 2019). Desde algunas líneas de investigación, se han destacado las virtudes de este sesgo. En particular, se ha argumentado que el SMF constituye una ventaja adaptativa cuya función consiste en dividir el trabajo cognitivo, evitando de esta manera la sobrecarga de tareas para cada razonador individual (Mercier & Sperber, 2017). Este último argumento podría poner en duda la necesidad de mitigar este sesgo cognitivo, ya que si el SMF constituye una ventaja adaptativa, entonces su reducción podría resultar contraproducente. Sin embargo, como argumentaremos en este artículo, existen determinadas situaciones que poseen consecuencias de fundamental importancia, como por ejemplo la participación en la política democrática, donde resulta imprescindible que las decisiones que se tomen estén basadas en procesos cognitivos realizados con esfuerzo y meticulosidad.

En este artículo, proponemos realizar una evaluación crítica de diferentes estudios empíricos que intentaron mitigar el SMF. Nuestro objetivo central consiste en realizar una revisión de diferentes estrategias que han sido empleadas a fin de reducir este sesgo cognitivo. Para cumplir este objetivo, es menester analizar además las diferentes perspectivas teóricas subyacentes a cada una de las estrategias que serán revisionadas. Por esto, el artículo seguirá la siguiente estructura, comenzamos ofreciendo una caracterización del SMF y establecemos algunas distinciones con otros fenómenos cognitivos similares. En la tercera sección, presentamos dos líneas de investigación a partir de las cuales se ofrecieron explicaciones sobre el SMF, a saber, las teorías de los procesos cognitivos duales y las teorías evolucionistas sobre el pensamiento humano. Asimismo, argumentamos por qué resulta importante reducir el SMF en ciertas situaciones argumentativas, más allá de la línea de investigación que se adopte. En la cuarta sección, nos enfocamos en la evaluación crítica de las diferentes propuestas para reducir el SMF. Dividimos estas estrategias en dos conjuntos: el primer conjunto, vinculado a las teorías de los procesos duales, apunta a mejorar las habilidades del razonamiento en solitario y el segundo conjunto, vinculado a las teorías evolucionistas sobre el pensamiento, se basa en el intercambio dialógico en contextos grupales de argumentación. En la quinta sección, realizamos una discusión crítica y argumentamos que las dos estrategias empleadas para reducir el SMF están enfocadas en activar el mismo tipo de procesos cognitivos, sólo que mientras que la primera estrategia intenta hacerlo mediante instrucciones directas para activar estos procesos en el razonamiento en solitario, la segunda estrategia lo hace a partir de incentivar el intercambio argumentativo con pares. Mostramos, además, que la segunda estrategia puede resultar más promisoria puesto que esta manera de razonar con pares podría replicarse con posterioridad en otras situaciones de evaluación y producción de argumentos. A modo de conclusión, destacamos la importancia de seguir explorando estrategias destinadas a estimular las prácticas metacognitivas.


  1. El sesgo a mi favor y otros fenómenos cognitivos afines

    El SMF ha sido caracterizado como la tendencia a generar y evaluar argumentos de manera influenciada por las propias creencias y opiniones (Stanovich, West & Toplack, 2013). Este fenómeno cognitivo está vinculado tanto con la producción como con la evaluación de argumentos. Con respecto a la producción de argumentos, existe una marcada tendencia a generar argumentos que contemplan un solo lado de la discusión, a saber, el lado con el que acuerda la persona que elabora el argumento (Baron, 1995; Wolfe & Britt, 2008). Con respecto a la evaluación de argumentos, existe una manifiesta tendencia a considerar mejores y más fuertes aquellos argumentos que respaldan la propia postura, de manera independiente de


    2 En español, no existe una traducción estandarizada de la expresión “myside bias”. En trabajos anteriores, hemos traducido el nombre de este sesgo cognitivo como “sesgo a mi favor” a partir de adecuar a la gramática del español la expresión “sesgo en favor mío” empleada por Mercier & Sperber (2019). Otros autores, sin embargo, han preferido traducir esta expresión como “sesgo de mi lado”. Ante la falta de una traducción estándar, vamos a mantener el criterio de trabajos anteriores y emplearemos la expresión “sesgo a mi favor” en este artículo.

    la calidad o validez lógica que posean los argumentos en cuestión (Baron, 1995; McCruden & Barnes,

    2016; Čavojová, Šrol & Adamus, 2018; Kessler, Braasch & Kardash, 2019).

    El SMF está estrechamente vinculado con el sesgo de confirmación. Este último se define como la tendencia a buscar y considerar información para confirmar las creencias previas, sin dejar lugar a los contraejemplos o a la información que podría falsar esas creencias (Nickerson, 1998). Si bien ambos sesgos cognitivos poseen una fuerte similitud y a veces son tratados como si fuesen fenómenos idénticos, consideramos necesario enfatizar una diferencia entre ellos. Mientras que el sesgo de confirmación caracteriza la tendencia confirmatoria general del razonamiento humano, el SMF caracteriza la tendencia a confirmar la información compatible con las propias opiniones y a cuestionar, o incluso a falsar, la información incompatible con estas opiniones y creencias (Mercier, 2017).

    Existe también una estrecha relación entre el SMF y el razonamiento motivado. El razonamiento motivado se caracteriza como la tendencia de las personas a ajustar la evaluación de la información de acuerdo con algún objetivo o fin particular (Kahan, 2013). Las motivaciones que dirigen el razonamiento pueden ser dos: obtener una conclusión adecuada o exacta y obtener una conclusión deseada (Kunda, 1990). Mientras que la primera categoría puede vincularse con un mayor esfuerzo cognitivo, la segunda se vincula con procesos cognitivos sesgados y está directamente relacionada con el SMF. Sin embargo, el razonamiento motivado involucra otras ilusiones cognitivas como es el caso de la búsqueda sesgada de información en la memoria.

    Finalmente, es posible establecer vínculos entre el SMF y dos fenómenos de la cognición social: la necesidad de cognición y la necesidad de cierre. Por un lado, la necesidad de cognición (Cacioppo & Petty, 1982) refiere a la disposición del pensamiento humano a involucrarse y disfrutar de actividades relacionadas al pensamiento. Si bien en un principio se especuló que esta disposición del pensamiento podría correlacionarse negativamente con el SMF, los resultados empíricos no encontraron correlaciones significativas entre la escala que mide la necesidad de cognición y el SMF (Macpherson & Stanovich, 2007). Por otro lado, la necesidad de cierre (Kruglanski, 2004) es un estilo de regulación epistémica que refiere a la motivación de buscar y mantener una respuesta definitiva frente a un problema, por ejemplo asegurar una opinión con respecto a un tema y así evitar la incertidumbre y la ambigüedad. Se ha mostrado que existen correlaciones positivas entre el SMF y este estilo de regulación epistémica (Sá, West & Stanovich, 1999).


  2. Dos explicaciones sobre el sesgo a mi favor

    En esta sección, presentamos dos teorías explicativas sobre el SMF. La primera corresponde a las teorías de los procesos cognitivos duales y se vincula estrechamente al programa de heurísticas y sesgos iniciado por Kahneman y Tversky (1974), mientras que la segunda está vinculada con las teorías evolucionistas sobre el razonamiento humano y con el programa de la racionalidad ecológica propuesto por Gigerenzer (2008).


    1. Teorías de los procesos duales

      Las teorías de los procesos duales postulan la existencia de dos tipos de procesamiento en el razonamiento y en las funciones cognitivas superiores que son cualitativamente diferentes, a saber, los procesos tipo 1 y los procesos tipo 2. La característica distintiva de los procesos tipo 1 es que son automáticos y que no requieren de la memoria de trabajo. Por su parte, los procesos tipo 2 requieren de una gran demanda de la memoria de trabajo y están correlacionados con los procesos de desconexión cognitiva y de simulación mental (Evans & Stanovich, 2013). Tanto los procesos tipo 1 como los procesos tipo 2 involucran una multiplicidad de sistemas cognitivos subyacentes. Frente a un problema de razonamiento o de toma de decisiones, los procesos tipo 1 producen una respuesta intuitiva por defecto, posteriormente un procesamiento tipo 2 puede intervenir (o no) ofreciendo una respuesta alternativa (Evans, 2019).

      La génesis filosófica de las teorías de los procesos duales se remonta a los escritos de Platón y su planteo de la división del alma humana en tres partes: el alma racional, el alma irascible y el alma apetitiva. Es posible trazar ciertas analogías entre el alma racional y los procesos tipo 2, en tanto ambos tendrían la capacidad de controlar los juicios superficiales y los deseos originados en las otras dos partes del alma (Frankish & Evans, 2009). Asimismo, esta idea de la mente humana dividida puede rastrearse en la discusión moderna acerca de la mente animal en filósofos como Descartes, Leibniz y Locke. Sin embargo, es probable que el antecedente más reconocido sobre la dualidad de la mente humana sean las investigaciones de Freud vinculadas al concepto de inconsciente (Ibid.). En un sentido más acotado, las teorías de los procesos duales son producto de los últimos cuarenta años de investigación en ciencia cognitiva. Es posible distinguir al menos cuatro corrientes de investigación independientes que sin estar influenciadas entre sí dieron origen a los primeros estudios sobre los procesos duales: el trabajo experimental de Reber sobre el aprendizaje implícito (Frankish & Evans, 2009); los experimentos del programa de heurísticas y sesgos (Kahneman, 2012); los estudios empíricos del ámbito de la psicología del razonamiento (Evans, 2010); y, finalmente, los desarrollos sobre cognición social (Smith & Collins, 2009). El punto de convergencia de todos estos desarrollos consiste en postular la existencia de dos mecanismos de procesamiento diferentes, a saber, los procesos tipo 1 y tipo 2. Estos procesos emplean diferentes procedimientos y arrojan resultados diferentes, muchas veces conflictivos entre sí. Uno de estos mecanismos de procesamiento, es rápido, inconsciente, automático, está contextualizado y no requiere de esfuerzo ni de grandes demandas de la memoria de trabajo. El otro mecanismo es lento, controlado, consciente, flexible, está descontextualizado y requiere de esfuerzo y demanda de la memoria de trabajo (Frankish & Evans, 2009).

      Según una versión en extremo simplificada de esta teoría, los procesos tipo 1 son responsables de los sesgos cognitivos, mientras que los procesos tipo 2 son garantía de respuestas correctas. No obstante, se ha observado que en ciertas circunstancias los procesos tipo 1 pueden conducir a respuestas correctas al tiempo que los procesos tipo 2 pueden ser responsables de respuestas sesgadas. Sobre este asunto, resulta necesario establecer una distinción entre ambientes benévolos y ambientes hostiles (Stanovich, West & Toplak, 2016). Por un lado, un ambiente benévolo contiene pistas o indicios que resultan de utilidad para la aplicación de heurísticas o procesos tipo 1. En estos ambientes, la práctica o la propia historia evolutiva facilitan la posibilidad de explotar estos indicios. La interacción del ser humano con la naturaleza constituye un ejemplo de un ambiente de este tipo. Por otro lado, un ambiente hostil no contiene estas pistas de utilidad para la aplicación de heurísticas o mecanismos tipo 1. En estos ambientes, existen otros agentes capaces de ajustar estas pistas en su propio beneficio de manera tal que las heurísticas pueden resultar perjudiciales para las personas que las emplean. De esta manera, desde las teorías de los procesos duales se ha enfatizado que en los ambientes hostiles la correlación entre los procesos tipo 1 y las respuestas correctas es muy baja, siendo necesaria la intervención de una respuesta basada en procesamientos tipo 2 para evitar una respuesta sesgada.

      El SMF pone de manifiesto la dificultad para realizar una desconexión cognitiva con respecto a las creencias previas a la hora de producir y evaluar argumentos. Asimismo, este sesgo está vinculado con el procesamiento tacaño de la información, es decir, con la tendencia a procesar la información a partir de mecanismos que requieren una baja demanda computacional (Stanovich, 2018). De esta manera, las respuestas por defecto obtenidas a partir de los procesos cognitivos tipo 1 estarían vinculadas con la aparición del SMF. Sin embargo, los procesos cognitivos tipo 2 parecen ser condición necesaria aunque no suficiente para evitar este sesgo. Los procesos tipo 2 sólo van a resultar efectivos si se aplican de manera cuidadosa, se posee el conocimiento sobre las reglas de razonamiento adecuadas y además se tiene la capacidad cognitiva de aplicar estas reglas sin errores (Evans, 2019). Estas observaciones son consistentes con las correlaciones encontradas entre la baja incidencia del SMF y las puntuaciones altas en las diferentes escalas propuestas para medir el denominado pensamiento racional, como es el caso del CART (evaluación exhaustiva de pensamiento racional) (Stanovich, West y Toplak, 2016) o el AOT (pensamiento activo de mente abierta) (Baron, 2019).

      En el marco de las teorías de los procesos duales, la hipótesis de la cognición de protección de identidad (Kahan, 2017) cuestiona este vínculo entre pensamiento racional y SMF. Esta hipótesis esgrime que las

      personas realizan un esfuerzo cognitivo para adecuar la información a la posición defendida en los propios grupos de pertenencia (Kahan, 2013). De esta manera, el SMF estaría mayormente correlacionado con los procesos esforzados tipo 2, puesto que las personas utilizarían todas sus habilidades cognitivas a fin de proteger los puntos de vista que se sostienen en sus grupos de identificación. No obstante, se podría cuestionar si esta correlación positiva entre el SMF y los procesos tipo 2 se vincula necesariamente con el pensamiento racional, puesto que, como ha sido advertido, el esfuerzo cognitivo no implica necesariamente pensamiento racional.


    2. Teorías evolucionistas sobre el pensamiento humano

      Las teorías evolucionistas sobre el razonamiento humano proponen una reconsideración del rol que desempeñaron los sesgos cognitivos en nuestra historia evolutiva. Si bien no vamos a detallar las diferencias internas de estas teorías, resulta necesario señalar que mientras que algunas de estas teorías resaltan la evolución genética, otras teorías ponen el acento en la evolución cultural. Desde la racionalidad ecológica, se cuestionó el programa de heurísticas y sesgos por centrar la discusión en torno a la racionalidad en la adecuación del razonamiento humano con las leyes de la lógica y de la probabilidad. La teoría de la racionalidad ecológica define la racionalidad a partir de la coherencia entre las conductas cognitivas humanas y el medio ambiente, es decir, según el éxito que una determinada cognición tenga en el mundo, independientemente de si esta conducta se ajusta o no a las reglas de la lógica (Gigerenzer, 2008). Los procesos cognitivos esforzados no siempre llevan a mejores respuestas: muchas veces las respuestas basadas en heurísticas constituyen la mejor respuesta posible.

      En sintonía con esta línea de investigación, los estudios recientes sobre el pensamiento humano encuentran en la interacción con el medio ambiente y con los otros miembros de la especie una explicación sobre el desarrollo de las funciones cognitivas superiores. Según la hipótesis de la intencionalidad compartida (Tomasello, 2014), el pensamiento humano evolucionó a partir de la intencionalidad individual que era característica de la cognición esencialmente competitiva de los grandes simios. En este contexto, resultó indispensable para la supervivencia de la especie alguna forma de adaptación para poder lidiar con los problemas de coordinación social, ya sea para cooperar o para comunicarse con los otros congéneres. Así, las grandes demandas de cooperación de la especie, indispensables para la supervivencia, pudieron haber impulsado la configuración de formas de cognición más complejas. En este escenario evolutivo, la función del razonamiento parece estar vinculada con sobrescribir nuestras creencias y deseos de manera tal que la alineación de intenciones con los otros miembros de la especie resulte más sencilla, facilitando de esta manera una decisión conjunta que puede ser mutuamente ventajosa (Norman, 2016). De aquí que el SMF pueda resultar de ayuda para alinear intenciones, puesto que formar y mantener una perspectiva común con los miembros de un grupo facilita una colaboración mutualista. De esta manera, se argumenta que el SMF constituye una ventaja adaptativa.

      Partiendo de presupuestos similares, el enfoque interaccionista de la razón (Mercier & Sperber, 2017) también ofrece un argumento a favor de las ventajas adaptativas del SMF. Según Mercier y Sperber, la razón desempeña una función eminentemente social, a saber, intercambiar justificaciones y argumentos. Los seres humanos, a diferencia de otras especies animales, desarrollaron un sistema de cooperación y comunicación extremadamente complejo. La historia evolutiva de la razón se ve reflejada en dos características del razonamiento humano: los sesgos y la pereza cognitiva. Estas condiciones de vida ultra sociales llevaron por un lado, a que las personas analizaran con detenimiento en qué congéneres podían confiar y, por otro lado, a mostrarse a sí mismos como individuos dignos de confianza. Como puede advertirse, ambas tareas involucran un intercambio argumentativo. Por un lado, a fin de aceptar razones y justificaciones para confiar en otros individuos es necesario realizar previamente un escrutinio exhaustivo. Por otro lado, a fin de ser considerado un cooperador confiable resulta necesario ofrecer buenas razones y justificaciones para expresar nuestras propias ideas. Este sistema de vigilancia epistémica permite ir ajustando la confianza entre los miembros de una comunidad. De esta manera, como la razón ejerce funciones diferentes al producir y al evaluar argumentos, los rasgos que exhibe al

      realizar estas dos actividades también son diferentes: la razón es exigente a la hora de evaluar argumentos ajenos pero es perezosa a la hora de elaborar argumentos propios. Esta descripción de los rasgos de la razón coincide con la descripción del SMF. Puede verse entonces, que para el enfoque interaccionista de la razón el SMF es una ventaja adaptativa. Su función en un contexto social de intercambio argumentativo consiste en dividir la labor cognitiva garantizando una economía de recursos cognitivos.

      Es necesario resaltar una diferencia entre dos niveles en la discusión acerca de las ventajas adaptativas de los sesgos cognitivos: el nivel individual y el nivel grupal. El enfoque interaccionista de la razón se centra en las ventajas adaptativas del SMF a nivel individual. En este sentido, la división de la labor cognitiva propiciada a partir del SMF resulta una ventaja para el individuo en tanto supone que cada individuo economice recursos cognitivos. No obstante, otros enfoques evolucionistas han resaltado las ventajas adaptativas de los sesgos cognitivos a nivel grupal (Norman, 2016).

      Frente a estas explicaciones evolucionistas sobre el SMF, resulta necesario preguntarse si los intentos por mitigar este sesgo no serían contraproducentes, puesto que si el SMF constituye una ventaja adaptativa, ya sea a nivel individual o grupal, su disminución podría resultar perjudicial. A continuación ofrecemos dos argumentos de por qué incluso desde una perspectiva evolucionista resulta necesario reducir la incidencia del SMF en ciertos contextos de toma de decisiones.

      En primer lugar, es menester enfatizar que las ventajas adaptativas a nivel grupal no constituyen necesariamente ventajas a nivel individual (Boudry, Vlerick & McKay, 2015). Consideremos por ejemplo el caso de la abeja que al picar a un potencial atacante de su colmena pierde su aguijón y muere. De manera similar, podría argumentarse que el SMF es una ventaja adaptativa a nivel grupal, puesto que facilita la distribución de la tarea cognitiva dentro de una comunidad. Sin embargo, a nivel individual es difícil argumentar a favor de las ventajas adaptativas de este sesgo, puesto que puede plantear serias dificultades a las personas que intentan dirimir por sí mismas sobre una cuestión controvertida (Maynes, 2015). Mercier y Sperber (2017) reconocen que ciertas instituciones sociales, como la ciencia y la justicia, poseen mecanismos para evitar la influencia del SMF en la toma de decisiones individuales. Este es el caso del sistema de evaluación por pares en el ámbito de la ciencia y de los procedimientos de acusación, investigación y defensa y de la posterior decisión de un tribunal en el ámbito de la justicia. En este sentido, en muchos contextos argumentativos, adelantarse a una posible objeción y poder elaborar una respuesta con anticipación parece ser más ventajoso a nivel individual que esperar a que se señale una crítica y ofrecer una réplica imprevista. De esta manera, parece bastante plausible que estar en sintonía con el contexto argumentativo podría ser una característica más adaptativa que mantener un dogmatismo obstinado (Dutilh-Novaes, 2018).

      En segundo lugar, atendiendo a la distinción anteriormente señalada entre ambientes benévolos y hostiles (Stanovich, West & Toplak, 2016), podría argumentarse que si bien el SMF puede constituir una ventaja adaptativa (tanto a nivel individual como grupal) en ambientes benévolos, la situación se modifica radicalmente en ambientes hostiles. Esta distinción entre ambientes benévolos y hostiles fue elaborada en el marco de la teoría de los procesos duales para señalar algunas dificultades inherentes al programa de la racionalidad ecológica. Se ha señalado que los ambientes naturales que dieron origen al desarrollo evolutivo de la especie humana eran esencialmente ambientes benévolos, donde las heurísticas y los sesgos pudieron haber funcionado como ventajas adaptativas tanto para el individuo como para la especie. Sin embargo, la configuración de las sociedades humanas actuales, mediadas por la tecnología y con la existencia de diversos grupos sociales con intereses encontrados, plantea ciertos recaudos. Así, en estos ambientes hostiles, el SMF puede ser utilizado de manera intencional por determinados actores sociales de manera tal que la evaluación o producción de argumentos y, en consecuencia, la toma de decisiones resulte en detrimento del bienestar de un individuo o grupo social. Es por esto que resulta difícil encontrar ventajas adaptativas a nivel individual o grupal del SMF en ambientes hostiles.

      En conclusión, si bien el SMF pudo haber sido una ventaja a nivel grupal en nuestra historia evolutiva y puede seguir siendo ventajoso, incluso a nivel individual, en contextos benévolos de toma de decisiones,

      nuestras sociedades actuales poseen una complejidad tal que resulta necesario en ciertas circunstancias realizar un esfuerzo cognitivo para tomar una decisión. Fenómenos actuales tales como la polarización política y los discursos de odio, que claramente afectan el bienestar individual y social, están en gran medida vinculados a procesos sesgados de razonamientos como el SMF. En este sentido, reducir la incidencia del SMF en contextos de relevancia, como es el caso de la democracia participativa o de las finanzas individuales, resulta fundamental en pos del bienestar tanto social como individual.


  3. Estrategias para reducir el sesgo a mi favor

    En esta sección, analizamos diversas estrategias para mitigar el SMF. Para esto realizamos una búsqueda bibliográfica exhaustiva en la base de datos EBSCO. Además, efectuamos una búsqueda manual a partir de las referencias de los estudios seleccionados. Las palabras utilizadas en la búsqueda fueron “myside bias”, “mitigating bias” y “reducing bias”. En un principio, se seleccionaron únicamente estudios vinculados al SMF. Sin embargo, como la cantidad de artículos que satisfacía este criterio fue algo escasa, decidimos incluir también artículos vinculados al sesgo de confirmación, ya que como se mencionó en la sección 2, ambos sesgos se encuentran estrechamente vinculados. Finalmente, luego de la lectura y el análisis, seleccionamos 16 de 38 artículos preseleccionados. El criterio de exclusión estuvo relacionado a cuestiones de pertinencia al tema de revisión.

    Proponemos una división en dos grandes conjuntos de las estrategias para mitigar el SMF: (i) estrategias enfocadas en activar habilidades de razonamiento en solitario y (ii) estrategias basadas en incentivar el intercambio argumentativo en grupos. Las estrategias del conjunto (i) están vinculadas teóricamente con las teorías de los procesamientos duales. Estas estrategias se enfocan en la activación de diferentes habilidades analíticas del pensamiento, en particular, enfatizan la desconexión cognitiva. Las estrategias del conjunto (ii) se relacionan con las teorías evolutivas sobre el pensamiento humano, en tanto están enfocadas en incentivar los intercambios dialógicos grupales a partir de los cuales habría evolucionado el razonamiento.


    1. Estrategias enfocadas en activar habilidades de razonamiento en solitario

      En la primera sección de la tabla 1, se pueden observar los estudios empíricos que proponen estrategias para activar habilidades de razonamiento en solitario. Estas estrategias apuntan a estimular la desconexión cognitiva apelando a: adoptar una perspectiva opuesta a la propia, inducir la atención plena, incentivar las habilidades de pensamiento científico, estimular la simulación mental contrafáctica y apuntalar la metacognición.

      En primer lugar, presentamos tres propuestas basadas en una estrategia dirigida a considerar una perspectiva opuesta o diferente a la propia. Por un lado, Wolfe, Britt y Butler (2009) analizan los efectos de considerar una perspectiva opuesta a partir de fomentar la inclusión de objeciones, contraargumentos y refutaciones en una tarea de argumentación escrita. Este estudio empleó un diseño entre-sujetos donde se ofreció a una parte de la muestra un tutorial que enfatizaba la importancia de precisar la conclusión de un argumento, de proveer razones elaboradas para respaldar la conclusión y de presentar y refutar posibles objeciones. Como resultado, los participantes que usaron este tutorial incluyeron un 42% más de contraargumentos y objeciones en sus ensayos que los participantes del grupo control. El estudio sugiere que un tutorial que explique la importancia de incorporar información opuesta puede ayudar a reducir el SMF en los ensayos argumentativos escritos. No obstante, se trata de una estrategia que emplea una instrucción directa sobre cómo resolver la tarea que se evalúa. Por otro lado, una estrategia similar fue propuesta por van Brussel, Timmermans, Verkoeijen y Paas (2020) para reducir el sesgo de confirmación. Este estudio de diseño pre-test y post-test entre-sujetos solicitó a un grupo de participantes que resolviera una serie de tareas de testeo de hipótesis. Una parte de la muestra observó un video donde se explicaba la importancia de reducir sesgos cognitivos y además se instruía a los participantes a tomar una perspectiva opuesta antes de resolver las tareas del post-test. Los participantes que recibieron esta instrucción ofrecieron menos respuestas sesgadas que los participantes que no recibieron esta

      instrucción. Sin embargo, la diferencia encontrada entre ambos grupos fue sólo moderada. Un punto a favor de este estudio es que no dieron instrucciones directas sobre cómo se debía resolver la tarea a evaluar. Siguiendo una estrategia similar, basada en la idea de que tomar otra perspectiva puede evocar procesos analíticos de pensamiento que permiten a los individuos distanciarse de su propia perspectiva y así lograr una desconexión cognitiva, McCrudden, Barnes, McTigue, Welch y MacDonald (2017) propusieron una tarea de evaluación de argumentos, tanto fuertes y débiles como consistentes e inconsistentes con las creencias previas, sobre el cambio climático. En este estudio, el tipo de argumento y la fuerza del argumento fueron explicitadas como variables intra-sujeto, mientras que la toma de perspectiva se admitió como variable entre-sujeto. La fuerza del argumento se determinó mediante el período de tiempo en el cual se recogió la evidencia utilizada: los argumentos fuertes utilizaban evidencia de un período de cien años y los débiles utilizaban pruebas de un período de dos años. Se pidió a los participantes que realizaran esta tarea de evaluación de argumentos desde la propia perspectiva y desde la perspectiva de un científico especialista en cambio climático. La conclusión principal de este estudio fue que tomar otra perspectiva reduce de manera significativa las respuestas sesgadas para el caso de los argumentos débiles pero no para los argumentos fuertes. Específicamente, cuando se les pide a los participantes que consideren un argumento sobre cambio climático desde la perspectiva de un científico, las creencias previas casi no afectan la evaluación de argumentos débiles aunque siguen afectando la evaluación de argumentos fuertes. Como señalamos respecto del estudio anterior, un punto a favor es que no se dieron instrucciones directas sobre cómo se debía resolver la tarea a evaluar. Aunque los efectos concretos para mitigar el SMF no fueron los esperados para los argumentos fuertes.

      Jurkovič (2016) propuso para mitigar el SMF una estrategia de inducción de atención plena (mindfulness) previamente a la resolución de una serie de tareas de razonamiento así como lecturas sobre sesgos cognitivos. El estudio empleó un diseño entre-sujetos y partió del supuesto de que durante una meditación de atención plena el practicante entrena sus funciones ejecutivas y aprende a inhibir las reacciones habituales de la mente y, de esta forma, toma distancia de sus propias creencias. Esto podría resultar efectivo para reducir sesgos como el SMF. Sin embargo, los resultados que se obtuvieron no fueron significativos y mostraron que ni la inducción de atención plena a corto plazo ni las lecturas sobre sesgos fueron suficientes para reducir el SMF.

      Algunas propuestas se enfocaron en activar habilidades de pensamiento científico. Por un lado, Drummond y Fischhoff (2019) propusieron una tarea de evaluación de evidencia científica sobre la ley conocida como Obamacare3 y analizaron los efectos de administrar previamente una escala de razonamiento científico, una prueba de aritmética y dar una instrucción explícita para usar habilidades de pensamiento científico en la resolución de la tarea asignada. El estudio empleó un diseño entre- sujetos. Los resultados mostraron que si bien el solo hecho de tomar una escala de razonamiento científico o de aritmética no fue suficiente para reducir el SMF, las instrucciones específicas de emplear estas habilidades de pensamiento científico en la tarea de evaluación de evidencia resultaron efectivas para reducir en una leve medida este sesgo cognitivo. Los participantes que resolvieron la tarea bajo la instrucción de emplear habilidades de pensamiento científico evaluaron de manera más crítica la evidencia y aumentaron la capacidad para identificar limitaciones en los estudios. No obstante, enfatizamos que la diferencia encontrada entre los dos grupos fue débil. Por otro lado, en un diseño intra- sujetos, Čavojová, Šrol y Jurkovič (2019) administraron un conjunto de pruebas con el objetivo de analizar la interacción entre la capacidad de razonamiento científico, las habilidades cognitivas de pensamiento y las disposiciones analíticas de pensamiento con la mentalidad cerrada, la susceptibilidad a adoptar creencias epistémicamente sospechosas4 y los sesgos cognitivos. Luego de realizar análisis correlacionales y regresiones, los resultados permitieron concluir que el pensamiento científico se correlaciona positivamente con las disposiciones hacia el pensamiento analítico (r=.203, p=.001) y la habilidad cognitiva (r=.366, p=.001) y negativamente con el dogmatismo (r=–.261, p=.001), las creencias epistémicamente sospechosas (r=–.209, p=.001) y la susceptibilidad a los sesgos cognitivos (r=–.379, p=.001). Además, tanto la inteligencia como la capacidad de razonamiento científico surgieron


      3 La Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (en inglés, Patient Protection and Affordable Care Act), conocida como Obamacare, t iene como objetivo expandir la cobertura de seguro médico a más habitantes estadounidenses.

      4 Se consideran creencias epistémicamente sospechosas las creencias en fenómenos paranormales, pseudociencias y teorías conspirativas.

      como predictores independientes significativos de la susceptibilidad a creencias epistémicamente sospechosas; aunque esto no se aplica a las creencias infundadas alineadas con la afiliación política o religiosa. Si bien la correlación encontrada entre el pensamiento científico y los sesgos cognitivos es negativa, este grupo de investigadores destaca que se debería seguir trabajando en el desarrollo de estrategias específicas que permitan aplicar estas habilidades de pensamiento científico en la reducción de sesgos cognitivos.

      Otra propuesta consistió en activar la simulación mental en un escenario contrafáctico. Strachanová y Valus (2019) presentaron a los participantes de su estudio distintas situaciones-problema de personas hipotéticas, a saber, una persona tratando de determinar si un compañero era introvertido, una persona tratando de explicar un comportamiento extraño de un nuevo colega de trabajo y una persona reconsiderando su actitud hacia las vacunas luego de obtener nueva información sobre el tema. Posteriormente, los participantes respondieron una serie de preguntas críticas y resolvieron tareas de razonamiento en relación con estas situaciones hipotéticas. Estas tareas de razonamiento analizaron: la búsqueda selectiva de información para confirmar una hipótesis, el rechazo de explicaciones alternativas y la falta de predisposición para reconsiderar una opción por defecto frente a la obtención de nueva información. Los resultados demostraron que la simulación mental en un escenario contrafáctico ayuda a ignorar las respuestas intuitivas de manera significativa en comparación con lo que sucede en un escenario neutral De esta manera, la preparación contrafáctica facilitó sustancialmente la búsqueda de evidencia desconfirmadora y la consideración de explicaciones alternativas. Estos patrones sugieren que la simulación mental podría ayudar a mitigar el SMF.

      Finalmente, presentamos tres propuestas enfocadas en la metacognición. En un estudio de diseño mixto realizado por Bryzc, Wyszomirska-Góra, Bar-Tal y Wiśniewski (2014) basado en el sesgo de confirmación, se analizó la influencia de la metacognición en la formación de impresiones sobre los demás. Se presentó a los participantes una serie de afirmaciones sobre distintas personas a quienes debían juzgar de acuerdo a dos tipos de características: características comunitarias (es una persona honesta

      /deshonesta) y características competitivas (es una persona inteligente /poco inteligente). Los resultados evidenciaron que la estrategia de confirmación estuvo presente con mayor frecuencia en las impresiones elaboradas por los individuos con altos niveles de metacognición, sin encontrar diferencias entre los juicios realizados con respecto a los dos tipos de características. De esta manera, el estudio concluyó que ser consciente de los propios sesgos y conductas irracionales no parece suficiente para reducirlos. Resultados similares fueron obtenidos por Perkins (2019) en su estudio sobre el impacto del repertorio metacognitivo de las personas en la evaluación de argumentos. En este estudio, se ofrecieron a los participantes programas de instrucción sobre pensamiento crítico y guías generales de razonamiento informal. Se observó que las personas pueden mejorar sus capacidades de razonamiento a partir de la instrucción. Sin embargo, el hallazgo más significativo indica que aquellos participantes con mejores habilidades metacognitivas fueron también los más sesgados. A diferencia de estas conclusiones, en el estudio llevado a cabo por McCrudden y Barnes (2016) se obtuvieron resultados promisorios en relación al vínculo entre metacognición y reducción del SMF. Se observó que los participantes menos sesgados utilizaron las mismas estrategias para evaluar tanto argumentos consistentes como inconsistentes con sus propias opiniones e ideologías, mientras que los participantes que mostraron mayor nivel de SMF utilizaron estrategias menos reflexivas y menos deliberativas a la hora de evaluar argumentos inconsistentes con sus propias opiniones. Este estudio mostró que existen diferencias entre la metacognición conceptual y procedimental. Por esto, a fin de reducir el SMF no sólo resulta necesario apuntalar la metacognición conceptual, es decir, el conocimiento sobre los propios sesgos, sino también resulta imprescindible trabajar la metacognición procedimental, es decir, una vez que se reconocen estos sesgos saber qué hacer con ellos.


    2. Estrategias basadas en el intercambio argumentativo dialógico

En la segunda sección de la tabla 1, se pueden observar los estudios empíricos con sus respectivas estrategias basadas en el intercambio argumentativo en contextos dialógicos.

En primer lugar, la propuesta de Felton Crowell y Liu (2015) fue diseñada para reducir los efectos del SMF en la argumentación escrita. El objetivo de esta investigación consistió en examinar si existen diferencias entre el diálogo de búsqueda de persuasión y el diálogo de búsqueda de consenso en la reducción del SMF. Para esto, los participantes de este estudio fueron asignados a dos condiciones diferentes: diálogo de persuasión y diálogo de consenso. Los participantes de la primera condición tenían como objetivo persuadir a los otros participantes para que adoptaran su posición respecto de la pena de muerte, mientras que los participantes de la segunda condición tenían como objetivo llegar a un consenso con sus pares sobre la pena de muerte. Posteriormente, cada participante escribió un ensayo argumentativo sobre ese tema. Los resultados mostraron que el 72% de los participantes de la condición diálogo de búsqueda de consenso incluyó contraargumentos en sus escritos frente a un 54% de los participantes de la condición diálogo de persuasión. A su vez, los participantes de la primera condición desarrollaron argumentos integradores5 en mayor medida que los participantes de la condición diálogo de persuasión (58% frente a 2%). Además, un 8% de los estudiantes en la condición diálogo de persuasión cambió su posición respecto de la pena de muerte, mientras que en la otra condición el porcentaje de cambio de postura ascendió a un 18%. De esta manera, los resultados de este estudio mostraron que los objetivos del discurso previo a la escritura tienen un impacto en el SMF en los ensayos escritos. Si bien los autores reportaron que los participantes de ambos grupos mostraron un leve efecto de polarización, los participantes del grupo de búsqueda de consenso moderaron sus argumentos usando estrategias integradoras. Adoptando un objetivo similar, el estudio llevado a cabo por Christensen- Branum, Strong y D’on Jones (2018) destaca la importancia de la enseñanza de la argumentación balanceada, donde se contemplen las diferentes posturas relativas a un tema en discusión, para mitigar el SMF. Los autores de este estudio proponen reconsiderar la inclusión en clases de debates entre posturas a favor y posturas en contra, así como generar y responder preguntas críticas sobre argumentos, y sostienen que estas prácticas podrían exacerbar el fenómeno del SMF a partir de hacer foco en la persuasión y la competencia en lugar de enfatizar el consenso y la colaboración.

En esta misma línea, Mercier, Boudry, Paglieri y Trouche (2017) presentaron una serie de sugerencias para mejorar las habilidades de razonamiento y disminuir los sesgos cognitivos basadas teóricamente en el enfoque interaccionista de la razón. Estos autores aseguran que los contextos que favorecen la discusión grupal permiten a los estudiantes mejorar tanto sus habilidades como argumentadores así como sus habilidades para razonar de manera individual. Con respecto a la reducción del SMF, estos investigadores afirman que deberían propiciarse contextos de discusión grupales donde se presenten perspectivas alternativas y donde cada participante se sienta libre de expresar sus opiniones y de cambiar su punto de vista si fuera necesario. En una línea similar, se ha observado que ir más allá del énfasis en el razonamiento individual y adoptar entornos dialógicos de intercambio argumentativo debería ser el objetivo central de la educación del pensamiento crítico, puesto que el diálogo crítico grupal constituye una posible clave para mitigar el SMF (Dacey, 2020). Un estudio empírico que parece abonar estas propuestas es la tesis doctoral de J. Morris (2017). En esta investigación, el autor compara los efectos de dos intervenciones para reducir el SMF en la argumentación escrita: la instrucción directa, donde un docente ofrece información sobre las diferentes aristas de un tema y el trabajo colaborativo en grupos, donde los estudiantes realizan un intercambio argumentativo y de información para aprender sobre un tema. Los resultados de este estudio muestran que no existen diferencias significativas en el desempeño de los participantes con respecto a las producciones escritas en estas dos condiciones experimentales. Sin embargo, el SMF es notablemente superior en la condición control, integrada por participantes que no realizaron ningún trabajo previo a la tarea de argumentación escrita. La probabilidad de que un estudiante en cualquiera de las dos condiciones experimentales considere ambos lados de un problema fue alrededor de cuatro veces mayor que la probabilidad de que un estudiante en el grupo control considere ambos lados. Un resultado muy interesante de este estudio muestra que en tareas de argumentación escrita posteriores, es decir, pasados tres meses luego de las dos intervenciones, comienza a advertirse una diferencia significativa en el desempeño de los dos grupos experimentales. Mientras que un 30% de los participantes de la condición trabajo colaborativo en grupo logró integrar



5 Un argumento integrador es un argumento que contempla las dos partes de una discusión. Asimismo, en un argumento integrador además de considerarse contraargumentos, se los responde y refuta.

argumentos de ambos lados en sus escritos, sólo un 10% de los participantes de la condición instrucción directa logró hacerlo. Asimismo, en la condición trabajo colaborativo en grupos, el SMF se ve reducido incluso en tareas argumentativas con considerable distancia conceptual con respecto a la tarea resuelta en un principio. En conclusión, puede advertirse una clara ventaja de los efectos del diálogo colaborativo con pares en la reducción del SMF.

Finalmente, en un estudio orientado a resaltar la importancia del respeto entre grupos en la reducción de sesgos cognitivos, se ha afirmado que el trato respetuoso proveniente de un grupo de opinión opuesto sirve para reducir (o incluso eliminar) la evaluación sesgada de argumentos (Eschert & Simon, 2019). En este estudio, que consistió en evaluar una serie de argumentos sobre la necesidad de controlar el uso de las redes sociales, se introdujo experimentalmente una opinión respetuosa y una opinión irrespetuosa por parte de un supuesto grupo que mantenía la posición opuesta a la que adhería el participante. Así, antes de realizar una tarea de evaluación de argumentos, se informó a un grupo de participantes que personas que pensaban diferente estaban interesadas en conocer su opinión con respecto a la regulación del uso de redes sociales (muestra de respeto), mientras que a otro grupo de participantes se les informó que personas que pensaban diferente no tenían ningún interés en saber su opinión (muestra de poco respeto). Como consecuencia, los participantes que recibieron una muestra de respeto sintieron que su grupo fue reconocido como igual y la evaluación de argumentos resultó mucho menos sesgada. Esto fue radicalmente diferente en el caso de los participantes que recibieron una muestra de poco respeto por parte del supuesto grupo opositor. En ese caso, la evaluación sesgada de argumentos se incrementó considerablemente.


Discusión general

Tanto en el primer conjunto de estrategias vinculadas a mejorar las habilidades de razonamiento en solitario, incentivando la desconexión cognitiva, como en el segundo conjunto de estrategias destinadas a fomentar el intercambio argumentativo en contextos dialógicos existen diversas propuestas que resultaron efectivas a la hora de reducir el SMF. En particular, creemos que la estrategia diseñada por Strachanová y Valuš (2019) de incentivar la simulación mental en un escenario contrafáctico obtuvo uno de los mejores resultados. Asimismo, la propuesta desarrollada por Wolfe, Britt y Butler (2009) de instar a considerar la perspectiva opuesta a partir de un tutorial con instrucciones específicas también obtuvo resultados interesantes. Sin embargo, como señalamos anteriormente, esta estrategia ofrece instrucciones directas sobre cómo resolver la tarea que se va a evaluar. Además, la propuesta de McCrudden y Barnes (2016) para activar mecanismos de metacognición en la toma de decisiones resulta una vía muy interesante para seguir explorando. Con respecto al segundo conjunto de estrategias, la propuesta de Felton, Crowell y Liu (2015) que consiste en incentivar el intercambio argumentativo dialógico de búsqueda de consenso también arrojó resultados muy promisorios. Esto permite mostrar que los dos conjuntos de estrategias logran sacar partido de sus desarrollos teóricos de base. Mientras que las estrategias del primer conjunto apuntan a la desconexión cognitiva incentivando el uso de procesamientos tipo 2, las estrategias del segundo conjunto procuran replicar los contextos dialógicos de intercambio argumentativo a partir de los cuales se habría configurado la razón a lo largo de nuestra historia evolutiva.

Si bien toman como punto de partida bases teóricas diferentes, es posible advertir que las propuestas para reducir el SMF diseñadas desde cada uno de estos dos conjuntos de estrategias están destinadas a activar procesos cognitivos análogos. La diferencia radica en el modo que cada conjunto de estrategias elije para activar estos procesos. Por un lado, las estrategias que pertenecen al primer conjunto apuntan a activar estos procesos cognitivos intentando direccionar el razonamiento en solitario, es decir, procuran incentivar la aplicación de procesos cognitivos esforzados durante la resolución de una tarea de razonamiento que se debe responder de manera individual. Estas estrategias entienden que frente a una tarea de razonamiento, es posible reducir la incidencia del SMF a partir de estimular la desconexión cognitiva activando mecanismos tales como el pensamiento contrafáctico o la toma de una perspectiva opuesta. Este tipo de activación, vinculada a la desconexión cognitiva, favorece una evaluación y

producción de argumentos menos sesgada. Por otro lado, desde el segundo conjunto de estrategias la apuesta se dirige a activar estos procesos cognitivos esforzados a partir del intercambio de razones y puntos de vista en un contexto dialógico de argumentación. En este caso, la misma dinámica del intercambio argumentativo va a llevar a que se consideren las diversas perspectivas de la cuestión bajo discusión. De esta manera, los participantes de este diálogo a partir de encontrar objeciones y contraargumentos y de reconocer la postura opuesta a la propia, deberán realizar un esfuerzo cognitivo a fin de reforzar sus propios argumentos. Así, tanto la producción como la evaluación de argumentos van a resultar menos sesgadas. Resulta necesario remarcar que hablar de esfuerzo cognitivo en el marco de las teorías evolucionistas sobre el razonamiento humano no implica adherir a una modalidad de procesamiento dual. De hecho, Mercier & Sperber (2017) cuestionan la fuerza explicativa de las teorías de los procesos duales al cuestionar la vaguedad de la distinción entre procesos tipo 1 y tipo 2 y señalar que estas formas de procesamiento responden más bien a una diferencia de grado y no tanto a una dicotomía de tipos. En este enfoque teórico, se reconoce la importancia del esfuerzo cognitivo en determinadas circunstancias, aunque estos procesamientos esforzados no se consideren procesos tipo 2. Es importante señalar, además, que para que este tipo de estrategias basadas en el intercambio argumentativo con pares sean efectivas resulta necesario garantizar la presencia de diversos puntos de vista y que se trate de un diálogo colaborativo y respetuoso de búsqueda de consenso. Como puede advertirse, desde ambas estrategias el énfasis consiste en tratar de que se considere una perspectiva opuesta o diferente aunque para esto se empleen diferentes metodologías.

¿Es posible dirimir acerca de qué conjunto de estrategias resulta más efectivo? A fin de abordar esta cuestión, vamos a retomar los resultados obtenidos por J. Morris (2017) en su disertación doctoral. Recordemos que en esta investigación Morris compara los efectos de dos intervenciones para reducir el SMF en la argumentación escrita, a saber, la instrucción directa y el trabajo colaborativo en grupos. Los resultados de este estudio muestran que el SMF es superior en la condición control y en la condición instrucción directa. En la condición de trabajo colaborativo en grupos, el SMF se ve reducido incluso en tareas argumentativas con considerable distancia conceptual con respecto a la tarea resuelta en un principio. Esta diferencia podría explicarse a partir de la posibilidad que otorga la modalidad del trabajo colaborativo en grupos de transferir las habilidades adquiridas durante el intercambio argumentativo a otras tareas de argumentación. Este resultado empírico, aporta elementos para resaltar la potencialidad de las estrategias que estimulan el intercambio argumentativo en contextos dialógicos como forma de reducir el SMF. De esta manera, la posibilidad de internalizar una práctica argumentativa grupal y de aplicarla en otras situaciones argumentativas que se resuelven de manera individual constituyen uno de los puntos más fuertes del segundo conjunto de estrategias. Queda por explorar la pregunta acerca de si estas nuevas habilidades internalizadas permanecen a lo largo del tiempo.

Como fue señalado al principio de esta sección, una hipótesis promisoria para seguir explorando está vinculada con la posibilidad de reducir el SMF a partir de estimular las prácticas metacognitivas. Se ha argumentado que motivar la exploración minuciosa del repertorio disponible de tácticas de razonamiento puede reducir el SMF (Perkins, 2019). En este sentido, la metacognición conceptual y la metacognición procedimental es decir, tener conocimiento sobre la propia cognición y saber cómo controlarla, pueden ser una herramienta de gran ayuda (McCrudden & Barnes, 2016). Así, resulta necesario no sólo saber que las creencias previas pueden sesgar los procesos de producción y evaluación de argumentos, sino también controlar los procesos cognitivos que se emplean al realizar estas actividades argumentativas. Uno de los aspectos centrales que ha sido discutido a lo largo de todo este artículo es cómo determinar en qué situaciones resulta necesario evitar respuestas intuitivas y ofrecer, en cambio, respuestas más elaboradas y en qué situaciones es preferible ofrecer una respuesta rápida. Creemos que la metacognición puede contribuir a dirimir esta cuestión. Frente a un escenario de toma de decisiones, hay dos cuestiones que parecen centrales a fin de ofrecer una respuesta óptima: por un lado, examinar el contexto y advertir las consecuencias implicadas por la respuesta que se ofrezca y, por otro lado, reconocer la batería de recursos cognitivos disponibles para elaborar una respuesta. Estimular las prácticas metacognitivas puede resultar de ayuda para reconocer la importancia de la situación a resolver y, a partir de esto, determinar qué recursos cognitivos se deberían aplicar en la resolución de esa situación. Para el caso del SMF, si el diagnóstico de la situación lo amerita, se podría advertir que es menester tomar distancia de

las propias opiniones para evaluar o producir un argumento, activando de esta manera la desconexión cognitiva. En este sentido, una propuesta que podría trabajarse en el marco de los intentos por reducir el SMF es la impulsada por la investigadora brasileña Selma Leitão quien analiza la interacción de los procesos de debate crítico y de los procesos metacognitivos en las prácticas argumentativas que tienen lugar en los contextos áulicos (Leitão, de Chiaro & Cano, 2016).


Tabla 1 - Estrategias para mitigar sesgos según conjunto de estrategias

Título

Autores y año

Estrategia


ESTRATEGIAS PARA ACTIVAR HABILIDADES DE RAZONAMIENTO EN SOLITARIO

Argumentation Schema and the Myside Bias in Written Argumentation

Wolfe, Britt & Butler (2009)

Tomar una perspectiva opuesta a la propia

The effect of metacognitive self on confirmation bias revealed in relation to community and competence

Brycz, Wyszomirska- Gorá, Yoram & Winiewski (2014)

Metacognición

The effect of perspective-taking on reasoning about strong and weak belief- relevant arguments

McCrudden, Barnes, McTigue, Welch & MacDonald (2017)


Tomar una perspectiva opuesta a la propia

Effect of Short-term Mindfulness Induction on Myside Bias and Miserly Processing: A preliminary Study

Jurkovic (2016)

Inducción de atención plena (mindfulness)

Differences in student reasoning about belief-relevant arguments: A mixed methods study

McCrudden & Barnes (2016)

Metacognición

Why should we try to think like scientists?

Cavojová, Šrol &

Jurkovic (2019)

Estimular el pensamiento científico

Does putting on your thinking cap reduce myside bias in evaluation of scientific evidence?

Drummond & Fischhoff (2019)

Estimular el pensamiento científico

Learning to reason: The influence of instruction, prompts and scaffolding, metacognitive knowledge, and general intelligence on informal reasoning about everyday social and political issues


Perkis (2019)


Metacognición

Mental Simulation as a Remedy for Biased Reasoning

Strachanová & Valus (2019)

Simulación mental contrafáctica

‘Consider the Opposite’ – Effects of elaborative feedback and correct answer feedback on reducing confirmation bias – A pre-registered study

van Brussel, Timmermans, Verkoeijen & Paas (2020)


Considerar una perspectiva opuesta a la propia


ESTRATEGIAS DE INTERCAMBIO ARGUMENTATIVO DIALÓGICO

Arguing to Agree: Mitigating My-Side Bias Through Consensus-Seeking Dialogue

Felton, Crowell & Liu (2015)

Diálogo de búsqueda de consenso

Natural-Born Arguers: Teaching How to Make the Best of Our Reasoning Abilities

Mercier, Boudry, Paglieri & Trouche (2017)

Diálogo colaborativo


Effect of collaborative learning and direct instruction on myside bias


Morris (2017)

Comparación entre instrucción directa y diálogo argumentativo


Mitigating myside bias in argumentation

Christensen-Branum, Strong & D’On Jones (2018)

Diálogo de búsqueda de consenso

Respect and political disagreement: Can intergroup respect reduce the biased evaluation of outgroup arguments?

Eschert & Simon (209)

Respeto entre grupos

Come Now, Let Us Reason Together: Cognitive Bias, Individualism, and Interactionism in Critical Thinking Education


Dacey (2020)

Diálogo crítico colaborativo

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